Dos discípulos de Juan: Ignacio
21 noviembre, 2024Lyon
5 diciembre, 2024Dos discípulos de Juan: Policarpo
A los ojos del César, Policarpo era un enemigo del Estado por su lealtad al Rey del universo. En este episodio de 5 Minutos en la Historia de la Iglesia, Stephen Nichols describe el valor de este padre de la Iglesia primitiva, incluso cuando enfrentaba la muerte.
Transcripción
Bienvenidos a 5 Minutos en la Historia de la Iglesia, un podcast de los Ministerios Ligonier con Steve Nichols. La semana pasada hablamos de Ignacio, obispo de Antioquía. Hoy queremos hablar de Policarpo, obispo de Esmirna.
Tanto Antioquía como Esmirna eran ciudades importantes en el Nuevo Testamento. Pero la conexión más importante entre Ignacio y Policarpo es que ambos fueron discípulos del Apóstol Juan. De hecho, la tradición de la iglesia dice que, así como Juan los discipuló a ambos, Ignacio discipuló a Policarpo, y luego Policarpo discipuló a Ireneo, quien a su vez discipuló a Hipólito de Roma. Así que trazamos esta gran línea a lo largo de los dos primeros siglos de vida de la iglesia a partir de Juan, Ignacio, Policarpo, Ireneo e Hipólito de Roma.
Policarpo es muy conocido por la siguiente frase: «Por ochenta y seis años he sido Su siervo. ¿Cómo puedo blasfemar contra mi Rey que me ha salvado?». Esta frase se remonta al momento mismo del martirio de Policarpo. A sus ochenta y seis años, Policarpo fue considerado enemigo del Estado, y el mismo César se aseguró de que fuera apresado y martirizado. Tan pronto se emitió la orden de arresto, los soldados fueron tras su captura. Pero él huyó y se escondió en una edificación detrás de un rancho grande. Y ya puedes imaginarlo allí apiñado detrás de un montón de heno, cuando llegan los soldados romanos, a quienes se les había dicho: «Este tipo es enemigo del Estado, deben atraparlo». Pero cuando los soldados localizan el paradero del fugitivo, entran por una puerta donde se encuentra este anciano de ochenta y seis años. Policarpo los mira, y piensa que probablemente no habrían comido luego de pasar varios días buscándolo, así que le pide al dueño de la casa que les prepare comida. Finalmente, lo apresan y se lo llevan. Y llega el día de su martirio, donde Policarpo estaba parado frente a la multitud, en una especie de anfiteatro romano en forma de semicírculo. Detrás de Policarpo había un grupo de cristianos. Policarpo recibió la orden de darse la vuelta y mirar a los cristianos mientras les decía: «Fuera los ateos». Esta sería su manera de retractarse de la fe. Al decirles eso, él se estaría separando de los cristianos llamándoles «ateos». Pero acusar a los cristianos de ateísmo ha sido una de las ironías más grandes de la historia. Los primeros cristianos fueron acusados de ateísmo porque negaban a los dioses del Estado, y especialmente se rehusaban adorar al emperador.
Entonces Policarpo debía mirar a los cristianos detrás de él y decirles: «Fuera los ateos». En cambio, él miró a la gran multitud del anfiteatro justo frente a él, y con un gesto de la mano que apuntaba a la multitud les dijo: «Fuera los ateos». Ahora, aunque no podemos evitar ver un poco de humor en la escena, también debe impresionarnos el coraje de Policarpo y su perspectiva sobre lo que es realmente importante.
Al final del martirio de Policarpo, hay dos frases interesantes. Una de ellas no describe el evento como un martirio, sino como «un día de victoria». Y la otra frase al final, la encuentro siempre reveladora. Dice: «Policarpo fue arrestado por Herodes». Es interesante que tengamos esta figura política llamada Herodes, en lo que vemos una conexión con el Jesús histórico y el Herodes que estuvo involucrado en el juicio de Jesús. Dice: «Policarpo fue arrestado por Herodes cuando Felipe era sumo sacerdote durante el proconsulado de Estacio Cuadrato, mientras Jesucristo reinaba como Rey para siempre». Y luego añade esto: «A Él sea la gloria, el honor, la majestad y el trono eterno, de generación en generación». Policarpo sabía que Roma y el César eran solo las sombras, que la realidad es que Jesucristo es el Señor del universo. Y por amor al Señor, Policarpo estaba dispuesto, no solo a vivir por Cristo, sino a dar su vida por Él.
Soy Steve Nichols, gracias por acompañarnos en 5 Minutos en la Historia de la Iglesia.