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En la década de 1920, las mareas teológicas se inclinaban hacia el liberalismo en algunas partes de la iglesia. En este episodio de 5 Minutos en la Historia de la Iglesia, Stephen Nichols habla de un sermón que marcó el inicio de esta transición y explica cómo respondió J. Gresham Machen en defensa de la verdad.
Transcripción
Bienvenidos a 5 Minutos en la Historia de la Iglesia, un podcast de los Ministerios Ligonier con Steve Nichols.
Este episodio se titula «La loca década de los veinte». Durante la loca década de los veinte se libraron muchas batallas dentro de la iglesia. En los últimos dos episodios hablamos de Los cinco fundamentos. Y esta fue una especie de barrera de separación entre los liberales que estaban en la iglesia, y los conservadores teológicos fundamentalistas.
Ese documento de Los cinco fundamentos fue redactado en la década de 1910, pero fue desechado. La tendencia había cambiado en la Iglesia presbiteriana inclinándose hacia una posición más moderada y liberal. Y una de las primeras cosas que hicieron, una vez que tuvieron más poder en la denominación, fue simplemente eliminar Los cinco fundamentos y removerlos de los votos de ordenación.
En 1922 hubo un momento decisivo en todo este asunto. Harry Emerson Fosdick era un ministro en la Riverside Cathedral que había estado en la First Presbyterian Church en New York, pero no era presbiteriano, Fosdick era bautista y no favorecía Los cinco fundamentos. Así que Fosdick fue despojado de su cargo como ministro presbiteriano, pero él tenía un amigo muy poderoso: John Rockefeller, el cual simplemente le construyó una hermosa catedral que hoy conocemos como la Riverside Cathedral en la ciudad de Nueva York.
Desde esa catedral, Fosdick predicó un sermón titulado: «¿Ganarán los fundamentalistas?». Y tomó como punto de partida Los cinco fundamentos, y fue repasando cada punto, comenzando con lo que decían los conservadores teológicos. Él decía: «Ahora, se nos ha dicho que debemos pensar en las Escrituras como inerrantes pero lo que ustedes necesitan entender es que hay muchas maneras en las que podemos pensar acerca de las Escrituras. Hay varias vías diferentes abiertas para nosotros como cristianos en cuanto a lo que podemos pensar de la Escritura. También te han hablado del nacimiento virginal, bueno también podemos pensar diferente sobre el nacimiento de Cristo. Y te han enseñado que existe la necesidad de una expiación sustitutiva; bueno, podemos pensar diferente en cuanto a eso también», y así sucesivamente. Y Fosdick dice de cada uno de estos puntos: «No podemos dejar que triunfen estas ideas inflexibles de los fundamentalistas. No podemos dejar que los fundamentalistas intolerantes salgan victoriosos». Y termina su sermón con un apasionado llamado a no dejar triunfar a los fundamentalistas y a fomentar que prevalezca un espíritu liberal en la iglesia.
El sermón fue inmediatamente difundido por los periódicos. Rockefeller pagó con su dinero la distribución de cerca de 250,000 copias del sermón por todo Estados Unidos. Se le envió a pastores, trabajadores de la YMCA, y también lo escuchó un profesor de Princeton llamado J. Gresham Machen. Machen contrarrestó el sermón de Fosdick con un sermón titulado: «Cristianismo y liberalismo» predicado en 1922. En 1923 lo amplió y lo publicó como libro, en su obra clásica Cristianismo y liberalismo.
Machen era un político libertario, que apoyaba el derecho de la libertad en un país libre. Por eso en su libro él plantea un argumento básico, diciendo:
«Escucha, este es un país libre. Eres libre de creer lo que quieras creer, pero no puedes creer algo que es totalmente ajeno y totalmente opuesto al cristianismo, y aún así llamarlo cristianismo. Es decir, si atacas la doctrina de la Escritura que se ha mantenido históricamente, si atacas las doctrinas de la persona y la obra de Cristo que se han mantenido históricamente como la perspectiva ortodoxa dentro de la iglesia, si atacas el punto de vista de la venida de Cristo y si niegas que ocurren milagros, eso no es cristianismo. Simplemente no puedes crear lo que quieras y llamarlo cristianismo. Eres libre de creerlo, pero no lo llames cristianismo, llámalo por lo que es. Es liberalismo».
Y así Machen respondió a la pregunta de Foskick «¿Ganarán los fundamentalistas?» con un rotundo sí que esperamos se cumpla, pues lo que está en juego aquí es la Escritura y Cristo, y estas son las doctrinas sin las cuales la iglesia no puede vivir.
Soy Steve Nichols. Gracias por acompañarnos en 5 Minutos en la Historia de la Iglesia.