
Nadie sabe
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Nota del editor: Este es el decimoséptimo capítulo en la serie «Las duras declaraciones de Jesús», publicada por Tabletalk Magazine.
«¡Beelzebú! ¡Este no expulsa los demonios sino por Beelzebú!» Con tal malicia respondieron los fariseos después de que Jesús sanó a un endemoniado. Jesús señaló que su acusación era absurda e ilógica, y luego los acusó de haber cometido el pecado imperdonable (Mt 12:22-32). Dijo que los ninivitas (que se arrepintieron con la predicación de Jonás) y la Reina del Sur (que vino para escuchar la sabiduría de Salomón) se levantarían en el juicio contra «esta generación» (vv. 41-42). Uno mayor que Jonás y Salomón estaba en medio de ellos, y sin embargo, lo rechazaron.
Jesús entonces habló de un espíritu inmundo saliendo de una persona, deambulando, y finalmente volviendo a entrar en esa persona junto con otros siete espíritus más malvados que él (vv. 43-45):
Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, pasa por lugares áridos buscando descanso y no lo halla. Entonces dice: “Volveré a mi casa de donde salí”; y cuando llega, la encuentra desocupada, barrida y arreglada. Va entonces, y toma consigo otros siete espíritus más depravados que él, y entrando, moran allí; y el estado final de aquel hombre resulta peor que el primero. Así será también con esta generación perversa.
El contexto del pasaje es como una serie de círculos concéntricos cada vez más amplios. El contexto más específico se centra en la hostilidad de los fariseos hacia Jesús y la condenación de Jesús hacia ellos. El contexto más amplio se remonta al ministerio de Juan el Bautista. Ante la predicación de Juan, muchas personas (al menos externamente) cambiaron a un mejor estilo de vida (3:5-6). El ministerio de Jesús también atrajo un gran interés inicialmente. En un determinado momento, la gente estaba dispuesta a hacer lo que fuera necesario para convertirlo en su rey (Jn 6:15). Pero al día siguiente, muchos de Sus «discípulos» se dieron la vuelta y ya no andaban con Él (6:59-66).
Una persona que ha sido purgada por la auto-negación se vuelve vulnerable a la reinfestación por males aun más graves.
De modo que, podemos decir que un espíritu inmundo y demoníaco sale de una persona cuando esta decide hacer un cambio para bien. Ha iniciado una nueva etapa por su propio esfuerzo y las cosas parecen estar mejor. Pero en realidad, se ha creado un vacío espiritual. Como dice la Reformation Study Bible: «A menos que el Espíritu de Dios venga a habitar en ella (Rom 8:9), una persona que ha sido purgada por la auto-negación se vuelve vulnerable a la reinfestación por males aun más graves tales como el orgullo, la hipocresía y el desprecio por los demás». En consecuencia, el estado final de esta persona resultará mucho peor que el primero.
Jesús concluye: «Así será también con esta generación perversa». Jesús describió a esa generación (tipificada por los fariseos) como caprichosa, perversa y adúltera debido a que fallaron en recibirlo por quien Él es: el Salvador enviado del cielo. Lo mismo ocurrirá con cada generación (y cada individuo) que no lo reconozca y acepte.