
Nuestro llamado a la fidelidad
17 febrero, 2020
La fidelidad en las cosas pequeñas – Ejemplos bíblicos – 2da parte
28 febrero, 2020La fidelidad en las cosas pequeñas – Ejemplos bíblicos – 1ra parte

Nota del editor: Esta es la primera parte del tercer capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: Fidelidad en las cosas pequeñas.

«Las cosas pequeñas son las que más importan». ¿Alguna vez has escuchado esa frase? Tal vez tú mismo la has dicho. Se usa con tanta frecuencia que se ha vuelto un cliché. Sin embargo, la particularidad de los clichés es que a menudo surgen y se popularizan porque hay algo de verdad en ellos.
Las cosas pequeñas sí importan. Las palabritas de aprecio que habitualmente dirigimos a nuestros amigos, familiares, empleados, supervisores y demás los edifican y mantienen las relaciones. Llevar el carro al mecánico cuando comienza a hacer un pequeño ruido puede solucionar un problema antes de que se requiera una reparación más costosa. Como escritor y editor, confieso que las cosas más fáciles de pasar por alto son las pequeñas: las comas, las letras traspuestas en una palabra, un número equivocado en una referencia bíblica, una palabrita como ni o no. Pasar por alto cosas como estas puede cambiar todo el sentido de una oración o producir confusión donde debería haber claridad.
La infidelidad en las cosas pequeñas le ha causado muchísimos problemas al pueblo de Dios a lo largo de la historia.
Siempre ha sido vital prestar atención a las cosas pequeñas y ser fieles en ellas. De hecho, nuestra misma salvación dependió de las cosas pequeñas. Por el contrario, la infidelidad en las cosas pequeñas le ha causado muchísimos problemas al pueblo de Dios a lo largo de la historia. Estamos familiarizados con los eventos grandiosos de la historia de la redención: la división del mar Rojo por parte de Moisés, la invasión de la tierra de Canaán liderada por Josué, la valentía de Ester ante el rey de Persia, la muerte y resurrección de Cristo. En la providencia de Dios, no habríamos sido salvos sin estas cosas. Sin embargo, la Biblia no solo incluye testimonios de milagros espectaculares, de acciones magníficas y arriesgadas y de líderes valientes, sino también de pequeños actos de fidelidad. En ocasiones, los personajes destacados de la historia de la salvación —los que todos recuerdan— sirvieron fielmente a Dios en las cosas pequeñas. En otras ocasiones, figuras menos conocidas realizaron pequeños actos de fidelidad. Pero independientemente de la fama o el anonimato de estos personajes, su fidelidad en las cosas pequeñas ha sido usada por Dios para salvar a Su pueblo y edificar a Su Iglesia. Veremos esto en esta breve sinopsis del testimonio escritural sobre la fidelidad en las cosas pequeñas, también refiriéndonos de vez en cuando a actos significativos de infidelidad en las cosas pequeñas.
La era primitiva
Tristemente, el primer ejemplo bíblico que muestra la importancia de prestar atención a las cosas pequeñas es la infidelidad que condujo a nuestra necesidad de salvación. Por supuesto, estamos hablando del pecado de Adán y Eva. Nuestros primeros padres, creados por Dios y puestos en un jardín frondoso con todo lo que necesitaban para cumplir la misión del Señor, debían ser fieles en algo muy pequeño. En los mandamientos que recibieron Adán y Eva, nuestro Creador incluyó una pequeña ley negativa que decía que no debían comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. Nuestros primeros padres no tenían una naturaleza caída. Podían comer de todas las otras frutas que había en el jardín —de hecho, en el planeta—. No comer del fruto prohibido era algo pequeño. Sin embargo, Adán y Eva fueron infieles en esta única cosa pequeña. Al comer del fruto, sumieron al mundo en el pecado (Gn 3).
Pero en la era primitiva también encontramos ejemplos de fidelidad en las cosas pequeñas. Génesis 4:3-5 nos dice que Abel se fijó en su rebaño y le trajo a Dios los primogénitos y la grosura, lo mejor que tenía. Ciertamente, Abel tenía que prestar mucha atención a cosas pequeñas para poder hacer esto. Tenía que recordar cuáles corderos habían nacido primero entre las muchas ovejas que tenía. Tenía que buscar cuidadosamente debajo de la lana de sus ovejas para detectar los pequeños defectos que pudieran impedir que un cordero fuera una ofrenda digna para el Señor. Abel hizo esto, dándonos así un ejemplo de adoración verdadera. Caín, el hermano de Abel, se destaca por haber hecho lo contrario. Él no prestó atención a las cosas pequeñas cuando recolectó el fruto para su ofrenda. El texto parece indicar que Caín no ofreció lo primero ni lo mejor. Dio porque tenía que hacerlo. Tal vez no examinó cada gajito de uva, cada semillita de granada, para asegurarse de que no tuvieran imperfecciones y fueran adecuados para ser ofrecidos a Dios.
Al considerar la fidelidad en el período primigenio, no podemos olvidar a Noé. Génesis 6:9 nos dice que «Noé era un hombre justo, perfecto entre sus contemporáneos; Noé andaba con Dios». La frase «andaba con Dios» se refiere a su comunión cotidiana con el Señor y su servicio a Él. No se trataba de nada espectacular. Noé no hizo ningún milagro estupendo antes, ni después, de construir el arca. Simplemente fue un hombre en un mundo lleno de injusticia, una sola persona santa que, a pesar de ser pecador, fue fiel al Creador en las cosas grandes y en las cosas pequeñas cuando nadie más lo fue. Hubo un período breve en el que Noé no fue fiel en las cosas pequeñas. Génesis 7:6 nos informa que tenía seiscientos años cuando entró al arca con su familia. Su rol esencial durante el gran diluvio fue precedido por seis siglos de fidelidad, incluyendo los años dedicados a la construcción de un arca que sobreviviría el diluvio sin inconvenientes durante los ciento cincuenta días en que las aguas prevalecieron sobre la tierra (v. 24). Cada medición tenía que ser exacta, cada pequeña grieta debía ser sellada con brea para crear un buque apto para navegar y que pudiera preservar tanto a los humanos como a los animales (Gn 6:14-16). Noé fue fiel en cada ínfimo detalle del arca y, por medio del arca, Dios salvó a la humanidad.