Aceptar Su deidad

En Juan 17, Jesús hizo esta oración como nuestro Sumo Sacerdote: «Y ahora, glorifícame tú, Padre, junto a ti, con la gloria que tenía contigo antes que el mundo existiera» (v. 5). Aquí Jesús alude a una posición que tenía antes de la Creación. Es una afirmación tácita de Su participación en la gloria eterna de Dios. 

En el siglo IV, la Iglesia enfrentó una grave crisis con respecto a la deidad de Cristo. Los herejes arrianos negaron la deidad de Cristo, alegando que Jesús era una criatura adoptada que tenía una relación especial con Dios. En su controversia con los cristianos ortodoxos, utilizaron canciones vulgares y despectivas como método de propaganda.

En respuesta a los ataques arrianos, los cristianos ortodoxos compusieron sus propias canciones, entre las que está «Gloria Patri» («Gloria al Padre»). Nota las palabras de esta canción conocida:

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén, amén. 
En sus inicios, Gloria Patri funcionó como una especie de canción de lucha, un grito de guerra para el cristianismo ortodoxo. Esa función original se ha perdido con el paso del tiempo, por lo que ahora se utiliza como respuesta litúrgica. Ya no percibimos la importancia extraordinaria de atribuir la gloria a Cristo.

Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios

Intenta utilizar el Gloria Patri en esta lectura como una canción de guerra espiritual. Cítalo o cántalo en voz alta.

Para estudiar más a fondo

Publicado originalmente en el Blog de Ligonier Ministries.