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Cuando estaba en la universidad, estudié en el extranjero durante un semestre, lo que me dio la oportunidad de viajar a varios países. Recientemente, miré mi antiguo pasaporte, y mientras hojeaba las páginas examinando los sellos y visados, me di cuenta de que solo había visitado un país que era un reino. Todavía hay numerosos reinos en todo el mundo, y sin embargo, puede ser difícil comprender lo que significa que Dios haya hecho que Su iglesia sea un reino.
Del mismo modo, la función de los sacerdotes puede parecer distante o irrelevante para aquellos cuyas iglesias no tienen sacerdotes. Los fracasos, abusos y escándalos que han rodeado a los sacerdotes a lo largo de la historia también dificultan la comprensión del significado del oficio y el propósito al que Dios ha llamado a la iglesia como sacerdotes.
En lo que sigue, quiero considerar brevemente estos pasajes: Éxodo 19:6; 1 Pedro 2:5, 9; y Apocalipsis 1:6; 5:9. Espero que esto ayude a la iglesia a comprender mejor su identidad y propósito como un reino de sacerdotes.
Antes de reflexionar sobre Éxodo 19:6, recuerda que Moisés fue criado como parte de la familia real del faraón en el reino de Egipto. Probablemente también había visto una clase distinta de sacerdotes que servían a los dioses de Egipto. El reino y el sacerdote eran el entorno de la vida de Moisés. Por lo tanto, comprendía la identidad y las responsabilidades de los que heredaban los cargos reales y sacerdotales. En Éxodo 19:6, cuando Dios proclamó que Israel sería un reino de sacerdotes, estos conceptos familiares se aplicaron a toda la nación de Israel. Los israelitas fueron liberados de la esclavitud en Egipto y fueron constituidos un reino de sacerdotes para servir y adorar a Dios.
La identidad de Israel como reino de sacerdotes encuentra un mayor cumplimiento en la iglesia. Existen paralelismos claros entre Israel y la iglesia. Israel fue liberado por la sangre del cordero de la Pascua. La iglesia es liberada por la sangre de Jesús, el Cordero de la Pascua final. Israel era un reino de sacerdotes, y ahora la iglesia es un reino de sacerdotes. Pero hay una diferencia significativa. Israel era una sola nación, un solo grupo de personas, pero la iglesia está formada por personas de cada tribu y nación (Ap 7:9). A continuación, observa cómo 1 Pedro 2 y Apocalipsis 5 completan lo que significa que la iglesia sea un reino de sacerdotes.
En 1 Pedro 2:5, se describe a la iglesia como «un sacerdocio santo» con el propósito de ofrecer «sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo». Unos versículos más adelante, Pedro retoma esta idea diciendo: «Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable» (v. 9). Pedro utiliza el lenguaje de Éxodo 19, Isaías 43 y otros pasajes del Antiguo Testamento y lo aplica a los cristianos judíos y gentiles.
En Apocalipsis 1:6 y 5:9-10, Juan utiliza algunas de las mismas imágenes que vimos en 1 Pedro 2. En Apocalipsis 1:6, las siete iglesias son saludadas como aquellas a las que Jesús ha liberado por Su sangre para ser «un reino y sacerdotes para su Dios». Basándose en esto, en el capítulo 5, Juan ve un Cordero como si hubiera sido inmolado y la asamblea celestial canta un nuevo cántico:
Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre compraste para Dios a gente de toda tribu, lengua, pueblo y nación.
Y los has hecho un reino y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán sobre la tierra (vv. 9-10).
Estos pasajes de 1 Pedro y de Apocalipsis aplican los títulos del Israel del Antiguo Testamento a una iglesia del Nuevo Testamento étnicamente diversa. Es impresionante cuando consideramos que hemos sido liberados de la esclavitud para ser un reino y sacerdotes. Pero si nos limitamos a esconder estas ideas sin que se adueñen de nuestros corazones o tengan un impacto en la forma en que estamos llamados a vivir para Dios, pasamos por alto su importancia. Esto nos lleva a algunas líneas de aplicación.
Primero, somos un reino de sacerdotes porque Jesús es el gran Rey y Sacerdote (Heb 5-7), el León (Rey) y el Cordero (Sacerdote; Ap 5). Él ha ganado la victoria como Rey porque se entregó como el sacrificio final por el pecado para redimirnos. Incluso ahora Jesús reina sobre nosotros e intercede por nosotros.
Segundo, el pueblo redimido de Dios está apartado de todos los demás pueblos del mundo como un reino espiritual distinto. Vivimos bajo Su reino exaltado y lleno de gracia. Además, como participamos en Cristo, también reinamos con Él (Ap 5:10; 22:5).
Tercero, la iglesia es un reino de sacerdotes. La santidad es necesaria para los que se acercan a Dios. Estamos llamados a ser santos como Dios es santo (1 Pe 1:15). Debemos vivir vidas consagradas a Dios, incluso ofreciendo nuestros cuerpos como sacrificios vivos a Dios (Rom 12:1). Como sacerdocio santo, la iglesia no ofrece sacrificios de sangre, sino que ofrece corporativamente sacrificios espirituales y proclama las excelencias del nombre de Dios. Esto se expresa en la alabanza, la adoración y el testimonio. «Ofrezcamos continuamente mediante Él, sacrificio de alabanza a Dios, es decir, el fruto de labios que confiesan su nombre» (Heb 13:15).
Hemos sido redimidos por la sangre del Cordero. Es nuestro gran privilegio ser un reino de sacerdotes. Por lo tanto, con gozo y acción de gracias, dediquémonos a la tarea de proclamar las virtudes de Aquel que nos ha llamado de las tinieblas a Su luz admirable.