Empecemos por el principio
18 octubre, 2023Renovar la mente
18 octubre, 2023Andar sabiamente
En el Nuevo Testamento, la palabra «discípulo» significa literalmente «aprendiz». El cristiano está llamado a inscribirse en la escuela de Cristo. El discipulado verdadero requiere un estudio cuidadoso de la Biblia.
Jesús le dijo a Sus propios estudiantes: «Si vosotros permanecéis en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres» (Jn 8:31-32). Nuestro Señor pide una dedicación continua de la mente a Su Palabra. Un discípulo no se interesa superficialmente en el aprendizaje, sino que hace de la búsqueda del entendimiento de la Palabra de Dios la actividad principal de su vida.
La literatura sapiencial del Antiguo Testamento distingue entre conocimiento y sabiduría, así como el Nuevo Testamento distingue entre conocimiento y amor. El conocimiento sin amor simplemente se llena de orgullo. Sin embargo, el amor que edifica no es un amor sin contentamiento. De igual modo, el Antiguo Testamento deja en claro que uno puede tener conocimiento sin tener sabiduría.
Dado que podemos tener conocimiento sin amor y/o conocimiento sin sabiduría, tendemos a subestimar la importancia del conocimiento. La literatura sapiencial del Antiguo Testamento nunca ve la diferencia entre conocimiento y sabiduría como una diferencia entre lo malo y lo bueno. Más bien, la distinción es entre lo bueno y lo mejor. Es bueno adquirir conocimiento, pero es mejor adquirir sabiduría.
Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
¿Es la búsqueda de la comprensión de la Palabra de Dios el objetivo principal de tu vida?
Para estudiar más a fondo
Proverbios 1:20-22