Yo y el Padre somos uno
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2 mayo, 2019Las llaves del reino
Nota del editor: Este es el séptimo capítulo en la serie «Las duras declaraciones de Jesús», publicada por Tabletalk Magazine.
Para muchos cristianos, el mencionar “las llaves del reino” les hace recordar la extravagante afirmación de la Iglesia Católica Romana con respecto al papado. Con justa razón, los protestantes se distancian de tal afirmación. En Mateo 16:19, Jesús se dirige a Pedro, pero no le habla solamente a Pedro:
Yo te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra, será atado en los cielos; y lo que desates en la tierra, será desatado en los cielos.
Después de preguntarle a Sus discípulos en Cesarea de Filipo: “¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?” (v. 13), Jesús entonces les pregunta: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?” (v.15). La palabra griega traducida como vosotros (ὑμεῖς) está en plural, por lo tanto, cuando Pedro responde (v.16), el contexto implica que él está respondiendo por todos los discípulos. Las palabras de Jesús en los vv.18-19 por lo tanto representan la creencia de todos los discípulos. Más aún, Pedro es elogiado en vista de la confesión que hace en cuanto a Jesús (v.16). De modo que cuando Jesús promete construir Su iglesia sobre esta “roca”, Él tiene en mente a los doce discípulos haciendo esta confesión de Jesús como el Mesías. Estamos a mundos de distancia del pontífice romano. Los doce discípulos son testigos presenciales de Jesús y confiesan que Él es el muy anticipado Mesías. Esta revelación del nuevo pacto constituirá, junto con la revelación del antiguo pacto, el fundamento de la iglesia. Es en este sentido, que los apóstoles, a través de quienes Jesús proclamará esta revelación del nuevo pacto, formarán el fundamento de la iglesia (ver Jn 14:26-27; Ef 2:20).
Y ¿qué de las “llaves”? En Mateo 16:19 el “atar” y “desatar” de las “llaves” tiene como su trasfondo la autoridad administrativa del mayordomo de la casa. Los apóstoles, por medio de la enseñanza que Jesús les encargó, ordenarán y administrarán los asuntos de la iglesia. En el v.19, el “atar” y “desatar» se refiere a la disciplina de la iglesia. Debemos considerar las medidas disciplinarias de la iglesia como decisiones divinas. Sin embargo, solo cuando la disciplina de la iglesia se conforma a la voluntad de Cristo revelada en las Escrituras es que Jesús se adueña de esa disciplina. Es por la enseñanza y el orden que Jesús nos ha dado en Su Palabra que Él preside sobre Su amada iglesia. ¡Y eso sí que es una buena noticia!