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Bajo la ciudad de Roma yace un vasto sistema de catacumbas. En este episodio de 5 Minutos en la Historia de la Iglesia, Stephen Nichols nos habla de estas catacumbas y nos explica cómo dan testimonio de las vidas y creencias de los primeros cristianos.
Transcripción
Bienvenidos a 5 Minutos en la Historia de la Iglesia, un podcast de los Ministerios Ligonier con Steve Nichols. Aquí viajamos en el tiempo para observar eventos, personajes y lugares que han dado forma a la historia del cristianismo.
En este episodio vamos a hablar de las catacumbas. Las catacumbas son cementerios subterráneos. Se cree que estaban solamente en Roma, pero hay otros lugares como París, donde vemos un importante sistema de túneles de catacumbas. A los romanos, no les gustaba la muerte. Querían mantenerla al margen, por así decirlo, incluso fuera de la vista, así que enterraban a sus muertos en esas catacumbas subterráneas.
Las catacumbas desempeñaron un papel interesante en la historia del cristianismo. En los primeros siglos cuando el cristianismo estaba en conflicto con el imperio y los cristianos eran marginados, excluidos y perseguidos, ellos descubrieron que podían adorar libremente en las catacumbas. Por eso los cristianos de los primeros siglos se reunían en las catacumbas para adorar. Los romanos no bajaban allí, sino que enviaban esclavos para enterrar los cuerpos e incluso para que excavaran dentro de las catacumbas. Entonces, los cristianos tenían allí cierta libertad de culto. Y todo esto lo sabemos por la evidencia que encontramos allí en el arte primitivo, las pinturas y otras representaciones que allí permanecen, incluyendo asientos construidos en las paredes de las catacumbas para ser usados durante los servicios.
Otro testimonio de esto es un maravilloso himno escrito originalmente en griego, Phos Hílaron, que heredamos de los primeros cristianos, y que ha sido traducido como «Oh luz alegre».
La letra del himno nos dice: «Oh luz alegre, / Oh gracia del rostro de Dios Padre, / Que viste de eterno resplandor; / Celestial, santo, bendito, / Nuestro salvador Jesucristo, / Gozoso en Su aparición».
Este himno cristiano primitivo dice también que «el día llega a su fin y vemos la luz del atardecer». Y entonan su himno a Cristo. ¿Puedes imaginarlo? Los cristianos reunidos allí tenían una luz en las catacumbas y se reunían alrededor de esa luz para adorar juntos y cantar sus himnos de alabanza.
Bueno, cuando el cristianismo fue legalizado y se extendía por el imperio, estas catacumbas se convirtieron no solo en un lugar de encuentro para los cristianos, sino también en el lugar donde enterraban a sus muertos. Y lo fascinante que podemos aprender de estas catacumbas antiguas viene de los epitafios dejados en algunas de ellas. Tenemos testimonio de estos epitafios de las catacumbas en Roma y uno de ellos dice simplemente: «Aquí yace Quintiliano, un hombre de Dios, un firme creyente en la Trinidad, que amó la castidad y rechazó las seducciones del mundo». Qué maravilloso testimonio de este hombre llamado Quintiliano.
Tenemos otro ejemplo de una persona llamada Domitila. Solo dice: «La que creyó en Jesucristo, en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo». Me parece fascinante que muchos de estos epitafios primitivos de las catacumbas hagan referencia explícita a la creencia de los cristianos en la Trinidad; demuestra cuán importante fue esta doctrina para la Iglesia primitiva.
Otro de estos epitafios simplemente dice: «Aquí descanso, libre de toda ansiedad, lo que esperaba ha sucedido, cuando la venida de Cristo ocurra, resucitaré en paz». Un testimonio de descansar en Cristo, ¿no es así?
Uno de estos epitafios habla directamente de la persona. Su nombre era Aproniana y solo tenía cinco años y cinco meses cuando murió. Su epitafio dice: «Aproniana has creído en Dios, vivirás en Cristo». Qué testimonio, qué esperanza de lo que significa nuestra salvación y la vida eterna que tenemos en Cristo.
Otro de estos epitafios dice: «Ahora que he recibido la gracia divina, seré acogido en paz». Este texto en particular está precedido por el símbolo de los primeros cristianos, el pez. Un último epitafio solo dice: «Esta persona fue un siervo del Señor Jesucristo».
Así que tenemos estos epitafios y estos testimonios de estos primeros cristianos en las catacumbas.
Soy Steve Nichols. Gracias por acompañarnos en 5 Minutos en la Historia de la Iglesia.