Los sacramentos como medio de gracia
18 mayo, 2021Gozo en Cristo solo
20 mayo, 2021La apropiación de los medios de gracia
Nota del editor: Este es el sexto capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: Los medios ordinarios de gracia
Los medios de gracia enfatizan lo necesaria que es la Iglesia en la vida cristiana. El Señor no nos diseñó para que viviéramos la vida cristiana solos. Se ha dicho que los creyentes son como brasas ardientes. Cuando están solos, se apagan, pero juntos avivan la llama. La adoración pública es el lugar donde entramos a la presencia especial del Dios omnipresente (Sal 113:4; 139:7). Cuando el Padre reúne a Su familia, Cristo les habla a través de la predicación de la Palabra (Rom 10:11-17; Ef 2:17) y nosotros ofrecemos oraciones por el Espíritu y gozamos de la presencia de Dios en los sacramentos. No dejar de congregarnos (Heb 10:25) significa más que simplemente estar con otros cristianos. La asamblea pública de la Iglesia bajo la dirección de sus oficiales es donde recibimos medios que nos sostienen en la salvación. Debemos apropiarnos de los medios de gracia y usarlos por fe, preparándonos para recibirlos y estudiando su naturaleza y uso a partir de la Escritura.
Los medios de gracia son inútiles sin la fe. Es imposible agradar a Dios sin fe (Heb 11:6). La fe conlleva confiar en las promesas de Dios en Cristo y esperar Sus bendiciones por el Espíritu. Los medios de gracia no operan de forma automática; son instrumentos mediante los que recibimos gracia, no máquinas que producen gracia. Utilizar los medios de gracia para perseverar en la salvación nos hace depender del Dios triuno. Confiamos en el Padre que nos escogió para salvación, en el Hijo que compró nuestra salvación y en el Espíritu que aplica la salvación y nos lleva a la gloria. Hemos sido salvados (Ef 2:8), somos salvos (1 Co 1:18) y seremos salvos (1 Pe 1:5). El Espíritu preserva invenciblemente la vida eterna que tenemos en Cristo (Jn 14:16; Flp 1:6). Sin embargo, «el que persevere hasta el fin, ese será salvo» (Mt 24:13; ver también Ap 3:21). La victoria por la que vencemos al mundo es la fe (1 Jn 5:4), pues por la fe recibimos a Cristo (Col 2:6), quien es nuestra sabiduría de Dios, justificación, santificación y redención (1 Co 1:30). Todo aquel que cree en Cristo será salvo (Jl 2:32; Hch 2:21), pero si no creemos, no permaneceremos (Is 7:9). Los medios de gracia son valiosos porque a través de ellos tenemos comunión con Dios. Si vamos a la iglesia para sentirnos religiosos o reverentes, pero no nos hemos reunido con el Dios triuno, deberíamos considerar que todo fue en vano. La fe es el medio por el que acudimos al Dios que desciende hacia nosotros en los medios de gracia. ¿Queremos conocer mejor al Padre mientras disfrutamos de la comunión con Él por medio de Cristo en el poder del Espíritu? Dios ha ordenado los medios de gracia para que haya un tráfico bidireccional entre el cielo y la tierra. Dios se acerca a nosotros a través de los medios y nosotros nos acercamos a Él mediante la fe.
Sin embargo, el ejercicio de la fe requiere preparación y meditación. La fe involucra todo nuestro ser: nuestra mente, corazón y voluntad. Es necesario que sepamos qué debemos creer y qué debemos hacer. Necesitamos tener corazones que amen al Padre, que nos amó y nos dio a Su Hijo (1 Jn 3:16-18). Necesitamos que el Espíritu produzca en nosotros amor por Dios, y también debemos someter nuestra voluntad a la Suya. A fin de sacar el máximo provecho de los medios de gracia, debemos preparar nuestro corazón para que encuentre a Dios en ellos durante la adoración pública. La Biblia asume que los cristianos meditan (Sal 1:2; 119). Esto significa pensar de forma bíblica, clara, cuidadosa y devocional en la gloria de Dios que Él revela en Su Palabra y Sus obras. La meditación marca la diferencia en la vida cristiana. ¿Venimos a adorar conociendo las promesas de Dios de encontrarnos allí? ¿Sabemos qué le agrada y pensamos en lo que Él está haciendo y en lo que nosotros estamos haciendo cuando vamos a adorar? ¿Esperamos escuchar la voz de Cristo en la predicación de la Palabra? ¿Nos deleitamos en el amor del Padre, quien levantó a Su Hijo de entre los muertos y nos guía a celebrar esa realidad cada primer día de la semana? Aunque el Espíritu es soberano y opera con distinta intensidad en diferentes tiempos, ¿esperamos que sea fiel para llevarnos a Jesús a través de los medios de gracia? En resumen, cuando nos preparamos y meditamos, quitamos el enfoque de nosotros mismos al utilizar los medios de gracia y lo redirigimos al Dios triuno. ¿Qué puede ser más provechoso para nuestras almas? Prepararnos para recibir los medios de gracia nos enseña a vivir como Dios quiere que vivamos: para Su gloria, con otras personas y para la salvación de nuestras almas.
La fe y la preparación requieren estudio. Es común que los creyentes deseen estudiar cómo entender mejor la Biblia. Eso es bueno, siempre y cuando estudiemos la Biblia por causa de Dios, y no solo para satisfacer nuestra curiosidad y sed de conocimiento. Es fácil que el cristianismo se desvirtúe y termine enfocándose en mi justificación, mi adopción, mi santificación y mis pruebas y gozos. El cristianismo no consiste en la mera comprensión de una lista de beneficios, sino que se trata de conocer al Dios correcto de la manera correcta (Jn 17:3). Los medios de gracia nos recuerdan que todo lo que importa en la vida se resume en ver la gloria de Dios en la faz de Cristo (2 Co 4:6). Cuando pensamos en la predicación y los sacramentos, es fácil creer que son «los trabajos» del predicador y no nos afectan personalmente. Si la predicación, los sacramentos y la oración pública son medios que el Dios triuno nos ha dado, entonces ¿no deberíamos estudiar los medios de gracia y su rol en la vida cristiana, y animar a los pastores a promoverlos en su ministerio público? Hay instituciones que nos ofrecen beneficios externos en esta vida, pero solo la Iglesia nos ofrece a Dios, y Dios se nos revela a Sí mismo a través de los medios de gracia. El mundo ofrece salud, dinero y prosperidad; Dios se ofrece a Sí mismo en y a través del ministerio de la Iglesia. Los medios de gracia son las maneras en que debemos buscarlo y hallarlo. ¿Cuándo fue la última vez que leíste un libro sobre la predicación de la Palabra? ¿Estudias los sacramentos? ¿Cultivas la oración en privado, en familia y en la adoración pública?
Los medios de gracia promueven la fe y la vida cristiana, y además fomentan la esperanza cristiana. El resultado final es que amemos a Dios y a nuestro prójimo. Así como morimos sin comida y agua, también morimos si no recibimos a Cristo como nuestra comida y bebida espiritual (Jn 6:53). Aunque los medios de gracia son sencillos y a veces pueden parecer poco especiales, Dios hace grandes cosas a través de ellos. En nuestra santificación, debemos esperar que haya un progreso lento y constante (la mayoría del tiempo). Rara vez hay soluciones rápidas para el pecado, y los saltos gigantes en la santificación son inusuales. Dios libera a algunas personas instantáneamente de los pecados que están profundamente arraigados en sus vidas, pero la mayoría de las veces debemos luchar para hacer morir las obras de la carne por el Espíritu (Rom 8:13). El Dios triuno usa los medios de gracia para matar el pecado en nosotros y guiarnos por senderos de justicia por amor de Su nombre (Sal 23:3). Faltar a la iglesia es como saltarse las comidas. Puede que no todas las comidas sean espectaculares, pero todas ellas en conjunto nos mantienen vivos. A menudo desconocemos cuánto crecemos a través de los medios de gracia hasta que los descuidamos o perdemos.
El Señor utiliza los medios de gracia para nutrir la vida espiritual en Cristo. Debemos esperar que el Espíritu bendiga los medios elegidos por el Padre a través de la fe. Debemos prepararnos para recibir los medios de gracia con estudio y meditación. Debemos confiar en que Dios use los medios para llevarnos al Salvador en vez de confiar en los medios en lugar del Salvador. Busquemos al Señor en los medios de gracia, para que Él fomente la obra de fe, el trabajo de amor y la firmeza de la esperanza (1 Tes 1:3) mientras soportamos con confianza hasta el final de nuestra carrera (Heb 12:1). Jesús es el precursor y el fin de nuestra fe, y Él pondrá nuestro pie en lugar espacioso (Sal 31:8) si usamos los medios que ha ordenado para que caminemos con Él.