Llegar a ser una nueva creación
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La distinción moderna entre el «cristiano carnal» y el «cristiano lleno del Espíritu» es peligrosa. Si un cristiano carnal es descrito como alguien cuya naturaleza caída no ha sido cambiada por la gracia, esto es una contradicción de términos. Si una persona es carnal en el sentido de que el Espíritu Santo mora en él sin influir de ninguna manera en su naturaleza constituyente, entonces él simplemente no es un cristiano. Ver la regeneración como algo que no produce ningún cambio en la persona es una grave distorsión de este concepto. Implica que el Espíritu Santo mora en la persona pero no hace nada para efectuar un cambio en ella.
Si un cristiano lleno del Espíritu se define como alguien en quien la carne está ausente por completo, entonces los únicos cristianos llenos del Espíritu son aquellos que ya están en el cielo. Todo cristiano en este mundo es carnal en cierta medida, ya que el remanente de la carne sigue provocando una guerra en su interior. En este sentido, el apóstol Pablo fue un cristiano carnal después de su conversión. Todo cristiano también es espiritual, ya que el Espíritu Santo mora en él y obra en él y a través de él.
La perspectiva bíblica involucra la morada de una persona divina dentro de una persona humana que ha sido verdaderamente regenerada por el poder de la persona divina. La persona humana ha cambiado. Su vieja naturaleza está desapareciendo, y al cooperar con la gracia del Espíritu Santo, el nuevo hombre está creciendo en semejanza a Cristo.
Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
Da gracias a Dios por el ministerio del Espíritu Santo que obra en ti y a través de ti.
Para estudiar más a fondo
Romanos 8:1-4