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La clara defensa del evangelio por parte de los apóstoles fue continuada a lo largo de la historia por los padres de la iglesia. En este episodio de 5 Minutos en la Historia de la Iglesia, Stephen Nichols describe el compromiso de Ignacio en la defensa de las verdades bíblicas frente a los falsos maestros.
Transcripción
Bienvenidos a 5 Minutos en la Historia de la Iglesia, un podcast de los Ministerios Ligonier con Steve Nichols. En este episodio y en el próximo, estaremos hablando de dos padres de la iglesia que tienen mucha relación con el Nuevo Testamento mismo.
Y para hoy, nuestro primer personaje será Ignacio, el obispo de Antioquía. Antioquía fue una ciudad muy importante en el Nuevo Testamento. Aquella ciudad fue el lugar donde por primera vez se les llamó ‘cristianos’ a los seguidores de «Christus». Y precisamente era en esa ciudad donde Ignacio fue obispo. No estamos seguros de cuándo nació, pero sí sabemos que murió alrededor del año 110. Y de hecho, Ignacio murió como mártir. Él fue martirizado en Roma por el emperador Trajano. Pero mientras viajaba a Roma para ser sentenciado, Ignacio tuvo la oportunidad de visitar varias iglesias, a las cuales escribió cartas. Y por eso tenemos algunas interesantes obras de la Literatura de la Iglesia primitiva con estas cartas de Ignacio. Ahora, ¿qué es lo que hace tan importante a Ignacio? Ignacio es importante porque fue un discípulo directo del apóstol Juan, en la ciudad de Éfeso.
Así que aquí tenemos a Ignacio, un obispo de la Iglesia primitiva que tiene un vínculo directo con el Nuevo Testamento mismo. Y decíamos que Ignacio escribió varias cartas a iglesias locales que tenían serios problemas. El mismo apóstol Juan escribe sobre esos problemas en sus epístolas, donde nos advirtió que vendrían falsos maestros. Y estos falsos maestros estarían enseñando que Jesús no vino verdaderamente en carne, sino que era un espíritu que parecía o tenía la apariencia de haber venido en carne. Este error no solo afectó las iglesias de los días de Juan, sino que continuó plagando las iglesias del siglo Segundo. Así que Ignacio, en la mayoría de sus cartas, corrigió a estas personas que negaban la humanidad de Jesucristo.
En sus epístolas, Ignacio frecuentemente comienza con una advertencia singular y lanza una amenaza contra aquellos que escuchan a estos falsos maestros. Él decía: «¡Cubran sus oídos cuando oigan a estos falsos maestros!». Él quería evitar que esta falsa enseñanza tuviera cabida en la iglesia. Y al leer sus epístolas vemos por qué. Fíjate, si Cristo no vino verdaderamente en la carne entonces realmente no nació, realmente no vivió, y realmente no murió en la cruz ni tampoco resucitó. Y eso es exactamente lo que Ignacio afirma en su epístola.
De hecho, al final de una de sus epístolas, él continúa diciendo que quiere proteger a esta iglesia por anticipado de estas bestias en forma de hombre, como él los llama. Él no tiene pelos en la lengua cuando se trata de falsos maestros. De estas bestias en forma de hombre no solo debes apartarte, – decía él – sino incluso huir de ellas. Él quería asegurarse de que esto no se infiltrara en la iglesia. Y luego dice:
«Solo debes orar por ellos, por si de alguna manera son llevados al arrepentimiento. Porque si el Señor estuvo en el cuerpo solo en apariencia, y fue crucificado solo en apariencia, ¿estoy también yo atado solo en apariencia? ¿Y por qué he sufrido yo también la muerte, el fuego, la espada y las fieras? Pero todo lo soporto por Cristo, no solo en apariencia, sino ciertamente en la realidad. Para que pueda sufrir junto a Él, mientras Él mismo, me fortalece en el interior, pues por mí mismo no tengo esa capacidad».
Observa estas palabras de Ignacio: «Pues por mí mismo no tengo esa capacidad». Para Ignacio era importante destacar que Jesús es verdaderamente humano, porque en Su humanidad, se identifica con nuestra humanidad. Así que Él realmente nació, realmente murió y realmente resucitó. No te quepa la menor duda de que Jesús vino en carne y hueso. Ese fue el mensaje del apóstol Juan, y ese también fue el mensaje del obispo Ignacio.
Soy Steve Nichols, gracias por acompañarnos en 5 Minutos en la Historia de la Iglesia. Para más información, o escuchar otros episodios, por favor visita 5MinutosenlaHistoriadelaIglesia.com.