El tabernáculo
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Décima parte de la serie de enseñanza del Dr. R.C. Sproul «Del polvo a la gloria I: Ley e historia».
La gente que intenta leer toda la Biblia a menudo se detiene o se da por vencida cuando se encuentra con los libros de Levítico, Números y Deuteronomio, porque el contenido de estos libros parece ajeno a nosotros e irrelevante. Sin embargo, estos libros contienen una riqueza de información para nuestra comprensión de la obra de Cristo. De hecho, cada ceremonia que Dios estableció para los israelitas prefigura una parte de la obra de Cristo. En esta clase, el Dr. Sproul discute los principales temas y propósitos de los libros de Levítico, Números y Deuteronomio.
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Transcripción
He mencionado que he conocido a varias personas que prometieron leer la Biblia completa desde Génesis hasta Apocalipsis y que comenzaron con una gran resolución y leyeron el libro de Génesis, luego pasaron por el libro de Éxodo, pero una vez que llegaron al libro de Levítico, empezaron a perder algo de su celo por leer toda la Biblia, y muchos desertaron a la mitad del libro de Levítico. Algunos soportan Levítico y llegan al libro de Números, pero luego cogen su mochila y se van a casa. Son pocos los que leen todo el Pentateuco: Génesis, Éxodo, Levítico, Números y Deuteronomio. Y la razón de esto es simple, se debe a que en Génesis y Éxodo tenemos material histórico con el cual estamos, al menos, algo familiarizados y hay mucha acción e interés en la información que se encuentra allí; pero tan pronto como llegamos a Levítico, encontramos información y material en la Biblia que, en muchos aspectos, es completamente ajeno a nosotros porque el libro de Levítico contiene discusiones largas y detalladas de reglas específicas y regulaciones para el comportamiento del pueblo que celebra la religión en Israel.
Hay descripciones detalladas de cómo una persona puede discernir la diferencia entre una erupción cutánea normal inofensiva versus el reconocimiento de la lepra; y la gente queda estancada con esto porque es algo extraño. Es por eso que a menudo recomiendo a los que están en su viaje inaugural por las Escrituras, a que primero lean un resumen breve de los libros históricos y luego regresen y llenen los vacíos con estas piezas de literatura más difíciles. Y eso es lo que estamos tratando de hacer en este panorama introductorio del Antiguo Testamento, a fin de proporcionar una visión general de un marco, o la estructura de toda las Escrituras; Y luego, esperamos que regreses y leas los capítulos individuales y los versículos de cada libro de la Biblia. Y tengo que decir esto: por más que podamos luchar al inicio con libros como Levítico, Números y Deuteronomio, esos tres libros del Pentateuco son un virtual depósito de riqueza de información detallada que tiene un significado profundo para nuestra comprensión del Nuevo Testamento, y a menudo nos perderemos la primera vez ya que no tenemos esa estructura básica en la cual colocar los detalles de esos libros.
Pero el libro de Levítico se llama Levítico, en la historia de la iglesia, porque da todas las reglas y regulaciones para las actividades de la tribu de Leví. Era de la tribu de Leví de donde se estableció el sacerdocio en el Antiguo Testamento. Aarón y sus descendientes fueron llamados a servir en lo que llamamos el culto de Israel. Ahora, casi me aterra el usar esa palabra en las clases de esta serie, porque tan pronto como escuchamos esa palabra «cultus», evoca en nuestras mentes la idea de algo terrible, es decir, un culto. Vinculamos los cultos con estas sectas marginales radicales y extremas que están involucradas en cosas como las de Jonestown y otras, pero este es realmente un término técnico que describe la vida y la actividad de cualquier comunidad religiosa, e Israel tiene un culto elaborado establecido ya que es una comunidad religiosa y no tiene la connotación negativa que la palabra ‘culto’ tiene.
Pero el libro de Levítico está muy interesado en los principios levíticos y en lo que llamamos la «ley ritual». Y debido a que los rituales del Antiguo Testamento son tan extraños e inusuales, a veces nos aburrimos o nos intimidamos con el material que se encuentra en el libro de Levítico. Pero si nos detenemos por un momento y recordamos que cada ritual, es decir todo rito que Dios instituyó entre su pueblo en el Antiguo Testamento, tuvo un significado que apunta más allá de sí mismo, hacia el cumplimiento de la redención que se produce en la persona y obra de Cristo. Entonces, al observar cuidadosa y meticulosamente algunos de estos rituales detallados del Antiguo Testamento, hay un sentido en el que simplemente abre nuestro entendimiento de la profundidad y las riquezas de lo que encontramos en el Nuevo Testamento.
El libro de Números se llama así porque básicamente se refiere a la numeración de las tribus, su ubicación y al reparto de los diversos lugares que ocuparían en la tierra prometida. Y el libro de Deuteronomio, el prefijo «deutero» significa «segundo», y la palabra griega «nomos» significa «ley», por lo que el libro de Deuteronomio simplemente se refiere al segundo libro de la Ley, que en cierto sentido es una recapitulación de toda la ley que encontramos, particularmente en Éxodo, y más tarde en los otros libros del Pentateuco. Pero lo que vamos a hacer hoy es ver principalmente el significado del libro de Levítico para el sacerdocio del Antiguo Testamento. Si hay un tema general que encontramos en Levítico, es el tema de la santidad. Es el tema de la santidad de Dios tal como se manifiesta en los rituales y en los patrones de comportamiento de las personas que Él ha llamado a sí mismo y les dice: «Sed santos, porque Yo soy santo».
Así que todos estos ritos y leyes que gobiernan la vida cúltica de Israel están abocados a mantener la santidad de la nación y esto empieza, en realidad, temprano en Éxodo con la institución y ordenación del sacerdocio porque, en primera instancia, el propósito fundamental del sacerdote en el Antiguo Testamento era ser el ministro de Dios de lo santo. Ahora, uno de mis pasajes favoritos que lo ilustra en el Antiguo Testamento se encuentra en el capítulo 10 del libro de Levítico. Es uno de esos incidentes dramáticos que se registran allí, pero que arroja una luz enorme sobre el significado y el papel del sacerdocio levítico. Cuenta de la historia de Nadab y Abiú, los hijos de Aarón. El capítulo 10 de Levítico empieza así: «Nadab y Abiú,» en hebreo algunos lo llamam «Abijú», yo lo voy a llamar Abiú. «Nadab y Abiú, hijos de Aarón, tomaron sus respectivos incensarios, y después de poner fuego en ellos y echar incienso sobre él, ofrecieron delante del Señor fuego extraño, que Él no les había ordenado. Y de la presencia del Señor salió fuego que los consumió, y murieron delante del Señor».
Ahora, estos dos versículos nos dan una pequeña y breve descripción de lo que sucede. Es decir, esto es muy característico del Antiguo Testamento, el sobrepasar ligeramente eventos importantes y profundos y casi hacerlos parecer como posdata de la historia del Antiguo Testamento, pero, ciertamente para Aarón, este fue un momento dramático en su vida ya que sus dos hijos, quienes seguían sus pasos, quienes habían sido ordenados y consagrados al sacerdocio, se presentaron ante el altar y ofrecieron lo que la Biblia llama «fuego extraño». Es decir, estos sacerdotes jóvenes estaban experimentando con ciertas innovaciones en el proceso de adoración que no habían sido consagradas o prescritas por Dios. A simple vista parece algo simplemente inofensivo, pero la respuesta de Dios a su innovación y al cambio del modo de adoración divinamente estipulado, fue su muerte instantánea.
Ahora vamos a leer lo que sucede como resultado: «Entonces Moisés dijo a Aarón: ‘Esto es lo que el Señor habló, diciendo: Como santo seré tratado por los que se acercan a mí, y en presencia de todo el pueblo seré honrado.’ Y Aarón guardó silencio». Permítanme aquí la libertad y licencia por un momento, para leer entre líneas. Cuando Aarón descubre que sus hijos han sido matados instantáneamente por el Dios que los consagró para servir, el Dios a quien Aarón está dedicando su vida; no solo debió haber quedado profundamente afligido por la muerte de sus hijos, sino que debió haber quedado totalmente desconcertado y molesto de que Dios hiciera esto. Y muchos de nosotros hoy en día, cuando leemos historias como esta en el Antiguo Testamento, nos ofenden. «¿Qué clase de Dios ejecutaría arbitrariamente sacerdotes por lo que parece ser una cosa tan pequeña e insignificante?».
Y puedo oír a Aarón corriendo hacia la tienda de Moisés porque, después de todo, Aarón, a pesar de que está consagrado como sumo sacerdote y como sacerdote principal de Israel, todavía no es el líder de Israel. El líder de Israel en ese momento de la historia sigue siendo Moisés. Él es el mediador del antiguo pacto y la autoridad de liderazgo ha sido investida en Él. Entonces Aarón va directo a Moisés y asumo que lo que hace es decir: «¿Qué está haciendo Dios aquí? Moisés, tienes que hablar con Dios. Protesta esta manifestación injusta de Su ira». Y Moisés, aparentemente, trata de calmar a Aarón. Moisés no tiene que ir a la montaña y preguntar a Dios del por qué ocurriría tal cosa. Él le dice a Aarón: «Aarón, Aarón: esto es lo que el Señor dice. ¿No te acuerdas? Cuando estableció el sacerdocio y les dio a los sacerdotes su verdadero propósito de ser, dijo: «Por aquellos que se acercan a mí, debo ser tratado santo y ante toda la gente, debo ser glorificado».
Ahora, en esta respuesta sucinta que Moisés le da a Aarón, creo que encontramos el motivo principal de todo el libro de Levítico, y de hecho la cristalización cardinal de la esencia de la adoración para todo el pueblo de Dios de todos los tiempos. Desde la primera ofrenda que fue dada por Abel en los primeros días del Génesis, hasta la adoración que se ofrece en el cielo por los ángeles, tal como está registrado en el libro de Apocalipsis, Dios, en el centro de la adoración, debe ser considerado santo, y el punto central de toda adoración y de toda vida religiosa es la gloria de Dios. Es por eso que vimos con el Tabernáculo que solo el sacerdote podía entrar en el lugar santo, y los levitas estaban situados alrededor del Tabernáculo para asegurar que toda la actividad que rodeaba la adoración del pueblo de Dios manifestara su Santidad y declarara Su gloria.
Entonces, creo que esa es la clave para entender el libro de Levítico y todo el sacerdocio del Antiguo Testamento. A lo que estos rituales, que regían las leyes que se exponen en Levítico, se refieren, es a la eliminación de la impureza o la eliminación de lo profano de aquello que es sagrado, Y esa es la tarea del sacerdocio: mantener ante el pueblo su vocación santa, su llamado a evidenciar y reflejar el carácter de Dios en toda su vida de pacto. Así que tenemos estas listas, aparentemente interminables, de rituales de purificación y limpieza, llegando directamente hasta el punto de qué alimentos podía comer el pueblo de Israel. Vemos las leyes dietéticas de Israel y se permite que ciertos animales se consuman como alimento y otros están prohibidos. Del mismo modo, ciertas formas de producción que cultivan los agricultores de la época podían consumirse mientras que otras no.
Ahora, muchísima gente mira esas leyes dietéticas de Israel en el Antiguo Testamento y asume que la única preocupación que Dios tiene en esta legislación de dieta, es medicinal o terapéutica, porque incluso desde el punto de vista actual, miramos hacia atrás y vemos que ciertos alimentos que fueron prohibidos en la mesa de Israel, son alimentos que aún en nuestros días son capaces de transmitir enfermedades. Aún somos muy cuidadosos, así que no comemos, por regla general, animales carroñeros que se banquetean de cadáveres y pueden ser fácilmente huéspedes de parásitos y transmitir enfermedades graves. Y ciertamente, había una dimensión terapéutica. La prohibición de comer carne de cerdo, por ejemplo, en el Antiguo Testamento, probablemente esté relacionada con la facilidad con que la carne de cerdo puede contaminarse con triquinosis y cosas así.
Pero si miramos un poco más profundo en las regulaciones del Antiguo Testamento con respecto a la dieta y a la comida, vemos que no solo es terapéutico o medicinal porque algunos de los alimentos que están prohibidos a Israel en el Antiguo Testamento, más tarde obtiene su aprobación en el Nuevo Pacto, donde todavía eran una cultura antigua que no contaba con las medidas sanitarias disponibles que tenemos hoy en nuestra cultura. Pero, más importante aún, se hizo una distinción entre lo que estaba limpio y lo que estaba inmundo y esa es la distinción fundamental. No solo limpio con respecto a la limpieza medicinal, sino limpio con respecto a los tipos de animales que estuvieron involucrados. Por ejemplo, a los israelitas se les restringió, en su dieta alimenticia, a comer solo animales domesticados, no animales salvajes. Y los granos y las sustancias alimenticias de los productos que formaban parte de la dieta permitida señalaban, en su mayor parte, aquellos alimentos que eran resultado directo de la cosecha de las personas. Y, por lo tanto, a las personas de les permitía, en cierto sentido, comer del fruto de su trabajo, pero tenían que tener cuidado de comer cosas extrañas y raras fuera del campamento.
Es decir, aún hasta estos puntos, aparentemente inofensivos de la consideración dietética, está este deseo de evitar la contaminación del pecado. Son simbólicos en su dimensión para decir que Dios ordenó a esta nación, la llamó a estar separada y consagrada, ser diferente de todas las otras naciones, porque Dios mismo es Santo. Dios mismo, es otro. Dios mismo es distinto a nosotros. Y la diferencia fundamental entre Dios y su pueblo es la diferencia entre el que es absolutamente puro y santo y sus criaturas que se han vuelto pecadores. Ahora, todo el mundo se ha sumido en el pecado, pero Dios, en sus propósitos de redención, para redimir a su pueblo del pecado, crea una nación y dice: «voy a hacerte diferente. Te voy a hacer mi representante. Serán santos, así como Yo soy santo. Y hasta el último detalle, voy a legislar una visión no conformista para que la gente te mire y vea que tú eres diferente». Y esto se convirtió en un asunto de gran compromiso moral para el pueblo escogido de Israel, de modo que cuando fueron llevados en cautiverio y se les ordenó comer de la comida de las naciones extranjeras, ellos se negaron a hacerlo porque no querían violar estas leyes y contaminarse ante la presencia de Dios. Así el tema de la santidad de Dios y la pecaminosidad del ser humano se repite a lo largo del libro de Levítico.
Ahora, los sacerdotes, además de ser responsables de todas estas leyes rituales, eran también responsables, hasta cierto punto, de ser administradores civiles; tenían el papel que más tarde se les otorgaría a los jueces y eran los médicos de la época. Mencioné esa larga sección en el Antiguo Testamento donde la gente tiene que pasar por esta lista detallada de chequeos con el propósito de diagnóstico, para ver si es una erupción cutánea inofensiva o para ver si es lepra, Y fueron los sacerdotes los responsables de hacer el diagnóstico final en casos como esos. Recuerdas en el Nuevo Testamento que cuando Jesús sanó a los leprosos, cuando terminó de sanarlos les dijo: «Id y mostraos a los sacerdotes». Es como decir: «Ahora acude a tu médico y haz que el médico confirme que en verdad estás curado de esta horrible enfermedad».
Uno de los aspectos importantes del sacerdocio en el Antiguo Testamento es el cuidado con que Dios designa y diseña sus vestimentas. Eso lo encontramos a principios del libro de Éxodo, en Éxodo 28. Éxodo 28 empieza con estas palabras, Dios está hablando y Él dice: «Entonces harás que se acerque a ti, de entre los hijos de Israel, tu hermano Aarón, y con él sus hijos, para que me sirvan como sacerdotes: Aarón, con Nadab y Abiú, Eleazar e Itamar, hijos de Aarón. Y harás vestiduras sagradas para tu hermano Aarón, para gloria y para hermosura. Y luego lo que sigue es una detallada descripción del diseño del efod, el pectoral y el manto y los nombres que están inscritos en las túnicas de los sacerdotes, ya que ellos han de ser santos para el Señor.
Pero nos preguntamos por qué este detalle en las túnicas y vestiduras de los sacerdotes. Y Dios da la respuesta. Él dice: «Yo quiero que estos sacerdotes sean distintos. Quiero que estén apartados y que las vestiduras que usen sean para gloria y para hermosura». A menudo, esto es pasado por alto: que en el diseño del Tabernáculo, en el diseño del sacerdocio, la gloria de Dios está en el centro del interés, y el vínculo que se encuentra aquí entre la gloria y la hermosura divinas. A menudo obviamos eso y esa belleza en sí misma llama la atención sobre la naturaleza y el carácter de Dios. Es por eso que, en resumen, podemos decir que estas instrucciones para la adoración en el Pentateuco son para adorar a Dios en la belleza de la santidad.