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Cuando uno se para en la cima de una montaña, la perspectiva es asombrosa. En este episodio de 5 Minutos en la Historia de la Iglesia, Stephen Nichols discute uno de los escritos más breves de J. Gresham Machen, Las montañas y por qué nos encantan.
Transcripción
Bienvenidos a 5 Minutos en la Historia de la Iglesia, un podcast de los Ministerios Ligonier con Steve Nichols. En el episodio de hoy hablaremos del teólogo J. Gresham Machen, quien dijo lo siguiente: «Realmente me encantan las montañas y esto desde que tengo uso de razón».
Machen nació en 1881 y murió el 1 de enero de 1937. Él dejó tras sí un gran legado para nosotros, ya que por él tenemos la denominación de la Iglesia presbiteriana ortodoxa y el Seminario Teológico de Westminster. También, él nos dejó como legado una serie de libros reconocidos; entre ellos, por supuesto, el clásico texto Cristianismo y Liberalismo que probablemente sea aún más necesario y urgente que cuando Machen lo escribió por primera vez en 1923, dados los retos a los que se enfrenta la iglesia de hoy.
Machen escribió muchos otros libros, entre ellos uno en particular que me dio muchas noches de insomnio en el seminario: el Griego del Nuevo Testamento para Principiantes. Pero además del seminario de Westminster, la denominación presbiteriana y los libros, Machen también tenía muchos otros escritos más breves, y uno de ellos es un artículo que se publicó en Christianity Today titulado, Mountains and Why We Love Them [Las montañas y por qué nos encantan]. Como dice en este artículo, a Machen le encantaban las montañas.
Aunque vivía en Baltimore, su familia vacacionaba en Bar Harbor, Maine, por lo que su primera experiencia con las montañas fue en las grandes montañas de Nueva Inglaterra. Y luego, cuando se graduó en la Universidad Johns Hopkins, sus padres le regalaron un viaje a Suiza, y allí entró en contacto con los Alpes por primera vez.
A lo largo de su vida, y siempre que el tiempo y sus obligaciones se lo permitían, regresaba a Suiza, de vuelta a estos Alpes. Y en esta obra «Las montañas y por qué nos encantan», habla de lo que tuvo que aprender. Recuerda en particular una vez que estaba de pie en el monte Cervino, y podía ver, esencialmente, toda Europa. Y mientras miraba desde ese lugar en el que tenía una vista panorámica, dijo: «Piensas en los grandes hombres cuya memoria atesoras, quienes han luchado allí en esos países que alcanzas a ver, que han luchado por la luz y la libertad, por la belleza, pero sobre todo por la Palabra de Dios».
Estas son, por supuesto, las tierras de Lutero, de Calvino, las tierras de la gran Reforma. Y luego Machen considera lo que está sucediendo, el desmoronamiento de esto en el siglo XX. De hecho, continúa diciendo que él es uno de los que piensa que necesitamos una perspectiva de nuestra época, de la misma manera que una montaña te eleva y te ofrece una perspectiva sobre el horizonte. Así que los que viven en el mundo moderno, ¡necesitan una perspectiva! Y Machen dice: «Cuando hago eso, cuando tengo este tipo de perspectiva desde la cima de la montaña, no puedo, por más que lo intento, entender cómo cualquier hombre que posea el más mínimo conocimiento de la historia, se niegue a admitir que estamos viviendo en una época de triste decadencia. Una decadencia apenas disfrazada por los logros materiales de nuestra época, que ya empiezan a mangonearnos como un juguete nuevo».
Sin embargo, Machen no quiere terminar con una nota triste, una nota desagradable. Ciertamente hay algo negativo que ha tenido que aprender de estas experiencias de escalar montañas, pero también hay algo muy positivo. Así que, al final de este artículo, le da un giro. Machen descubre que esta alternativa de una vida sin Dios simplemente no es aceptable, no es viable. Él dice: «Mientras que la modernidad ha propuesto la vida sin Dios», continúa diciendo: «Solo hay una alternativa a esta cosmovisión modernista», y luego dice: «La alternativa es que hay un Dios. Un Dios que, a su debido tiempo, levantará a grandes hombres para que hagan Su voluntad, grandes hombres que resistan la tiranía de los expertos y conduzcan de nuevo a la humanidad a los reinos de la luz y la libertad. Grandes hombres, que por encima de todo, serán los mensajeros de Su gracia. Muy por encima de cualquier visión desde la cima de una montaña terrenal, hay un Dios Alto y Sublime, que aunque es infinitamente exaltado, cuida de Sus hijos que habitan entre los hombres».
Este es Machen y por qué amaba las montañas.
Soy Steve Nichols. Gracias por acompañarnos en 5 Minutos en la Historia de la Iglesia.