Consolad a mi pueblo
5 septiembre, 2018La Gran Comisión en el Antiguo Testamento
10 septiembre, 2018Todas las naciones y la plantación de iglesias
Nota del editor: Este es el primer capítulo en la serie «La Gran Comisión», publicada por la Tabletalk Magazine.
La Gran Comisión. Las palabras «gran» y «comisión» no están en el texto, pero el calificativo aplica. Esta «orden autoritativa, encargo o directriz» es «inusualmente grande, extrema y notable» (frases prestadas de las definiciones de libros de texto de ambas palabras). Pero ¿por qué?
La magnitud de la tarea es expresada por tres pequeñas palabras: todas las naciones. Esta frase se traduce del griego panta ta ethnē, y a menudo es un tema de gran discusión. Cuando muchas personas escuchan ethnē, o «naciones», piensan en países. Pero cuando Jesús dijo esas palabras, no habían países como los tenemos hoy. El estado nación es una invención de la era moderna. En los días de Jesús, habían grupos de personas, y habían imperios. Entonces, Jesús estaba hablando de pueblos, de todos los pueblos.
La Gran Comisión no se puede cumplir sin la plantación de iglesias.
Cuando Jesús dijo «a todas las naciones», no quiso decir exactamente lo que los misiólogos como yo quieren leer en el texto, como si estuviera hablando de los once mil grupos de personas etnolingüísticas en el mundo de hoy. Sin embargo, tenía la intención de identificar más que simplemente a los no judíos o gentiles. Él le habló a un pueblo judío que sabía que Dios creó las naciones en Babel (Gn. 11:9), llamó a las naciones «a Jerusalén» (Is. 2), expuso las lenguas de las naciones en Pentecostés (Hch. 2) y será adorado por hombres y mujeres de toda lengua, tribu y nación para siempre (Ap. 7).
En otras palabras, cuando Jesús habló de ir a las naciones, los oyentes de Su época entendieron la inmensidad de esta extraordinaria tarea. La idea de «las naciones» no era nueva para ellos, aunque Jesús estaba cambiando la forma en que el pueblo de Dios llegaba a ellos.
Al hablar de las naciones, Jesús revirtió la dirección de la misión. Ya no era que las naciones vinieran a Jerusalén (Is. 2), sino que los discípulos debían salir de Jerusalén hacia las naciones (Hch. 1:8).
Al escuchar esas palabras, los discípulos obedecieron al mandato de Jesús. Lo que hicieron revela lo que entendieron que Jesús quiso decir cuando les dijo que fueran a todas las naciones. Fueron a todas las naciones y plantaron iglesias. Y nosotros también deberíamos hacerlo.
La Gran Comisión sin un enfoque en las naciones carece de su contexto bíblico, de los hechos de los discípulos y del lugar que ocupa en la misión de Dios. La Gran Comisión sin un enfoque en plantación no ha entendido lo que hicieron los discípulos al escuchar de la Gran Comisión.
Cuando Jesús dijo: «todas las naciones», Él redirigió la misión y envió a Su pueblo a las naciones. Dependiendo de quién los cuenta y cómo los cuentan, hay más de seis mil grupos de personas no alcanzadas. Poco menos de tres mil de ellos todavía no han sido contactados siquiera, lo que significa que hay poco o ningún creyente en el área.
Las naciones son de gran importancia en la Gran Comisión, y Dios nos está llamando a plantar iglesias entre esas (y otras) naciones. Se necesitan nuevas plantaciones de iglesias.
Tu nación, de donde sea que estés leyendo esto, está entre las naciones. De donde sea que estés leyendo esto, este pasaje aplica. La plantación de iglesias debe llevarse a cabo en tu nación, tal como debería ocurrir en todas las naciones. A veces esto ocurre debido a que “las naciones” viven en nuestra nación. Solo en los Estados Unidos, hay más de quinientos grupos de personas no alcanzadas.
En una investigación publicada del año pasado por el Gordon-Conwell Theological Seminary, el misiólogo Todd M. Johnson y su equipo descubrieron que casi el veinte por ciento de las personas que no son cristianas en América del Norte no conocen personalmente a un cristiano. Más del setenta y cinco por ciento de los sijs, hindúes y jainistas que viven en los Estados Unidos no conocen a un cristiano. Lo mismo es cierto para más del sesenta y cinco por ciento de los budistas, sintoístas, taoístas, zoroastrianos y practicantes de la religión popular china. Incluso el cuarenta y dos por ciento de los musulmanes reconocen que no tienen contacto cercano con algún cristiano. Se necesitan nuevas plantaciones de iglesias.
Pero, incluso las personas en la cultura mayoritaria necesitan nuevas iglesias. La iglesia es central para la misión de Dios de proclamar la historia de Jesús a cada hombre, mujer y niño. Al mirar en el Nuevo Testamento, vemos que la plantación de iglesias intencional, bajo la guía del Espíritu Santo, fue un método clave usado por las iglesias primitivas para obedecer el mandato de Jesús. Eso debería ser cierto hoy. Y eso incluye plantar iglesias en centros urbanos, suburbios en crecimiento, comunidades rurales y más. Se necesitan nuevas plantaciones de iglesias.
La Gran Comisión no se puede cumplir sin la plantación de iglesias. Jesús nos dijo que debemos discipular, bautizar y enseñar. Esas tres cosas se hacen en el contexto de una iglesia local. Si tu quieres que las personas se conviertan en discípulos, se bauticen y se les enseñe la Palabra de Dios, ya sea en una gran ciudad estadounidense o en una aldea rural de Asia, la plantación de iglesias debe ser uno de los medios.
Alguien plantó la iglesia a la que asistes. Alguien plantó la iglesia desde la cual alguien vino a contarte del evangelio. Alguien plantó la iglesia donde fuiste un nuevo discípulo, fuiste bautizado y donde te enseñaron por primera vez.
No permitas que tu iglesia sea un callejón sin salida en la carretera de la Gran Comisión. Las naciones, y los perdidos en tu nación, necesitan más. Se necesitan nuevas plantaciones de iglesias.