Nota del editor: Este es el noveno capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: Preguntas claves sobre la oración.
Jesús enseñó repetidamente a Sus discípulos a orar en Su nombre (Jn 14:13-14; 15:16; 16:23-24). Orar en el nombre de Jesús es reconocer que nuestro acceso a Dios en oración es solo a través de Jesús. Como pecadores, estamos separados de Dios y hemos perdido la comunión con Él. A través de la fe en Cristo solo, nuestra comunión con Dios es restaurada. Por gracia, el Espíritu Santo nos une a Cristo y nos concede entrada a la comunión —la vida de oración— que Jesús tiene con Su Padre celestial, de tal manera que, como hijos adoptivos de Dios, podemos llamar al Padre de Jesús nuestro Padre y experimentar una comunión íntima y vivificante con Él (Mt 6:9; Rom 8:15).
Cuando consideramos nuestra pecaminosidad y la santidad de Dios, podemos perder la motivación para orar. Puede que creamos que Dios no quiere saber de nosotros debido a nuestros fracasos o que Él está cansado de escucharnos confesar los mismos pecados o hacer las mismas peticiones una y otra vez. La buena noticia es que cuando los creyentes invocan al Padre en oración, lo hacemos en el precioso nombre de Jesús y cubiertos en Su justicia. El Padre se deleita en responder a cualquiera que lo invoque en el nombre de Su Hijo. Nuestras oraciones son «aceptas en el Amado» y son escuchadas tan claramente como las oraciones del Cristo intercesor (Ef 1:6; Heb 7:25).
Es correcto y sabio decir las palabras «en el nombre de Jesús» cuando oramos.
Estas maravillosas verdades a veces llevan a los cristianos a preguntarse: ¿es necesario terminar cada oración con «en el nombre de Jesús»? O dicho de otra manera, ¿necesitamos decir las palabras «en el nombre de Jesús» cada vez que oramos? No creo que estemos obligados a decir «en el nombre de Jesús» cada vez que oramos. Lo importante es que reconozcamos en nuestro corazón que nuestro acceso a Dios en oración es solo a través del «[único] mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre» (1 Tim 2:5).
Habiendo dicho esto, es correcto y sabio decir las palabras «en el nombre de Jesús» cuando oramos. Hacer esto honra la exclusiva obra mediadora de Jesús y por lo tanto glorifica al Padre que lo escogió para ser el Sumo Sacerdote de Su pueblo (Heb 5:5). También honra y expresa la obra del Espíritu que, como dijo Benjamin Morgan Palmer, crea una «empatía viva» entre los santos que oran en la tierra y el Cristo que intercede en el cielo, conduciéndonos a orar con Cristo «Abba, Padre» (Gál 4:6). Además, decir «en el nombre de Jesús» cultiva la confianza en nosotros y en aquellos con quienes oramos para acercarnos al trono de la gracia con confianza, sabiendo que nuestro Padre se deleita en escuchar y responder a todos los que oran en el nombre de Su Hijo (Heb 4:16).
This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these cookies, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may have an effect on your browsing experience.
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.