Enfrentar las tinieblas
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Somos mortales frágiles, proclives a miedos de todo tipo. Tenemos una inseguridad incorporada que ninguna cantidad de silbidos en la oscuridad puede apaciguar. Buscamos seguridad con respecto a las cosas que más nos atemorizan.
El mandamiento «No temas» fue la prohibición que más repitió nuestro Señor. Dijo esto con tanta frecuencia a Sus discípulos y a otras personas que casi llegó a sonar como un saludo. Mientras que la mayoría de la gente saluda a los demás diciendo «Hola», las primeras palabras de Jesús a menudo fueron «No temas».
¿Por qué? Quizás la predilección de Jesús por esas palabras surgió de Su aguda percepción del miedo que se apodera de todos los que se acercan al Dios viviente. Tememos Su poder, tememos Su ira, y sobre todo tememos Su rechazo final.
La seguridad que más necesitamos es la seguridad de la salvación. Aunque somos reacios a pensar mucho en ello o a contemplarlo profundamente, sabemos —aunque solo sea intuitivamente— que la peor catástrofe que podría sobrevenirnos es la de ser visitados por la ira punitiva y final de Dios. Nuestra inseguridad se ve agravada por la certeza de que merecemos esa ira.
Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
Escucha la Palabra de Dios para ti hoy: ¡No temas!
Para estudiar más a fondo
Isaias 41:10
Lucas 12:32
Hebreos 13:6