
La preocupación máxima del calvinista
3 diciembre, 2021La vida coram Deo

La ley y los profetas se proclamaron hasta Juan; desde entonces se anuncian las buenas nuevas del reino de Dios, y todos se esfuerzan por entrar en él (Lc 16:16).
En el discurso de despedida de nuestro Señor, Jesús emplea mucho tiempo para hablar sobre el ministerio del Espíritu Santo, que primero les enseñaría a los apóstoles y luego nos guiaría a toda la verdad mediante sus escritos (Jn 14:15-31; 15:26-27; 16:4-15). La Escritura nos dice que parte de esta guía tiene que ver con la obra del Espíritu en nuestra santificación, que nos aparta como el pueblo santo de Dios y nos permite hacer lo que Él aprueba (2 Tes 2:13; 1 Pe 1:2). La obra del Espíritu hace posible que agrademos a Dios.

El crecimiento en la santidad es una parte esencial de lo que significa vivir la vida cristiana, y la Escritura describe esa vida de varias formas complementarias. Romanos 6:14 deja claro que la gracia domina e impulsa la vida cristiana. Hebreos 12:1-2 la describe como una carrera. En Efesios 6:12, Pablo nos dice que ser cristiano es luchar contra los poderes espirituales del diablo.
Los reformadores protestantes propusieron un concepto que describe la vida cristiana y, bajo él, podemos englobar las diversas maneras en que la Escritura presenta esa vida. Dijeron que el propósito de la vida cristiana es vivir coram Deo: «delante del rostro de Dios». Esto significa que vivimos la vida con la conciencia continua de que lo hacemos bajo la mirada atenta de Dios. Además, como Dios es nuestro Padre en Cristo, queremos hacer lo que le agrada a Él, así como queremos agradar a nuestros padres terrenales cuando estamos en su presencia. Ahora que hemos sido declarados justos en Cristo, deseamos hacer lo que le agrada porque estamos agradecidos por lo que Él hizo para redimirnos. No obedecemos para ganarnos un lugar en el cielo, sino por amor a Cristo y por gratitud, ya que Él ganó un lugar en el cielo para Su pueblo. Debido a que lo amamos, procuramos guardar Sus mandamientos (Jn 14:15).
El crecimiento cristiano requiere de un deseo decidido de vivir coram Deo. Nos esforzamos por agradar a Dios en todas las cosas porque estamos conscientes de Su presencia. Ese deseo focalizado se ilustra en el pasaje de hoy, donde Jesús dice que cuando el evangelio del reino es predicado, la gente se esfuerza por entrar en él (Lc 16:16). No está abogando por expandir el reino a través de medios violentos, sino que está enfatizando el compromiso férreo de las personas que quieren seguirlo. Ya que esas personas han creído en el evangelio, están tan resueltas a obedecer al Salvador que harán cualquier cosa que sea necesaria para ser fieles.
Coram Deo
No podemos ser discípulos de Jesús a medias. Cuando se trata de seguirlo a Él, debemos estar totalmente determinados. Aunque pecaremos y puede que a veces caigamos en períodos de apatía espiritual, los verdaderos discípulos de Cristo perseveraremos en esos períodos y seguiremos adelante con un compromiso total hacia el Salvador. Hoy, pidámosle al Señor que fortalezca nuestra resolución para seguirlo y volvamos a comprometernos a ser Sus discípulos.