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En nuestro primer segmento de nuestro estudio de la persona y obra del Espíritu Santo, mencioné que ha habido más libros escritos, en los últimos 50 años, respecto al Espíritu Santo, de los que se han escrito en toda la historia de la iglesia cristiana hasta ese momento. Y en su mayoría la razón de esa plétora de publicaciones ha sido el impacto del movimiento carismático, y gran parte de la preocupación que se investiga en estos libros tiene que ver con el concepto del bautismo del Espíritu Santo tal como lo vimos brevemente. Pero más significativo y más fundamental ha sido todo el tema del hablar en lenguas, y se añade a ese tema el amplio asunto de los dones del Espíritu a medida que son mencionados en el Nuevo Testamento.
Y cada vez que llegamos al tema de hablar en lenguas, por ejemplo, hay una serie de preguntas relacionadas que hacen que una posición dogmática sea difícil de alcanzar con respecto a la comprensión de estas cosas. Preguntas como esta, por ejemplo: ¿Es la glosolalia, o el hablar en lenguas, que se registra en el libro de Hechos, describiendo los acontecimientos del día de Pentecostés, lo mismo que Pablo habla en su carta a 1 Corintios? ¿El hablar en lenguas en la iglesia de Corinto es lo mismo que sucedió en Pentecostés? La suposición tácita que la mayoría de gente hace es que son una cosa y lo mismo, pero algunos estudiosos al investigar esto han indicado que tal vez, al menos en Pentecostés, el milagro no fue tanto en el hablar como lo fue en el escuchar. Es decir, que fue un milagro de traducción.
Esas personas de diferentes trasfondos y regiones y formas de hablar fueron capaces de entender las declaraciones dadas por los judíos reunidos allí. Y la Escritura simplemente no es explícita con respecto a esa pregunta, por lo que sigue siendo un tema de especulación. La segunda pregunta que se asocia con las lenguas, particularmente, es que, si este fenómeno, que ocurrió en el siglo I, fue diseñado por Dios para continuar a lo largo de la historia cristiana, y uno de los problemas que encontramos hasta ese momento es la evidencia extremadamente escasa de cualquier continuidad de la manifestación de lenguas desde el siglo I hasta el siglo XX. Si vemos los anales de la historia de la iglesia encontramos un silencio profundo con respecto a este asunto.
Entonces, algunos han argumentado que esto tiene importancia escatológica tras la idea de las lluvias tempranas y las lluvias tardías, que las lluvias tempranas del Espíritu Santo fueron indicadas por el derramamiento del Espíritu en el siglo I y ahora este nuevo avivamiento del hablar en lenguas es un indicativo de las lluvias tardías como presagio de los últimos momentos de la historia redentora antes del regreso de Cristo. Esa es otra pregunta asociada con las lenguas. Tal vez una pregunta aún más significativa con respecto a las lenguas es la pregunta: el hablar en lenguas que se indica que ocurrió en la comunidad corintia ¿fue milagrosa en la entrega de poder, y si lo fue, el hablar en lenguas que se reporta hoy es igualmente milagroso? Y, otra vez, esa es una pregunta más relacionada.
Pero la pregunta más grande, por supuesto, a la que se enfrenta la gente es, ¿el hablar en lenguas que escuchamos hoy es lo mismo que sucedió en la iglesia de Corinto? ¿O es una habilidad natural que la gente tiene de hablar sin que se les entienda bajo la influencia del Espíritu Santo? Y de nuevo, ese debate continúa. Y más allá de eso, como ya he mencionado, ¿este tema de hablar en lenguas es un indicador necesario de que uno está siendo bautizado en el Espíritu Santo? Bueno, volvamos nuestra atención a lo que el Nuevo Testamento dice sobre estos asuntos. Así como la reflexión más extensa de la persona y obra del Espíritu Santo que tenemos en general la tenemos en el Discurso del Aposento Alto registrado en el Evangelio de Juan, capítulos 14, 15, 16 y 17; así el debate más largo que tenemos de los dones del Espíritu podemos encontrarlo en la primera carta de Pablo a los Corintios en los capítulos 12, 13 y 14.
Menciono esto sólo para señalar, de paso, que uno de los capítulos más populares en toda la Biblia es 1 Corintios 13, al cual llamamos el “capítulo del amor”, pero tenemos que entender que el contexto del discurso de Pablo sobre la supremacía del amor está en el mismo medio de su análisis sobre el papel de los dones espirituales. Observe cómo 1 Corintios 13 inicia: “Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, pero no tengo amor”, y todo lo demás. Entonces, es parte de este discurso más amplio que empieza en el capítulo 12 donde Pablo, en el capítulo 12 de 1 Corintios versículo 1 empieza diciendo estas palabras: “En cuanto a los dones espirituales, no quiero, hermanos, que seáis ignorantes”. Esa es la primera expresión apostólica aquí, es que su deseo de que el pueblo de Dios sea conocedor de estas cosas y no esté actuando y comportándose con los dones del Espíritu de tal manera que demuestre ignorancia.
Obviamente, cuando leemos 1 Corintios sabemos que la iglesia de Corinto era una de las iglesias más cargadas de problemas que Pablo trató en su ministerio. Hubo todo tipo de disputas internas y formas de mal comportamiento que provocó al menos dos cartas apostólicas que llegaron en gran parte como reproche y amonestación para corregir a la gente de los abusos de los dones que habían recibido. Y también es interesante para mí que si vas a finales del siglo I y lees la carta de Clemente a la comunidad corintia, Clemente siendo el obispo de Roma a principios de siglo, él está frustrado porque estos problemas continúan en la comunidad corintia. Y en su carta recuerda a los corintios la instrucción apostólica original que habían recibido de Pablo. Pero Pablo dice que espera, que desea que el pueblo no sea ignorante. Él dijo, “Sabéis que cuando erais paganos, de una manera u otra erais arrastrados hacia los ídolos mudos. Por tanto, os hago saber que nadie hablando por el Espíritu de Dios, dice: Jesús es anatema; y nadie puede decir: Jesús es el Señor excepto por el Espíritu Santo.”
Aquí está su primera porción de instrucción de los dones: “…hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidades de operaciones, pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en todos. Pero a cada uno se le da la manifestación del Espíritu para el bien común. Pues a uno le es dada palabra de sabiduría por el Espíritu; a otro, palabra de conocimiento según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; a otro, dones de sanidad por el único Espíritu; a otro, poder de milagros; a otro, profecía; a otro, discerniendo de espíritus; a otro, diversas clases de lenguas, y a otro, interpretación de lenguas”.
Ahora, dudo en este punto y digamos que no hay razón para creer que cuando el Apóstol enumera estos diferentes tipos específicos de dones del Espíritu, que la lista que él nos proporciona es exhaustiva. A lo que él quiere llegar aquí es que hay numerosos dones que el Espíritu da a la gente de Dios, y que existe esta diversidad. Entonces lo primero que aprendemos sobre los dones del Espíritu Santo es que son diversos. Hay muchos y variados y distintos tipos de dones que el Espíritu da a su pueblo. Y también Pablo nos instruye que el propósito de los dones del Espíritu es la edificación de todo el cuerpo. Una vez más, en el contexto de esta discusión de dones espirituales Pablo nos da una vasta visión de la naturaleza misma de la iglesia que Cristo ha establecido. Que Él ha creado una iglesia; ha dotado a su iglesia con estos dones del Espíritu Santo a fin de edificar y fortalecer todo el cuerpo.
Ahora, sigue en el versículo 12, “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, constituyen un solo cuerpo, así también es Cristo. Pues por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, ya judíos o griegos, ya esclavos o libres, y a todos se nos dio a beber del mismo Espíritu”. Esto es parte de la información didáctica sobre el bautismo del Espíritu Santo que mencioné anteriormente, que el tema que Pablo está dando aquí es que todos los miembros de la iglesia de Dios, tanto judíos como gentiles, les ha sido dado poder por el Espíritu Santo para el ministerio.
También podría añadir que este texto es parte de las raíces del principio reformado que fue muy importante para Martín Lutero en el sacerdocio de todos los creyentes. Ese es un concepto que a menudo ha sido malinterpretado. Mucha gente piensa que Lutero trató de deshacerse del clero. Ese no es el caso en absoluto. Lo que estaba diciendo era que a pesar de que hay quienes están en el cargo de pastor o diácono o anciano o los otros oficios que se mencionan en el Nuevo Testamento, sin embargo, lo que Lutero estaba diciendo es que el ministerio de la iglesia de Cristo no debe limitarse a un puñado de profesionales. Pero todo el cuerpo ha sido equipado por Dios Espíritu Santo para participar en la misión de la iglesia.
Entonces no es insignificante, a mi juicio, que cuando Pablo discute los dones del Espíritu, lo hace en el contexto de la iglesia y sigue la metáfora de la iglesia como el cuerpo de Cristo, porque la iglesia es un organismo que está organizado y tiene diversas partes al igual que el cuerpo humano tiene diversas partes. Y Pablo elabora el punto más adelante en este discurso cuando dice que cada porción del cuerpo de Cristo tiene una tarea específica que desempeñar y una habilidad que se ha dado a fin de cumplir con toda la misión de la iglesia, del mismo modo que las partes individuales del cuerpo humano tienen funciones específicas que cumplir para el bienestar de todo el cuerpo.
En el versículo 15 dice – o versículo 14, “Porque el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si el pie dijera: Porque no soy mano, no soy parte del cuerpo, no por eso deja de ser parte del cuerpo. Y si el oído dijera: Porque no soy ojo, no soy parte del cuerpo, no por eso deja de ser parte del cuerpo. Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿qué sería del oído?” Ahora, aquí Pablo está usando una vieja forma argumentativa llamada el argumento reductio ad absurdum donde lleva el razonamiento de la gente a su conclusión lógica y muestra que los resultados son absurdos. Y de nuevo, se dirige a estas personas que quieren hacer del don de las lenguas lo máximo y supremo, la prueba última de espiritualidad en la vida de la iglesia. Eso era lo que estaba pasando allí en Corinto.
Y Pablo está diciendo, ‘Si quieres hacer de las lenguas el único don significativo, eso sería como decir que todo el cuerpo debería ser un ojo. Y eso nos haría muy agudos en nuestra visión, pero al mismo tiempo, seríamos sordos y mudos. Entonces, Pablo está tratando de mostrar la locura de ese tipo de pensamiento. “Si todo fuera oído, ¿qué sería del olfato? Ahora bien, Dios ha colocado a cada uno de los miembros en el cuerpo según le agradó”. Y luego continúa en el versículo 27: “Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y cada uno individualmente un miembro de él. Y en la iglesia, Dios ha designado: primeramente, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros; luego, milagros; después, dones de sanidad, ayudas, administraciones, diversas clases de lenguas”.
Ahora, es significativo que las lenguas se mencionen al final de una lista que empieza con los apóstoles siendo mencionados primero, porque sabemos que el oficio apostólico en el Nuevo Testamento es el oficio principal o mayor y la función de autoridad. Y entonces, luego él pregunta retóricamente, “¿Son todos apóstoles?” Y la única respuesta que se puede dar de acuerdo con la estructura del griego aquí es, ‘no’. “¿Son todos profetas?” Y la respuesta debe ser ‘no’. “¿Son todos maestros?” La respuesta otra vez debe ser, ‘no’. “¿Son todos obradores de milagros?” Una vez más, la respuesta gramaticalmente debe ser, ‘no’. “¿Tienen todos dones de sanidad? ¿Hablan todos en lenguas?” Y la estructura del griego aquí cuando se da una pregunta retórica, en esta forma, te dice cuál debe ser la respuesta a la pregunta retórica. Y cuando dice, “¿hablan todos en lenguas?” La respuesta es, ‘no’.
Así que lo primero que tenemos es la enseñanza apostólica de que no todos en el cuerpo de Cristo han sido dotados de lenguas, aunque Pablo más tarde expresa su deseo apostólico, de nuevo, a modo de argumento ad hominem, él dice: ‘Deseo que todo el mundo hable en lenguas’, pero eso es contrario a su declaración, por supuesto, de que no todo el mundo habla en lenguas, o incluso debe hablar en lenguas. Pero, él dice: “desead ardientemente los mejores dones. Y aun yo os muestro un camino más excelente”.
Ahora escucha esas palabras, “…desead ardientemente los mejores dones. Y aun yo os muestro un camino más excelente.” Esas son las palabras que preceden inmediatamente a la declaración: “Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, pero no tengo amor, he llegado a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe”. Donde el apóstol está dejando muy claro que el don del amor es mucho más importante para el pueblo de Dios que estos dones más espectaculares. En el versículo 8 del capítulo 13, “El amor nunca deja de ser; pero si hay dones de profecía, se acabarán; si hay lenguas, cesarán; si hay conocimiento, se acabará”, y así sucesivamente. Y luego, en el capítulo 14, obtenemos el quid de su instrucción, capítulo 14: “Procurad alcanzar el amor; pero también desead ardientemente los dones espirituales, sobre todo que profeticéis”.
Ahora hay que dar una explicación aquí. De nuevo, la pregunta es ¿qué quiere decir el Apóstol con don de profecía. Y está animando a la gente a profetizar. ¿Está usando el término profecía en el sentido específico de ser un agente de revelación, como lo fueron los profetas del Antiguo Testamento, o lo fueron los apóstoles del Nuevo Testamento? No lo creo, y la gran mayoría de los comentarios del Nuevo Testamento, creo, estarían de acuerdo aquí en que cuando Pablo está alentando a la gente a profetizar, se refiere a poder articular y comunicar verbalmente la verdad de Dios, que cuando el predicador predica, cuando el cristiano individual da testimonio de su fe comunicando la fe, esa es una acción profética, no en el sentido de hablar como autor de las Escrituras, o dar nueva revelación a la comunidad de Dios como lo hicieron los profetas del Antiguo Testamento. O incluso tiene una referencia primaria a las predicciones futuras. Hacemos la distinción sobre el don profético, incluso en el Antiguo Testamento entre la predicción y la profecía, y el énfasis principal no está en la predicción futura, sino en hablar de la verdad de Dios. Y creo que esto es lo que Pablo está alentando a la gente a ser capaz de hacer.
En el versículo 2 dice: “Porque el que habla en lengua no habla a los hombres, sino a Dios”. De nuevo, otra razón por la que algunas personas piensan que esta es la diferencia aquí, entre lo que está pasando en Corinto y lo que había sucedido en Pentecostés, porque aquí pareciera sugerir que hablar en lenguas es una especie de oración. “Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios, pues nadie lo entiende, sino que en su espíritu habla misterios. Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. El que habla en lenguas, así mismo se edifica, pero el que profetiza edifica a la iglesia. Yo quisiera que todos hablarais en lenguas, pero aún más, que profetizarais; pues el que profetiza es superior al que habla en lenguas, a menos de que las interprete para que la iglesia reciba edificación”.
Él continúa en el versículo 6: “Ahora bien, hermanos, si yo voy a vosotros hablando en lenguas, ¿de qué provecho os seré a menos de que os hable por medio de revelación, o de conocimiento, o de profecía, o de enseñanza?” En otras palabras, no hay beneficio para el pueblo de Dios sin que el contenido inteligible de la verdad de Dios sea comunicado al pueblo. Y el problema con las lenguas de entonces, y las lenguas de ahora, es que son ininteligibles. Lo que hace que muchos estudiosos del Nuevo Testamento crean que el fenómeno contemporáneo de las lenguas es simplemente una capacidad humana de suspirar o experimentar expresiones extáticas bajo la influencia del Espíritu Santo, esto no es una negación de que las personas se están comunicando con el Espíritu Santo cuando se dedican a esta actividad.
Pero la idea es que no requiere ninguna habilitación milagrosa para hacerlo. Uno de los problemas que enfrentamos con este fenómeno de las lenguas en nuestros días es que hay múltiples registros de esta práctica encontradas entre religiones paganas, grupos paganos y otros grupos no cristianos, sectas, por ejemplo, como mormones y personas de ese tipo que niegan la deidad de Cristo y, sin embargo, afirman tener esta habilidad y en sus registros de sus expresiones no hay diferencia discernible entre lo que están haciendo y lo que los cristianos están haciendo en su vida de oración bajo la influencia del Espíritu Santo.
Ahora, de nuevo, Pablo continúa y da instrucciones estrictas sobre cómo este don, el don de lenguas, iba a ser utilizado en la iglesia primitiva. Y el énfasis que da está en orden en vez de desorden, y que la iglesia no debe ser interrumpida por lenguas a menos que haya un intérprete allí, alguien que pueda hacerlo comprensible. Y se dio gran sensibilidad en el caso de alguien que no era un creyente que entró en su reunión y no tenía idea de lo que estaba pasando.
En cualquier caso, en resumen, el apóstol Pablo no dice que las lenguas son malas y que la profecía es buena, o las lenguas son malas y el amor es bueno. Lo que sí hace es distinguir no entre lo bueno y lo malo, sino entre lo bueno y lo mejor. Las lenguas están bien, pero la profecía es mejor. ¿Quieres orar en lenguas? Bien. Pero desea los dones superiores del Espíritu para la edificación de la iglesia. Y así, la gran advertencia para nosotros hoy, la conclusión, es que no exaltamos este don en particular, aunque sea lo mismo que sucedió en la comunidad corintia, al nivel de hacerlo una especie de señal de súper espiritualidad o de entrega de poder especial de Dios.