


Has ungido mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando
19 noviembre, 2018


Y en la casa del Señor moraré por largos días
22 noviembre, 2018Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida


Nota del editor: Este es el décimo capítulo en la serie “El Salmo 23”, publicada por la Tabletalk Magazine.
Dwight L. Moody, un destacado evangelista del siglo XIX, fue abordado en su oficina una vez por una mujer que necesitaba consejería. Ella alegaba que dos hombres la estaban siguiendo. Cada vez que ella se subía al tranvía de la ciudad, ellos se subían detrás de ella. Cuando ella se bajaba, ellos se bajaban. Con un tic nervioso en su cuello, insistía en que incluso había sido seguida hasta esa oficina por estos dos hombres.
Moody podía detectar fácilmente que esta preciosa mujer estaba sufriendo de algún tipo de delirio mental. No había nadie siguiéndola. Pero para tranquilizarla él le dijo: “Esos dos hombres que te siguen son hombres de David. Sus nombres son Bien y Misericordia”. Él entonces abrió su Biblia en el Salmo 23:6 y le mostró: “Ciertamente el Bien y la Misericordia te seguirán todos los días de tu vida”. Con alivio ella exclamó: “Qué maravilloso. Siempre me he preguntado cómo se llamaban”. Ese día la mujer se fue en paz, consolada al saber que eran el bien y la misericordia que la seguían.
Nunca habrá un día en que el bien y la misericordia de Dios no estén cerca de nosotros.
Como creyentes en Jesucristo, tú y yo también necesitamos confiar en que el bien y la misericordia de Dios nos siguen a cada paso. Es necesario que tengamos la misma confianza y consuelo, creyendo que cada día de nuestras vidas, estos dos amigos de David están con nosotros en cada momento.
En el Salmo 23, aprendemos que hay una relación cercana e inseparable entre el Buen Pastor y Sus ovejas. Un vínculo inquebrantable los une como si fueran uno solo. El versículo 6 apoya esta idea y lo evidencia claramente. David empieza el versículo resaltando la certidumbre de esta unión indisoluble. Esta realidad se ve en la primera palabra “ciertamente”. No hay duda de que lo que aquí se afirma debe ser creído con una seguridad absoluta. No importa cuán oscuro sea valle, o cuán profundo sea el barranco, ciertamente este bien y misericordia le pertenecen a las ovejas. La cercana presencia del Pastor con Su tierno amor es una verdad indisputable. Su preocupación nunca debe ser puesta en duda, ni su cuidado cuestionado. Con la certeza del irrevocable amor pactal de Dios, Su gran bondad está firmemente comprometida con Su rebaño.
Cuando David testifica que el “bien” lo seguirá, él usa una palabra hebrea que cuando se usa como adjetivo, significa “hermoso” o “placentero”. Representa la manera atractiva con la que Dios muestra Su amor por Sus ovejas. Dios es perfectamente bueno en Su carácter e impecablemente bueno en Sus acciones. Por lo tanto, Él solo puede hacerle bien a Su amado rebaño. Esto se evidencia en cómo Él cuidadosamente vela por las muchas necesidades de Sus ovejas.
David también testifica que la “misericordia” le sigue. Esto es el amor incondicional del Buen Pastor para con aquellos que el Padre ha escogido y le ha encargado. Él los ama con Su amor soberano que jamás podrá ser extinguido. Aun cuando somos infieles, Él permanece fiel a nosotros.
El verbo hebreo traducido “seguir” muestra estas dos virtudes —el bien y la misericordia— como si persiguieran activamente a David. Se puede decir que estos dos componentes gemelos del amor divino son perros ovejeros que ayudan al pastor a acorralar su rebaño. Ellos siguen al rebaño para guiarlo en la dirección correcta. Cuando las ovejas se desvían, estos perros las traen de vuelta. Cuando disminuimos el paso, ellos nos impulsan a seguir adelante. Así que es con el bien y la misericordia que se tira de la retaguardia. Ellos nos acercan constantemente al Buen Pastor.
Esta persecución puede recordarnos los días en que David huía de Absalón. David testifica que no importa las amenazas que lo han perseguido o acosado, siempre hay un perseguidor más grande que lo acompaña: el bien y la misericordia. Aunque ha sido acosado por aquellos que tratan de hacerle daño, él permanece confiado en que este amor divino seguirá cada uno de sus pasos. Está convencido de que este amor divino estará con él hasta el fin.
Aquí está la perseverancia del Pastor en el cuidado de Sus ovejas. Aun cuando David se encontraba en situaciones de vida o muerte, la bondad de Dios estaba muy cerca. Sin importar la prueba, Su bondad amorosa siempre lo acompañaba.
Cuando David afirma que estas bendiciones gemelas “me seguirán”, está enfatizando cuán personales son para él. El punto aquí es que este cuidado divino no está dirigido hacia un grupo anónimo de ovejas sin nombre de una manera general e inespecífica. Al contrario, David sabe que el enfoque de Dios está fijo sobre él como una oveja particular llamada por su nombre.
Esta misericordia perseguirá a David “todos los días de [su] vida”. No habrá un solo día en que este fiel favor no lo siga de cerca. Estas dos partes del amor de Dios le pisarán los talones todo el día, cada día y por el resto de su vida. Nunca habrá un día en que el bien y la misericordia de Dios no estén cerca de nosotros. Nunca podremos escapar del fiel amor de este Buen Pastor.