¿Está tu corazón abierto a las necesidades de los demás? ¿Responde a las cosas espirituales? Pídele a Dios que mantenga tu corazón tierno y dócil a Su voluntad y Sus propósitos divinos.

Haz esta oración junto con el salmista David: «Escudríñame, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis inquietudes. Y ve si hay en mí camino malo, y guíame en el camino eterno» (Sal 139:23-24).

Piensa en las características y cualidades de una amistad íntima, luego aplícalas a tu relación espiritual con el Padre celestial. ¿Realmente eres amigo de Dios?

Examina tu condición espiritual a la luz de los cinco puntos de tensión entre Dios y el hombre que plantea Edwards.

¿Cuál es tu respuesta a las preguntas que surgen en esta lectura? ¿Cómo puede la presencia del mal y el sufrimiento ser parte de «la voluntad de Dios»? ¿Es Él la causa inmediata del mal? ¿Hace Él lo malo?

Lee Génesis 1 y observa cómo Dios ejerció reiteradamente Su voluntad soberana y eficaz en la creación.

Durante los próximos días lee el Salmo 119, donde se alaba la voluntad preceptiva de Dios tal y como se revela en Su Palabra escrita.

¿Cómo ha sido afectado tu andar cristiano en el pasado por una perspectiva falsa de la voluntad permisiva de Dios? ¿Tienes actualmente una perspectiva diferente de Su voluntad permisiva? ¿Cómo afectará tu caminar en el futuro?

¿Puedes recordar alguna maldad en tu vida que Dios haya tornado en bien? Dale gracias por eso.