Conociéndome a mí mismo
8 enero, 20211 Juan 2:27
14 enero, 2021Filipenses 4:13
Nota del editor: Este es el noveno capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: ¿Qué es lo que realmente dice ese versículo?
¿Cuándo fue la última vez que escuchaste a un atleta decir después de recibir una paliza: «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece»? En los deportes en Estados Unidos, es común oír a uno de los ganadores citar Filipenses 4:13 después de un partido, pero rara vez, si es que sucede, lo escuchamos del lado de los perdedores. Este fenómeno es tal vez más evidente en los deportes, pero también puede verse en otros ámbitos competitivos. ¿Por qué parece que escuchamos este versículo solo en el contexto de la victoria? ¿Es ese el alcance de su aplicación?
Normalmente asociamos este versículo con ganar, porque el verbo «puedo» suena a logro, a éxito. Por otro lado, el perder es típicamente el resultado de no hacer algo o de ser vencido. Por tanto, tiene sentido que cuando escuchamos «todo lo puedo», lo asociemos con ganar, porque los ganadores han hecho algo.
Si en el momento del triunfo un ganador da crédito a Cristo por la fuerza para triunfar, esto es algo bueno y apropiado. Pero sería un error concluir de esas instancias que este versículo le pertenece solo a los ganadores. Nadie debería pensar que cuando su historia no es de éxito, es porque Jesús no está con él o que está más lejos del favor de Dios, porque claramente eso no es lo que Pablo quiso decir.
No debemos ignorar el hecho de que en la categoría de «todo» Pablo también menciona los tiempos de abundancia y prosperidad.
Pablo escribió su carta a los Filipenses desde una celda en Roma. La prisión no es un lugar para ganadores, al menos no es así como ha sido definido por este mundo. Por supuesto, Pablo no obtuvo sus definiciones de este mundo. Su «puedo» era más que simplemente «ganar», y su «todo» abarcaba más de lo que se conmemora en las vitrinas de trofeos o en las paredes de la oficina.
Las circunstancias del encarcelamiento de Pablo habrían destruido a cualquier hombre dejado a su propia fuerza. Y como si su encarcelamiento no fuera suficiente, predicadores no sinceros trataban de causarle aún más angustia (1:17), estaba «afligido» por las escasas provisiones (4:14) y la muerte parecía tan probable como la liberación (1:20). Pero en lugar de abandonar a Dios o refunfuñar contra Él en dolor, hambre o miedo, Pablo tuvo paz en sus circunstancias. Pablo «pudo» tener contentamiento. Y el secreto para este inexplicable logro —la razón de su paciente perseverancia en una situación sin esperanza— fue su fe en Cristo:
He aprendido a contentarme cualquiera que sea mi situación. Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad; en todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (4:11-13).
Nota lo que Pablo incluye en la frase «todo» mientras se acerca al versículo 13: «hambre», «necesidad» y «pobreza». Dentro de lo que es capaz de hacer por medio de Cristo, Pablo tiene en mente periodos de privación y humillación. Cuando está «perdiendo» en la vida, Pablo no obstante está contento porque sabe que su Dios aún está con él.
Es por esto que los atletas y cristianos derrotados en cualquier circunstancia deben apropiarse del versículo 13 tanto como cualquier ganador: Jesús asiste y fortalece a Su pueblo tanto en medio de la pérdida, la lucha y el dolor, como en las temporadas de éxito y prosperidad. En este sentido, las palabras de Pablo en Filipenses 4:13 hacen eco de las de Habacuc casi siete siglos antes: «Aunque la higuera no eche brotes, ni haya fruto en las viñas… con todo yo me alegraré en el SEÑOR, me regocijaré en el Dios de mi salvación. El Señor Dios es mi fortaleza» (Hab 3:17-19). Habacuc «pudo» alegrarse en Dios a pesar de su situación necesitada, porque conocía la fuerza de su Salvador.
Pero no debemos ignorar el hecho de que en la categoría de «todo» Pablo también menciona los tiempos de abundancia y prosperidad. Cristo debe sostener a Su pueblo también en los tiempos favorables, porque la tentación de olvidar a Dios surge no solo cuando Sus bendiciones están ausentes sino también cuando ellas abundan.
Es contradictorio pensar que necesitamos ayuda para enfrentar la abundancia. Pero negar la tentación en los tiempos buenos, presumir de la bendición de Dios, tomar el crédito de ella nosotros mismos e idolatrar los dones por encima del Dador, requiere fuerza divina si vamos a permanecer fieles. Por lo tanto, cualquiera que dé crédito a Cristo al principio de su éxito debe depender de Él continuamente a lo largo de esa temporada, no sea que olvide a Aquel que lo ha dado.
Filipenses 4:13 nos enseña que por medio de la fe en Él, nuestro Señor Jesús nos capacita para soportar con contentamiento cualquier circunstancia en la que nos coloque, desde la presión de la pobreza hasta el fuego refinado de la prosperidad. Más que un lema solo para cristianos «ganadores», «Todo lo puedo en Cristo que me fortalece» es la continua afirmación de cada soldado en el ejército del Señor. Ya sea que marchemos por las cimas de las montañas o caminemos por los valles, podemos estar contentos en el Señor porque Él siempre está con nosotros, proveyendo para cada una de nuestras necesidades y guiándonos amorosamente a nuestra victoria final.