Construir el Reino de Dios

Nuestra disposición para realizar nuestra tarea se vuelve fundamental cuando nos damos cuenta de que el mundo también tiene una misión: capturar y asimilar a la Iglesia. Si la Iglesia se convierte en un eco del mundo, se cumple la misión del mundo.

Nuestra tarea es construir la ciudad de Dios. Es sumamente costoso y extraordinariamente peligroso. Aquel que trabaje para construir el Reino de Dios debe estar en guardia contra las flechas que se dirijan a su rostro, pero quizás aún más en guardia contra las flechas que se dirijan a su espalda.

La obra de Nehemías provocó reacciones hostiles de algunos de los paganos. Pero la verdadera amenaza se basaba en los temores del pueblo de Dios. Cuando un líder como Nehemías, Pablo o Jesús mismo provoca una reacción hostil de los enemigos, la gente tiende a volverse contra ellos mientras estos soportan las consecuencias de tales ataques. Recuerda, fueron las personas que temían la ira de Roma quienes volvieron su ira contra Jesús.

No obstante, los verdaderos líderes de la fe cristiana aman tanto a los creyentes como a los paganos y se arriesgan a recibir la hostilidad de ambos para construir el Reino de Dios.

Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios

¿Amas tanto a los creyentes como a los incrédulos? ¿Estás dispuesto a arriesgarte a recibir la hostilidad de ambos para construir el Reino de Dios?

Para estudiar más a fondo

Publicado originalmente en el Blog de Ligonier Ministries.