Un prefacio
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13 junio, 2024Wilberforce
Tras su conversión a Cristo, William Wilberforce centró sus esfuerzos en la abolición de la esclavitud. En este episodio de 5 Minutos en la Historia de la Iglesia, Stephen Nichols nos ofrece una visión general de la extraordinaria vida de Wilberforce.
Transcripción
Bienvenidos a 5 Minutos en la Historia de la Iglesia, un podcast de los Ministerios Ligonier con Steve Nichols.
En el episodio de hoy hablaremos sobre William Wilberforce, un cristiano activo en la política británica que lideró el movimiento para abolir la trata de esclavos. Wilberforce nació en 1759 y murió en 1833. Procedía de una familia adinerada que vivía en la ciudad portuaria costera de Hull, Inglaterra. Su padre murió cuando él solo tenía nueve años. Más tarde, se mudó de Hull a la gran ciudad de Londres para vivir con unos familiares. Estos familiares tenían una casa allí en Londres y otra en un pueblo que estaba en las afueras de la ciudad, un pueblecito rural conocido como Wimbledon.
Mientras vivía con sus familiares, su tía tuvo una gran influencia sobre él. Según entendemos, ella probablemente se convirtió a Cristo por medio del ministerio del gran predicador del Gran Despertar, George Whitefield. La tía de Wilberforce era una gran seguidora de Whitefield, y fue en esta familia donde Wilberforce recibió una exposición temprana al cristianismo. Sin embargo, él no se mostró receptivo al evangelio en ese momento de su vida. Unos años más tarde, en 1776, casualmente mientras una de las colonias de Gran Bretaña empezaba a independizarse, William Wilberforce se fue a estudiar a la Universidad de Cambridge. Durante su estancia allí, fue compañero de clase de William Pitt apodado el Joven. El padre de Pitt, William Pitt I fue el primer ministro, y su joven hijo, William Pitt II llegaría a ser primer ministro también.
En 1780 William Wilberforce ocupó su primer escaño como miembro del Parlamento. Había terminado su licenciatura, pero todavía estaba trabajando en su maestría en Cambridge. Así que, durante los siguientes años estuvo ocupado como estudiante y como parlamentario.
En 1784 realizó un viaje al continente americano, y las personas con las que viajaba eran cristianos. Ellos le recomendaron ciertos libros. Por ejemplo, comenzó a leer al gran puritano Philip Doddridge y, a medida que leía, Wilberforce comenzó a comprender el evangelio. Empezó a leer su Biblia por las mañanas, y fue durante ese viaje y gracias a todas estas lecturas que se convirtió.
En 1787 ocurrió otro acontecimiento importante en la vida de Wilberforce. Thomas Clarkson, uno de los compañeros de Wilberforce en Cambridge, se reunió con él. Clarkson acababa de publicar un ensayo contra la trata de esclavos en Inglaterra, y Clarkson pudo convencer a Wilberforce de que esta era una causa por la que valía la pena luchar. De hecho, fue alrededor de esta época que Wilberforce escribió en su diario lo siguiente: «El Dios Todopoderoso ha puesto frente a mí dos grandes objetivos: la abolición de la trata de esclavos y la reforma de las costumbres».
En 1789 Wilberforce ya pronunciaba discursos en el Parlamento, y también presentaba proyectos de ley para abolir la trata de esclavos. Esta iniciativa no fue bien recibida. Pero eso no lo disuadió de continuar. Él siguió adelante. Trabajó por dieciocho años y finalmente, en 1807, el Parlamento abolió la trata de esclavos. Por supuesto, Wilberforce no se detuvo allí, sino que dedicó su energía a la abolición de la esclavitud misma, aunque no pudo ver la consumación de sus esfuerzos. La esclavitud finalmente fue abolida en el Imperio británico en 1834.
Al recordar la vida de Wilberforce, nos damos cuenta de que, aunque su historia es bien conocida, vale la pena refrescarla. Cuando Wilberforce se convirtió, estuvo bajo la influencia de John Newton, quien trabajaba en la trata de esclavos. Newton experimentó una gloriosa conversión y, de hecho, es el autor del himno «Sublime gracia».
Cuando Wilberforce se convirtió, pensó que tal vez debía dedicarse al pastorado, pues quizás sería un mejor uso de sus esfuerzos, pero John Newton le animó a quedarse donde estaba, diciéndole que Dios le había puesto allí proveyéndole de dones para que pudiera ser útil en ese tiempo al servicio de Él. Así que Wilberforce permaneció donde estaba y sirvió a Dios desde donde estaba.Soy Steve Nichols. Gracias por acompañarnos en 5 Minutos en la Historia de la Iglesia.