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Nota del editor: Este es el segundo capítulo en la serie especial de artículos de Tabletalk Magazine: La historia de la Iglesia | Siglo XX
En 1900, el historiador eclesiástico alemán Adolph von Harnack pronunció una serie de conferencias que posteriormente se publicaron con el título ¿Qué es el cristianismo? (1901). Argumentaba que el núcleo del evangelio es el mandamiento del amor y el establecimiento de un orden social justo basado en la paternidad universal de Dios y la hermandad universal del hombre. Harnack seguía el ejemplo del teólogo alemán Albrecht Ritschl, quien había sostenido que la ética es el centro del cristianismo y abogaba por una sociedad justa y moral que emulara el ejemplo de Cristo y así lograra el «reino de Dios». Esta concepción del cristianismo basada en el «evangelio social» fue defendida en los Estados Unidos por el ministro bautista Walter Rauschenbusch, quien criticó el laissez-faire del capitalismo como el culpable de la creciente brecha entre ricos y pobres en los Estados Unidos.
El fundamento de las redefiniciones evangélicas y sociales del cristianismo fue el método histórico-crítico moderno de estudio bíblico, que argumentaba que el nacimiento virginal, los milagros y la resurrección eran mitos utilizados por los escritores bíblicos para expresar cómo Jesús había influido en sus vidas. Los eruditos críticos del siglo XIX habían cuestionado la fiabilidad de los relatos en los evangelios, declarando que Jesús era un ser humano corriente que se convirtió en objeto de leyenda. Los liberales teológicos de Europa y Estados Unidos abrazaron estas presuposiciones críticas porque creían que el cristianismo trataba realmente de la experiencia humana y de moralidad, no de dogmas anticuados incompatibles con la ciencia moderna.
Este cuestionamiento al cristianismo histórico se abrió paso en muchas universidades y seminarios estadounidenses, lo que provocó tensiones entre liberales y conservadores en varias denominaciones protestantes. El término utilizado por los conservadores para describir este desvío de la ortodoxia tradicional fue modernismo. El movimiento fundamentalista nació como reacción a las incursiones de la teología liberal en las denominaciones protestantes estadounidenses. Una floreciente alianza de evangélicos protestantes de todas las confesiones se opuso a la creciente amenaza liberal con la publicación de una serie de ensayos conocidos como Los fundamentos (1910-15). Los ensayos defendían el protestantismo tradicional mediante una visión elevada de la Escritura y una apología de la doctrina y la práctica evangélicas.
LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL
Mientras los teólogos defendían la fe, el evangelista Billy Sunday intentaba llegar a las masas, predicando a más gente que ningún otro predicador estadounidense antes de Billy Graham. Tras su conversión, Sunday abandonó su carrera como jugador de béisbol de las Grandes Ligas en 1896 para convertirse en evangelista itinerante. Dirigió campañas de predicación en más de doscientas ciudades importantes de los Estados Unidos. Conocido por su estilo de predicación enérgico y poco convencional, Sunday proclamó el evangelio a varios millones de personas. Se involucró mucho en temas sociales, apoyando la Ley seca y los derechos de la mujer y ayudando a recaudar millones de dólares para apoyar al ejército estadounidense en la Primera Guerra Mundial.
Woodrow Wilson, hijo de un pastor presbiteriano de Georgia, llegó a ser presidente de la Universidad de Princeton, entró en la política y fue elegido como el vigésimo octavo presidente de los Estados Unidos en 1912. Sus dos mandatos se vieron consumidos por las devastaciones de la Primera Guerra Mundial (1914-18), la cual redibujó el mapa del mundo y cobró la vida de nueve millones de soldados y siete millones de civiles.
Un ataque importante al cristianismo tradicional ocurrió en el Juicio de Scopes, en 1925. La obra de Charles Darwin El origen de las especies, de 1859, rechazaba el relato del Génesis sobre la creación especial, teorizando que la vida en la tierra era producto de la selección natural a lo largo de millones de años. William Jennings Bryan, que había sido secretario de Estado en la administración Wilson, participó en la acusación durante el juicio. Bryan había atacado la evolución argumentando que la teoría socavaba la moralidad, que debía basarse en compromisos religiosos. La enseñanza de la evolución era ilegal en las escuelas públicas de Tennessee, y John Scopes, profesor de biología en Dayton, fue juzgado por violar la ley. Fue defendido por Clarence Darrow, quien subió a Bryan al estrado, haciéndole preguntas científicas que Bryan no pudo responder. Aunque la ley estatal fue confirmada, Bryan y la causa «fundamentalista» sufrieron duras burlas en la prensa y recibieron así un fuerte golpe. Bryan murió solo cinco días después de que concluyera el juicio.
Tras la Primera Guerra Mundial, surgió en Alemania un nuevo movimiento teológico conocido como neoortodoxia. Se identifica con la obra de Karl Barth (1886-1968), Emil Brunner (1889-1966), Dietrich Bonhoeffer (1904-45) y Reinhold Niebuhr (1892-1971). El comentario de Barth sobre Romanos (1919) marcó una ruptura con el liberalismo alemán que afirmaba la cultura, y acusaba a los antiguos liberales de desvirtuar el evangelio al intentar hacerlo decoroso. En la década de 1930, él formó parte de la Iglesia Confesante alemana antinazi y ayudó a redactar la Declaración de Barmen, una protesta contra la Iglesia alemana nazi. Barth hizo hincapié en la pecaminosidad humana y en la gracia de Dios en Jesucristo, pero su concepción de la elección implicaba universalismo: que Cristo es el único elegido y todos se salvarán en Él. Barth aceptó los resultados de la alta crítica —una técnica que buscaba identificar las fuentes de los textos bíblicos y que rechazaba la interpretación tradicional de la autoría bíblica— y acentuó la revelación subjetiva de Dios a los individuos a través de la Escritura, en lugar de Su revelación objetiva en la Escritura como Palabra de Dios escrita. Su ataque mordaz al liberalismo fue bien acogido, pero muchos conservadores se mostraron escépticos, al considerar la teología de Barth como una nueva versión de modernismo. El barthianismo impregnó los seminarios tradicionales a lo largo del siglo XX.
EL PENTECOSTALISMO
El compromiso cristiano de tomar en serio lo sobrenatural en la Escritura recibió un nuevo impulso con la aparición del movimiento pentecostal. En 1906 comenzó un gran avivamiento en la calle Asuza de Los Ángeles con el predicador William J. Seymour, del Movimiento de Santidad, hijo de antiguos esclavos. Aunque el avivamiento fue más asociado con la controvertida práctica de hablar en lenguas, el mensaje de perdón por medio de la cruz fue más fundamental. Bajo el liderazgo de Seymour, cientos de personas se convirtieron al tiempo que hispanos, asiáticos, negros y blancos se reunían diariamente en un antiguo almacén. Como declaró un testigo, «la “línea de color” fue lavada en la sangre». Como resultado del avivamiento de la calle Asuza, se establecieron numerosas denominaciones nuevas, como la Iglesia de Dios en Cristo (1907), las Asambleas de Dios (1914) y la Iglesia Internacional del Evangelio Cuadrangular de la famosa evangelista Aimee Semple McPherson (1927).
El pentecostalismo avanzó rápidamente, extendiéndose por Latinoamérica, África y Asia, y convirtiéndose en el segmento de la iglesia mundial de más rápido crecimiento en el siglo XX. El movimiento de renovación carismática de los años sesentas y setentas vio cómo parte de la teología y la práctica pentecostales se trasladaban a las iglesias tradicionales y católicas romanas, lo que generó una mayor conciencia de la obra del Espíritu Santo entre los creyentes.
Los movimientos pentecostales y carismáticos produjeron división dentro del protestantismo, ya que algunos defensores instaron a los creyentes a buscar el «bautismo del Espíritu», una segunda obra de gracia en la vida del creyente que va acompañada con el hablar en lenguas. Otros carismáticos no promovían la experiencia de las lenguas, sino que las consideraban un don espiritual entre muchos otros. Algunos líderes pentecostales radicales enseñaron una versión de «salud y prosperidad» de la fe, prometiendo bendiciones terrenales a aquellos con suficiente fe. Muchos cristianos han condenado este evangelio de «salud y prosperidad» como una enseñanza antibíblica.
A principios del siglo XX, un pentecostalismo herético unicitario (Solo Jesús) se separó de los trinitarios al afirmar que Dios es una persona, Jesucristo, y que el bautismo debe ser «en el nombre de Jesús». A pesar de las versiones aberrantes del pentecostalismo y de algunos extremistas de alto perfil, muchos evangélicos han reconocido las conversiones y el celo por el servicio misionero que se encuentran en el movimiento. No obstante, los protestantes de tradiciones cesacionistas siguen mostrándose escépticos sobre los fundamentos bíblicos de los movimientos pentecostales y carismáticos.
LA EVOLUCIÓN CATÓLICA ROMANA
En 1864, el papa Pío IX publicó su Syllabus de errores, que condenaba la separación de la Iglesia y el Estado, la tolerancia religiosa, la educación laica, el marxismo y el gobierno democrático. Poco después, el Concilio Vaticano I (1869-70) declaró dogmáticamente la doctrina de la infalibilidad papal. Las opiniones críticas sobre la Biblia empezaron a infectar a los eruditos católicos romanos en la Europa de finales del siglo XIX, lo que llevó al papa Pío X a condenar el modernismo por decreto papal en 1907, excomulgando a los modernistas y exigiendo a los clérigos un juramento antimodernista. Para contrarrestar los errores modernistas, se fomentó entre los católicos romanos el estudio renovado del tomismo (las doctrinas de Tomás de Aquino).
A principios del siglo XX, la Iglesia católica romana se opuso firmemente a las innovaciones doctrinales y a los no católicos romanos. Sin embargo, estas actitudes cambiaron radicalmente tras el Concilio Vaticano II, convocado en 1962 por el papa Juan XXIII y continuado por el papa Pablo VI hasta 1965. Este concilio fue un intento de abordar los problemas del mundo moderno y sacar a la iglesia de su aislamiento. Se centró en la renovación de la iglesia y la unidad de los cristianos.
A raíz del Concilio Vaticano II, los católicos romanos iniciaron un diálogo permanente con numerosos organismos protestantes y ortodoxos orientales. Después del concilio, los papas enviaron representantes al Consejo Mundial de Iglesias y dialogaron con líderes religiosos no cristianos. Hubo un mayor reconocimiento del papel de liderazgo compartido de los obispos con el papa, y se estableció un Sínodo de Obispos permanente. Los clérigos de países en vías de desarrollo también fueron elevados a puestos de obispos y cardenales. Vaticano II modernizó la liturgia en lengua vernácula, sustituyendo la tradicional misa en latín. Los católicos laicos fueron animados a leer la Biblia, pero la erudición bíblica histórico-crítica se convirtió en la norma en las instituciones educativas católicas romanas.
En 1978, el cardenal polaco Karol Wojtyla fue elegido como el papa Juan Pablo II, el primer papa no italiano desde 1523. Juan Pablo II viajó mucho durante su largo papado, destacando el catolicismo romano global y los principios ecuménicos de Vaticano II. No obstante, era un conservador que se resistía a la idea de los sacerdotes casados, y encargó a doce cardenales que prepararan un nuevo catecismo para enseñar la fe tradicional. La comisión, presidida por el cardenal Joseph Ratzinger (electo como el papa Benedicto XVI en 2005), elaboró en 1992 el Catecismo de la Iglesia católica, que articula la teología y la ética históricas del catolicismo romano. El catecismo condenaba el aborto como un «mal moral» y describía los actos homosexuales como «intrínsecamente desordenados»
En un audaz movimiento ecuménico, la Federación Luterana Mundial y la Iglesia católica romana emitieron en 1999 una declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación, en la que reivindicaban una interpretación común de la justificación por la fe. Aunque los luteranos conservadores rechazaron la declaración por considerarla inadecuada, supuso un cambio de actitud significativo respecto a los anatemas mutuos del siglo XVI. Los evangélicos han tenido actitudes diferentes hacia los católicos romanos a lo largo del siglo XX. Los que tienen raíces protestantes históricas en el siglo XVI normalmente no rebautizan a los excatólicos romanos, siguiendo el modelo de los reformadores, mientras que otros evangélicos practican el rebautismo de los excatólicos romanos que se unen a sus congregaciones protestantes. Ha existido cierta cooperación entre católicos romanos y evangélicos en preocupaciones sociales como el aborto.
EL EVANGELICALISMO Y BILLY GRAHAM
La Segunda Guerra Mundial (1939-45) fue un periodo de horrible destrucción global. Ochenta millones de soldados y civiles fueron asesinados, incluidos seis millones de judíos que perecieron en el Holocausto llevado a cabo por la Alemania nazi. Cuando cesaron las hostilidades, el mapa del mundo se volvió a dibujar y la conciencia internacional se convirtió en un elemento básico de las sociedades occidentales. El espíritu ecuménico de la posguerra condujo a la formación del Consejo Mundial de Iglesias (1948) y del Consejo Nacional de Iglesias de los Estados Unidos (1950).
Los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial fueron de cambios notables para el mundo y la iglesia, con el comienzo de la Guerra Fría y la carrera armamentista nuclear, la Guerra de Corea, la carrera espacial, la revolución sexual y la Guerra de Vietnam. Los seminarios protestantes mayoritarios propugnaban por ajustes en la fe cristiana para abordar los problemas actuales, mientras que los evangélicos se mantenían firmes en su apego al cristianismo histórico. En este punto comenzó el movimiento neoevangélico. Mientras que los fundamentalistas de principios de siglo tendían al separatismo de la sociedad y de las principales denominaciones, los neoevangélicos eran a menudo miembros de las iglesias mayoritarias, deseosos de renovarlas y de ejercer el ministerio ecuménico con creyentes de ideas afines que afirmaban la autoridad bíblica.
Los neoevangélicos estaban comprometidos con la difusión de las buenas nuevas y con la atención a las necesidades de la sociedad contemporánea. Surgieron varias organizaciones de colaboración, que atrajeron a participantes de todo el espectro evangélico: la Asociación Nacional de Evangélicos (1942), el Seminario Teológico Fuller (1947), la Sociedad Teológica Evangélica (1949) y Visión Mundial (1950). Se esperaba que estas organizaciones e instituciones fortalecieran la voz evangélica en Estados Unidos, se mantuvieran firmes a favor del cristianismo ortodoxo y marcaran una diferencia positiva en la nación. En 1956, se fundó la revista evangélica Christianity Today para apoyar las perspectivas evangélicas sobre teología, vida cristiana, evangelización y compromiso cultural.
La cruzada evangelística de Billy Graham en Los Ángeles en 1949 encendió una renovada presencia evangélica en los Estados Unidos. Las campañas de evangelización masiva de Graham tuvieron una gran repercusión en la prensa. Miles de personas se convirtieron y el número de miembros de las iglesias no dejó de aumentar, hasta alcanzar el sesenta y cinco por ciento de la población en 1960. En las décadas siguientes, Graham llevó sus cruzadas a todos los continentes excepto a la Antártida, predicando a millones de personas.
El ministerio mundial de Graham puso de relieve la importancia del cristianismo global y la urgencia de llegar a los perdidos en todo el mundo. En 1974, Graham convocó una reunión internacional de cristianos de ciento cincuenta países en Lausana (Suiza). La reunión de diez días, denominada Congreso Internacional sobre la Evangelización Mundial, reunió a dos mil setecientos participantes y puso en marcha el Movimiento de Lausana, que elaboró un documento de quince puntos conocido como el Pacto de Lausana. El Pacto de Lausana fue un importante documento evangélico; afirmaba la «inspiración, veracidad y autoridad tanto de las Escrituras del Antiguo como de las del Nuevo Testamento» y que «tanto la evangelización como la implicación sociopolítica forman parte de nuestro deber cristiano». El documento reconocía el papel clave de las iglesias no occidentales en la evangelización mundial y pedía una «creciente asociación de iglesias» en la urgente tarea de proclamar a Cristo a los millones de hombres, mujeres y niños de los grupos étnicos no alcanzados. Otro documento evangélico importante fue la Declaración de Chicago sobre la Inerrancia Bíblica (1978), que se convirtió en una norma evangélica para afirmar la inspiración divina plenaria (completa) y la inerrancia de las Escrituras.
LAS TEOLOGÍAS DE LA LIBERACIÓN
La decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos en el caso Brown contra el Consejo de Educación (1954), que exigía la rápida desegregación de la educación pública estadounidense, fue un catalizador para hacer frente a la división racial en los Estados Unidos. Las protestas pacíficas lideradas por Martin Luther King Jr. en las ciudades del sur encontraron la oposición de los «moderados blancos», así como de algunas iglesias y ministros negros. Las iglesias tradicionales apoyaron el Movimiento por los derechos civiles, mientras que Billy Graham abrió el camino entre los evangélicos, eliminando la segregación en sus cruzadas y mostrando su apoyo al movimiento al compartir el estrado con King en una cruzada en Nueva York en 1957. La cruzada de Graham en 1964 en Birmingham, Alabama, fue la reunión más integradora de la historia de la ciudad. La Ley de derechos civiles de 1964, que prohibía la discriminación por motivos de raza, color, religión, sexo u origen nacional, supuso un importante paso adelante hacia la igualdad racial en la sociedad estadounidense.
James Cone, profesor de teología sistemática en el Seminario Teológico Unión, de Nueva York, reinterpretó el cristianismo histórico, argumentando en su libro A Black Theology of Liberation [Una teología negra de la liberación] (1970) que solo una comunidad oprimida podía expresar adecuadamente el evangelio. La Nación del Islam, liderada por Elijah Muhammad y Malcolm X, mezcló las ideas del Poder Negro y las doctrinas islámicas, atrayendo a sectores de la comunidad negra que preferían el separatismo negro. Antes de finalizar la década de 1960, Malcolm X (1965) y Martin Luther King Jr. (1968) fueron asesinados. La reconciliación racial se convirtió en una prioridad, especialmente en las iglesias tradicionales, y cada vez había más voluntad de integrar a las congregaciones locales. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la línea de color seguía existiendo los domingos por la mañana.
El siglo XX fue una época de cambios en los roles de la mujer. En 1920, Estados Unidos ratificó la Decimonovena Enmienda, que otorgaba a las mujeres el derecho al voto. Las mujeres se incorporaron en masa al mercado laboral durante la Segunda Guerra Mundial y, a finales de siglo, eran consejeras delegadas, miembros del Congreso, secretarias de Estado, fiscales generales y magistradas del Tribunal Supremo. Todas ellas fueron fruto del primer movimiento «feminista», cuyas primeras líderes eran provida. El movimiento feminista moderno, sin embargo, tiende a tener opiniones extremas respecto a los roles de género y también apoya inequívocamente la decisión del Tribunal Supremo de los Estados Unidos en el caso Roe contra Wade (1973), que legalizó el asesinato en el vientre materno de bebés no deseados.
Los católicos romanos, los ortodoxos orientales y los evangélicos condenaron esta licencia para matar, mientras que las denominaciones protestantes mayoritarias apoyaron el derecho al aborto. Las líneas de batalla se trazaron tanto política como eclesiásticamente en torno a este asunto tan volátil. Católicos romanos y evangélicos se organizaron para luchar contra el aborto y apoyar a las agencias de adopción como alternativa. Se trataba de una cuestión que afectaba a la iglesia mundial, ya que, con el paso de las décadas, cada vez más países legalizaban el aborto. La intensidad de la cuestión no ha hecho más que aumentar, y cada nuevo puesto en el Tribunal Supremo desde la década de 1980 ha sido muy disputado, ya que los estadounidenses a favor de la vida han presionado para anular el caso Roe contra Wade y los estadounidenses a favor del aborto se han esforzado por eliminar todas las restricciones restantes al aborto.
El siglo XX fue testigo de una larga batalla sobre la ordenación de mujeres. Las denominaciones mayoritarias aceptaron la ordenación de mujeres y la teología feminista, que abogaba por la justicia social para las mujeres oprimidas. Los católicos romanos y los ortodoxos orientales, así como algunas denominaciones evangélicas, han mantenido la tradición cristiana histórica de un clero exclusivamente masculino. Otros evangélicos, como las Asambleas de Dios, afirman que todos los dones de la mujer deben utilizarse de manera plena en la iglesia, incluidos los dones de predicación y de liderazgo eclesiástico. El pentecostalismo mundial está dividido en este asunto y unas pocas denominaciones permiten la libertad de práctica, aunque la mayoría de los cristianos siguen manteniendo una postura firme.
El inicio del movimiento por los derechos de los homosexuales en Estados Unidos se asocia con los disturbios de Stonewall en 1969, en la ciudad de Nueva York. Los manifestantes que se oponían a una redada policial en el Stonewall Inn fueron detenidos, lo que suscitó simpatías, y la comunidad gay inició esfuerzos organizados para conseguir derechos legales y sociales. En 1973, la Asociación Americana de Psiquiatría retiró la homosexualidad de su lista de enfermedades psiquiátricas, lo que reforzó los esfuerzos de los activistas gays por conseguir la aprobación pública de la homosexualidad. Para lograr este objetivo, los defensores de los homosexuales empezaron a hablar de homosexualidad en todos los medios de comunicación. La estrategia consistía en hacer quedar bien a los homosexuales y denigrar a sus oponentes. En 1996, el Congreso aprobó la Ley de defensa del matrimonio, que definía el matrimonio como la unión de un hombre y una mujer.
Paralelamente a los esfuerzos políticos, surgió un movimiento de «teología queer» y «cristianismo gay» con el mismo objetivo de obtener la aprobación de las iglesias estadounidenses. La estrategia consistía en infiltrarse en las denominaciones y buscar la plena inclusión de los homosexuales entre los miembros y dirigentes de las iglesias. Todas las denominaciones mayoritarias han librado continuas batallas sobre la homosexualidad, la mayoría de ellas avanzando hacia la plena aprobación de la comunidad LGBTQ en la iglesia. En 1972, la Iglesia Unida de Cristo se convirtió en la primera denominación en ordenar a un ministro abiertamente gay y cinco años más tarde ordenó a la primera ministra lesbiana.
EL FIN DEL SIGLO
Para bien y para mal, estos y otros acontecimientos marcaron irreversiblemente a la iglesia mundial del siglo XX. A finales de siglo, en los Estados Unidos, las denominaciones evangélicas, como la Convención Bautista del Sur y la Iglesia Presbiteriana en América, seguían creciendo, pero las denominaciones mayoritarias estaban en un declive pronunciado que continúa hoy. El mayor segmento del evangelicalismo estadounidense estaba representado por decenas de miles de pequeñas congregaciones independientes, así como por megaiglesias (iglesias protestantes que cuentan con una asistencia semanal regular de al menos dos mil personas). Las congregaciones evangélicas se hicieron más «sensibles al inconverso» y centraron su ministerio en llegar a los que no iban a la iglesia, predicando sobre temas candentes y utilizando la música contemporánea y los medios de comunicación de masas. A nivel mundial, el pentecostalismo continuó su avance en Latinoamérica, África y Asia, y las iglesias evangélicas de esos continentes incluso empezaron a enviar misioneros a la Europa y Norteamérica poscristianas.
Pero el pentecostalismo no fue la única tradición evangélica que experimentó crecimiento. La teología calvinista también extendió su influencia en el cristianismo estadounidense de finales del siglo XX a través del establecimiento de más congregaciones presbiterianas y reformadas, el resurgimiento del calvinismo entre los bautistas del sur, la fundación y expansión del Reformed Theological Seminary (Seminario Teológico Reformado) y los ministerios de enseñanza de James Montgomery Boice, J.I. Packer, R.C. Sproul y otros pensadores evangélicos reformados.