Uno en esencia
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18 marzo, 2022Tres en persona
Esta es la lección 11 de la serie de enseñanza del Dr. R.C. Sproul «Fundamentos I: Dios y la Escritura».
Muchos argumentan que la doctrina de la Trinidad es una contradicción y que los cristianos adoran a tres dioses en lugar de uno. En esta lección, el Dr. Sproul demuestra que, si bien la doctrina de la Trinidad es misteriosa, en ninguna manera es contradictoria.
Transcripción
Hace algún tiempo tuve una conversación con un profesor de filosofía en una de las universidades americanas, y él me dijo que era ateo y que no podía entender cómo una persona inteligente podría abrazar el cristianismo, porque en el corazón mismo del sistema cristiano de pensamiento había una contradicción manifiesta. Y yo dije, «Bueno, ¿cuál es?» Dijo: «Bueno, la doctrina de la Trinidad». Dijo: «La doctrina de la Trinidad es una contradicción y las personas inteligentes no aceptan contradicciones». Le dije: «Bueno, estoy de acuerdo con parte de eso».
Le dije: «Te concedo que las personas inteligentes no deben aceptar contradicciones, aunque muchas de ellas a menudo lo hacen. No creo que.., estoy de acuerdo contigo en que las personas inteligentes no deben aceptar contradicciones», le dije, «pero lo que me sorprende es que clasifiques y categorices la doctrina cristiana de la Trinidad como una contradicción; no es que me resulte sorprendente que la gente haga eso de vez en cuando, pero lo que me sorprende es que tú eres profesor de filosofía y estás haciendo esto, porque estoy asumiendo aquí, tal vez erróneamente, que como profesor de filosofía has sido bien entrenado en la ciencia y la disciplina de la lógica, y sabes lo suficiente sobre lógica como para saber que es la premisa fundamental – la ley de la no contradicción – y estás cuidadosamente entrenado para conocer la diferencia entre una contradicción y una paradoja.
Ahora, veamos esto. Dije: «Concedo que la fórmula para la Trinidad es paradójica, pero de ninguna manera es contradictoria. Ahora déjame mostrarte por qué. La fórmula histórica es que Dios es uno en esencia y tres en persona». Ahora le dije a mi amigo profesor de filosofía, le dije: «Ciertamente se puede ver que lo que esta fórmula está diciendo es que Dios es uno en una cosa y tres en otra cosa. Ahora, para romper la ley de contradicción, hay que decir que Dios es uno en esencia y sólo uno en esencia, y Dios es tres en esencia; o decir que Dios es uno y tan solo uno en persona, y al mismo tiempo decir que Dios es tres en persona, porque la simple definición de la ley de la no contradicción es que algo no puede: ser lo que es y no ser lo que es al mismo tiempo y de la misma manera o en la misma relación».
Ahora, puedo ser padre e hijo al mismo tiempo, pero no en la misma relación. No puedo ser mi propio hijo o mi propio nieto. Eso es obviamente imposible y por eso cuando miramos las categorías formales de pensamiento racional, vemos, objetivamente, espero, que esta fórmula no sea contradictoria. Y esta fue una de las cosas con las que la iglesia luchó profundamente en los primeros cuatro siglos para ser fiel a la enseñanza clara de la Escritura, de que por un lado Dios es uno y por otro lado que Cristo es divino, que el Padre es divino y que el Espíritu Santo es divino. Ahora, eso no es poca cosa para poder resolver esta aparente contradicción, porque a primera vista, parece que la comunidad cristiana estaba confesando fe en tres dioses, lo que violaría el principio del monoteísmo que estaba tan profundamente arraigado en el Antiguo Testamento.
Bueno, veamos la palabra ‘paradoja’ por un momento. La palabra ‘paradoja’ se basa en una raíz griega y en un prefijo griego. El prefijo ‘para’ significa básicamente, ‘a lado de’. Ustedes han oído de los ministerios paraeclesiásticos; han oído de los paracaidistas, paramédicos, paralegales. Son personas que trabajan al lado de otras personas, por lo que una parábola es algo que Jesús lanza junto a una enseñanza que da para ilustrar un punto. Bueno, ‘para’ significa «al lado». Y la palabra ‘dox’ aquí viene de doctores – par-a-docs, o dos doctores, ¿cierto, Roger? Paradoja, dos médicos, un par de doctores, ¿eh? No, la palabra aquí proviene de la palabra griega, dokein, de donde también se conoce la herejía del Docetismo (se deriva de la misma palabra) y ese verbo en su forma verbal significa ‘parecer’, ‘pensar’, o aparentar.
Ahora, de esas palabras, obtenemos la idea de una paradoja, es algo que cuando se coloca al lado de otra cosa parece o aparenta ser contradictorio, pero cuando se mira más de cerca y lo sometes a un escrutinio cuidadoso, se ve que, de hecho, no es una contradicción.Y eso es lo que le pedía a este profesor de filosofía que hiciera con respecto a la fórmula cristiana de la Trinidad. Podría parecer contradictorio porque estamos diciendo que Dios es una esencia y tres personas y estamos acostumbrados, en nuestro punto de vista como seres humanos, a ver que un ser es una sola persona; no podemos concebir cómo un ser podría estar contenido de tres personas y aún así ser sólo un ser.
Ahora, en ese sentido, la doctrina de la Trinidad en esta formulación es misteriosa -nadie argumenta ese punto- y hace que la mente piense en un ser que es absolutamente uno en su esencia de lo que es, y sin embargo dentro de esa esencia individual son tres personas. Ahora, también tenemos que hablar del significado de estos dos términos, porque, de nuevo, por qué esto parece ser contradictorio, es porque tenemos una tendencia a ver estos términos, esencia y persona, como sinónimos virtuales.Porque este hombre es un ser, es un ser humano, pero también es una persona, y nosotros, de nuevo, como dije, estamos acostumbrados a pensar en una persona por ser; no lo hacemos, a menos que tenga múltiples personalidades, entonces lo llevamos al psiquiatra en ese momento. Pero pensamos en un ser por persona, una persona por ser.
Ahora, el concepto de esencia es el que proviene de la palabra griega – de nuevo, otra palabra griega – proviene del verbo griego en forma de participio: ‘ser’, que es la palabra ‘ousios’ que significa ‘ser’ o ‘sustancia’ o mi traducción favorita de esto en el lenguaje vernacular es la palabra, ‘cosas’. Cuando estudiaba en Holanda y tenía que aprender el idioma holandés, por supuesto, mi prioridad era aprender el lenguaje teológico, pero la prioridad de mi esposa era aprender lo que llaman el huis, tuin, y keuken tah, es decir, la casa, la ciudad, y el lenguaje de la cocina, para que ella pudiera hacer compras y saber la diferencia entre una papa y un pepino. Y así lo hacíamos, ella estaba ocupada con ese tipo de cosas, y por supuesto, uno de los electrodomésticos que uno usaría en una cultura que era meticulosa y quisquillosa con la limpieza era una aspiradora poderosa.
Pero la palabra para aspiradora potente en holandés era la palabra ‘stofzuiger’ que literalmente significa, ‘un traga cosas’. Estas personas eran realmente imaginativas en la forma en que nombraban sus nuevos productos: «Bueno, ¿qué es esa cosa?» «Bueno, es un traga cosas, ya sabes, ¿qué crees que es? Míralo, traga todas las cosas que se encuentran en el suelo». Ahora, podríamos haberle puesto un término mucho más sofisticado, ontológico, metafísico que ‘traga cosas’, pero me gusta esa palabra, ‘cosas’, porque ¿cuál es la cosa? Quiero decir, esto es, ¿cuál es la cosa de la que estás hecho? ¿Cuál es la cosa que distingue a un ser humano de un antílope o a un antílope de una uva, a una uva de Dios? Hay una cosa de deidad, la esencia, el ousios, la sustancia de lo que Dios es en sí mismo. Y lo que la iglesia estaba diciendo es que Dios es una esencia; sólo hay una cosa. No hay parte de Dios aquí y luego separado de eso hay otra parte de Dios por allá. Esos serían dos seres, y Dios es un solo ser.
Por lo tanto, ¿qué queremos decir entonces cuando decimos que Dios es uno en ser, pero tres en persona? Bueno, eso es un poco más difícil. Parte del problema que tenemos con eso es que cuando esta fórmula se derivó en la iglesia primitiva, fue derivada de las raíces latinas de las cuales viene nuestra palabra ‘persona’. Y esa palabra era ‘persona’. Y su función principal en la lengua latina era como un término legal o como un término que se usaba en las artes dramáticas. Todos ustedes están familiarizados con las marcas registradas del mundo del drama – las máscaras gemelas que indican tragedia y comedia. Tienes una cara sonriente para la comedia, y tienes una cara fruncida para la tragedia, y son retratados con máscaras que caben sobre la cara de un actor.
Ahora, recuerdo hace muchísimos años cuando la versión moderna del libro de Job fue elegida para una obra que se llevó a cabo en Broadway llamada ‘JB’. Y en esa obra, un distinguido actor interpretó dos papeles diferentes, y fue Basil Rathbone quien interpretó al Sheriff de Nottingham en el clásico, ‘Robin Hood’, y quien interpretó, por supuesto, durante todos esos años con Nigel Bruce, interpretó a Sherlock Holmes. Bueno, Basil Rathbone hizo el papel de ‘JB’ de Dios y de Satanás, y cuando fui a ver eso, cuando estaba en la escuela secundaria, teníamos boletos que estaban literalmente en el centro de la primera fila; Podía haber extendido la mano y tocar a Basil Rathbone en el brazo mientras él estaba haciendo esa actuación.
Pero lo que era tan vívido para mí, según recuerdo, de esa actuación era que cuando cambiaba de identidad en la obra, cuando él indicaba que estaba siendo Dios, él sostenía una máscara frente a su rostro que era la máscara de Dios, y hablaba a través de esa máscara mientras asumía la personalidad o el carácter de Dios. Luego, cuando era Satanás o el diablo, sostenía una máscara diferente. Y esto siguió la antigua costumbre en el drama griego, así como en las obras romanas. Era costumbre para los actores que estaban altamente entrenados el desempeñar más de un papel en una obra de teatro.
Si estuvieran haciendo algo de Eurípides, por ejemplo, o algo así, alguien podría tener más de una parte. Ahora, la forma en que lo hicieron fue distinguiendo a sus personas con el hablar a través de estas máscaras, y la palabra latina para la máscara era la palabra ‘persona’, de modo que cuando la gente como Tertuliano, por ejemplo, habló por primera vez de esta fórmula de la Trinidad y habló de un ser, tres personai, él estaba diciendo que hay tres roles, por así decirlo, que Dios está interpretando aquí y que se manifiestan, por un lado, como Padre, por otro como Hijo; el otro como el Espíritu Santo. Así que, el punto de todo eso es que la idea de persona en esta fórmula no corresponde exactamente a nuestro concepto español de personalidad, porque, de nuevo, para nosotros, una persona significa un ser distintivo.
Ahora, en la teología técnica, con el fin de hacer la distinción en la divinidad entre las personas de la Trinidad, se han utilizado otros términos. Mi favorito, el cual creo que es más útil, y espero que no sea confuso para ustedes, es la palabra, «subsistencia». Subsistencia; ahora probablemente esa no es una palabra con la que estés muy familiarizado en términos de su uso teológico; es posible que la escuches de vez en cuando con respecto a la vida de alguien que se gana la vida en una forma de existencia a nivel de pobreza. De hecho, llamamos a ese nivel extremo de pobreza ¿qué? Una subsistencia – que básicamente están sobreviviendo. No están existiendo; están subsistiendo, y estamos indicando esa subsistencia como un nivel de vida por debajo de la media, ¿está bien?
Ahora, de nuevo, la razón por la que sentimos esto como algo bajo o por debajo de otra cosa es debido a ese prefijo. Todos sabemos lo que significa el prefijo, ‘sub’; significa «debajo» o por debajo. Un submarino no era un avión en la Segunda Guerra Mundial; era un barco que iba ¿por dónde? Bajo el agua, ahí tienes, muy bien. ¿Y ahora qué hay de esta ‘sistencia’ aquí? Bueno, vemos el término común entre subsistencia y existencia. Cuando usamos el término «existencia», es una palabra común que usamos a diario, y sin embargo, es una que está llena de todo tipo de suposiciones filosóficas y teológicas.
Una vez di una charla en una conferencia en Orlando donde el objetivo de mi charla era negar tan enfáticamente como pudiera y tan categóricamente como sea posible la existencia de Dios, y cuando comencé esa conferencia, dije: «Lo que es mi tarea hoy, es convencer a ustedes de que Dios no existe». «¿Ah?» vino esta expresión de la multitud. «¿De qué estás hablando? ¿A qué juego estás jugando con nosotros?» «No estoy jugando», dije: «Lo peor que podría habernos pasado es descubrir que Dios existe en el significado específico del término ‘existir'», porque el término ‘existir’, en nuestra lengua se ha derivado etimológicamente del latín, ‘existere’,’que significa– ‘ex’ significa ‘fuera de’ y ‘stere’ significa ‘pararse’. Así que, alguien que existe es alguien que es extraordinario, pero ¿extraordinario en qué sentido?
Bueno, lo que significaba esta palabra filosóficamente, hace siglos, yendo todo el camino de regreso a Platón y antes de Platón, era la idea de que hay un ser, puro y simple, y el ser puro no depende de nada por su capacidad de ser. Es eterno. Tiene el poder de estar dentro de sí mismo. No es de ninguna manera criatura. Lo que caracteriza la existencia de una criatura no es ser, sino llegar a ser, porque el rasgo principal del carácter de todas las criaturas es que cambian. Sea lo que seas hoy, tú serás diferente un poco mañana, y hoy eres tan diferente de lo que tú eras ayer, si se trata sólo de que eres veinticuatro horas mayor de lo que eras en este momento de ayer.
Ahora, la idea de la existencia dice que existir es sobresalir en algo, y la idea pretende sobresalir en ser, de modo que algo que existe es algo que tiene un pie en el ser y el otro pie en llegar a ser, o en el no ser. A menos que esté conectado de alguna manera con el ser, no podría serlo. No seríamos seres humanos; seríamos ‘llegar-a-ser’ humanos. Pero si lo fuera, teniendo ambos pies en el ser, no podría ser una criatura. Ahora, el punto que estoy diciendo es que no queremos pensar en Dios así. Si me preguntas: ‘¿Dios es?’ Yo digo, «Sí, por supuesto que Dios es». Pero ¿existe? No en este sentido, porque eso lo haría ¿qué? una criatura, una existencia derivada dependiente. Pero más bien, decimos que Dios está aquí. Dios está siendo, no llegando a ser, no cambiando. Es eternamente el mismo, y por eso decimos que hay un ser.
Ahora, dentro de ese ser no hay tres existencias separadas. Recuerda la diferencia en el prefijo; ‘existir’ significa ‘pararse fuera de ser’ o ‘no ser’, pero la palabra que los teólogos utilizan con respecto a la Trinidad no es la palabra, tres existencias, sino tres subsistencias; es decir, debajo del ser puro de Dios, en una dimensión inferior, debemos distinguir entre estas subsistencias, las cuales la Biblia llama Padre, Hijo, Espíritu Santo. No tres existencias, no tres seres, sino tres subsistencias dentro de ese único ser eterno que es Dios.
Y así podemos decir que la distinción entre las tres personas es una distinción necesaria porque la Biblia hace la distinción, y es una verdadera distinción, pero decimos que no es una distinción esencial. Oh, oh, ¿qué quieres decir con que no es una distinción esencial? ¿Quieres decir con eso que no es importante que hagamos una distinción y que no importa? ¿No importa si creemos en el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo? No, no, no. A veces usamos lo esencial, el término «esencial» para decir ¿qué? Es tan importante que sin él, no tienes lo que necesitas tener, que es absolutamente crucial para poseer lo que quieres.
En ese sentido, es esencial, lo que significa sumamente importante, pero cuando digo que las diferencias entre el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son reales, pero no esenciales, estoy siendo más específico y preciso con respecto a la palabra, ‘esencial’, diciendo que estas representan diferencias reales dentro de la trinidad, pero no dentro de la esencia de la divinidad misma.
Un ser, tres personas – Padre, Hijo y Espíritu Santo.