Contemplar Su gloria

En el libro de Santiago hay una oración cuya construcción inusual une la palabra gloria con el nombre de Jesús: «Hermanos míos, no tengáis vuestra fe en nuestro glorioso Señor Jesucristo con una actitud de favoritismo» (Stg 2:1). Hay otras interpretaciones de las palabras que se traducen como «nuestro glorioso Señor» en este versículo. Algunas traducciones dicen: «Señor de gloria». Otra posible traducción es: «Jesucristo, que es la gloria».

B. B. Warfield, en su libro El Señor de la gloria, dice que Jesús es la gloria de Dios, la shekinah. Según el Antiguo Testamento, la shekinah era la manifestación visible del Dios invisible. La shekinah era una nube radiante o luz brillante dentro de una nube que señalaba la presencia inmediata de Dios. Decir que Jesús es la shekinah es equipararlo con la presencia de Dios. En Jesús vemos la plena manifestación de la majestad de Dios.

El hecho de que los escritores del Nuevo Testamento atribuyeran la gloria a Jesús era una clara indicación de que confesaban Su plena deidad. La gloria, en el sentido en el que se utiliza con referencia a Jesús, es un atributo divino. Es esa gloria de Dios que Él se niega a compartir con cualquier hombre.

Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios

Haz esta oración: «Dios amado, revélame la profundidad y las riquezas de la naturaleza de Tu Hijo Jesús».

Para estudiar más a fondo

Publicado originalmente en el Blog de Ligonier Ministries.