
Cómo la gratitud moldea nuestro servicio
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Cuando no siento gratitud
3 diciembre, 2019¿Es necesario terminar cada oración con “en el nombre de Jesús”?

Nota del editor: Este es el noveno capítulo en la serie de artículos de Tabletalk Magazine: Preguntas claves sobre la oración.
Jesús enseñó repetidamente a Sus discípulos a orar en Su nombre (Jn 14:13-14; 15:16; 16:23-24). Orar en el nombre de Jesús es reconocer que nuestro acceso a Dios en oración es solo a través de Jesús. Como pecadores, estamos separados de Dios y hemos perdido la comunión con Él. A través de la fe en Cristo solo, nuestra comunión con Dios es restaurada. Por gracia, el Espíritu Santo nos une a Cristo y nos concede entrada a la comunión —la vida de oración— que Jesús tiene con Su Padre celestial, de tal manera que, como hijos adoptivos de Dios, podemos llamar al Padre de Jesús nuestro Padre y experimentar una comunión íntima y vivificante con Él (Mt 6:9; Rom 8:15).
Cuando consideramos nuestra pecaminosidad y la santidad de Dios, podemos perder la motivación para orar. Puede que creamos que Dios no quiere saber de nosotros debido a nuestros fracasos o que Él está cansado de escucharnos confesar los mismos pecados o hacer las mismas peticiones una y otra vez. La buena noticia es que cuando los creyentes invocan al Padre en oración, lo hacemos en el precioso nombre de Jesús y cubiertos en Su justicia. El Padre se deleita en responder a cualquiera que lo invoque en el nombre de Su Hijo. Nuestras oraciones son «aceptas en el Amado» y son escuchadas tan claramente como las oraciones del Cristo intercesor (Ef 1:6; Heb 7:25).
Es correcto y sabio decir las palabras «en el nombre de Jesús» cuando oramos.
Estas maravillosas verdades a veces llevan a los cristianos a preguntarse: ¿es necesario terminar cada oración con «en el nombre de Jesús»? O dicho de otra manera, ¿necesitamos decir las palabras «en el nombre de Jesús» cada vez que oramos? No creo que estemos obligados a decir «en el nombre de Jesús» cada vez que oramos. Lo importante es que reconozcamos en nuestro corazón que nuestro acceso a Dios en oración es solo a través del «[único] mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús hombre» (1 Tim 2:5).
Habiendo dicho esto, es correcto y sabio decir las palabras «en el nombre de Jesús» cuando oramos. Hacer esto honra la exclusiva obra mediadora de Jesús y por lo tanto glorifica al Padre que lo escogió para ser el Sumo Sacerdote de Su pueblo (Heb 5:5). También honra y expresa la obra del Espíritu que, como dijo Benjamin Morgan Palmer, crea una «empatía viva» entre los santos que oran en la tierra y el Cristo que intercede en el cielo, conduciéndonos a orar con Cristo «Abba, Padre» (Gál 4:6). Además, decir «en el nombre de Jesús» cultiva la confianza en nosotros y en aquellos con quienes oramos para acercarnos al trono de la gracia con confianza, sabiendo que nuestro Padre se deleita en escuchar y responder a todos los que oran en el nombre de Su Hijo (Heb 4:16).