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Nota del editor: Este es el sexto capítulo en la serie de artículos de la revista Tabletalk: Un mundo feliz
«¿Cómo va todo?». «¿Qué hay de nuevo?». Mi hija mayor y yo hemos compartido algunos momentos entrañables y reflexivos en torno a esas preguntas. A la primera, le gusta responder, «Bien». A la última, «No mucho». Bueno, como podrías esperar, no la dejo salirse con la suya tan fácilmente. Tengo un plan para ella. Mi objetivo paternal va más allá de obtener una respuesta. Quiero amarla bien al conocerla mejor y prepararla para que se conozca mejor a sí misma. Quiero que sea una mejor observadora. Pensar de forma crítica y bíblica sobre nuestras vidas y el mundo que nos rodea nos proporciona ideas útiles sobre nosotros mismos y sobre aquellos a quienes Cristo nos ha llamado a discipular y evangelizar. La observación y el análisis pueden ser grandes herramientas para la gran comisión.
Por ejemplo, los misioneros suelen esforzarse mucho por estudiar las culturas a las que están llamados a ministrar. ¿Cómo vive la gente? ¿Qué valoran? ¿En qué creen? Del mismo modo, como embajadores de Cristo (2 Co 5:20), debemos prestar atención a nuestros vecinos y comunidades por amor a Él. No solo los misioneros deben pensar como misioneros. Todos los cristianos deben pensar como misioneros.
A medida que avanza el siglo XXI, tenemos mucho que considerar. A nivel mundial, ya se están produciendo cambios significativos que afectarán los próximos veinticinco años. Los cristianos de todos los continentes habitados enfrentarán nuevos retos y oportunidades en las misiones y el discipulado. Para nosotros, como colaboradores en pro de la verdad (3 Jn 8), las siguientes observaciones merecen nuestra consideración.
La gente vive por mucho más tiempo. En su Informe social mundial 2023, las Naciones Unidas indicó que la población mundial envejece rápidamente. El número de adultos de sesenta y cinco años o más sobrepasará su doble, pasando de 761 millones en 2021 a más de 1 600 millones en 2050. Dicho de otro modo, una de cada diez personas en el mundo tendrá 65 años o más en el 2021. Para 2050, se prevé que una de cada seis personas pertenezca a este grupo de edad. Al mismo tiempo, el número de personas de ochenta años o más está creciendo aún más rápido y se espera que casi se triplique, alcanzando los 459 millones en 2050. ¿Cuáles son los principales factores de esta tendencia? Los avances en la medicina, incluyendo mejores fármacos y la investigación combinada con un mejor acceso a la atención médica. El impacto a largo plazo es que un niño nacido en el 2021 puede esperar vivir en promedio casi veinticinco años más que un recién nacido de 1950. Es probable que las tendencias en cuanto a la inteligencia artificial (IA) conduzcan a avances aún mayores en el cuidado de la salud, porque la IA será capaz de diagnosticar y orientar a personas de países pobres que carecen de un médico local que les trate en cuanto a diversos problemas de salud y enfermedades comunes.
Estas proyecciones de datos pueden ayudar a las iglesias locales y a los cristianos a prepararse para amar y servir bien a los ancianos. Esto puede incluir que los hijos adultos planeen acoger a sus padres ancianos en sus casas y cuiden de ellos. También implica la elaboración de estrategias por parte de los líderes de las iglesias locales para expandir el ministerio a las personas mayores y confinadas en sus hogares, en particular a las que carecen de familias que cuiden de ellas, así como para apoyar a los miembros que cuidan de sus padres ancianos.
Casi catorce de cada veinte personas vivirán en ciudades; más de tres de cada veinte vivirán en barrios marginales. En un vuelo a Ciudad del Cabo (Sudáfrica), observé el terreno mientras volábamos por encima de uno de los barrios marginales más grandes de África. A miles de metros de altura, pude determinar las partes más pobres del barrio por la proximidad y el tamaño de las viviendas. A medida que aumentaba la densidad de viviendas, disminuía el tamaño. Los colores de los «techos» también cambiaban, pasando de ser de hojalata a madera y tela. Fue revelador. Incluso en los barrios marginales hay «pobres» entre los pobres. En 2050, aproximadamente 950 ciudades tendrán al menos un millón de habitantes. Los «chabolistas», como algunos se refieren a ellos, constituirán un porcentaje significativo de la población urbana.
El crecimiento de los barrios marginales es paralelo a una tendencia multigeneracional y mundial de urbanización. Las Perspectivas de urbanización mundial del 2018 de las Naciones Unidas indican que 6 600 millones de personas vivirán en zonas urbanas en 2050, lo que supone un aumento de 2 000 millones de almas en treinta años. Es probable que más del 60 % de todos los residentes urbanos sean «pobres de las ciudades», es decir, que vivan en condiciones cercanas a la pobreza o peores. Esto incluye a los 1 500 millones de personas que vivirán en barrios marginales, lo que equivale aproximadamente a toda la población actual de India o África.
Todo esto significa que la proclamación fiel del evangelio y la plantación de iglesias bíblicamente fieles en las zonas urbanas de todo el mundo seguirá siendo tanto una gran necesidad como una gran oportunidad a medida que procuramos llevar a cabo la gran comisión. También significa que la atención a los pobres debe seguir formando parte de nuestro testimonio fiel y de nuestro servicio a Cristo (ver Pr 19:17; Gá 2:10).
Mil millones de personas más utilizarán teléfonos móviles en 2030. A medida que he viajado por algunas de las regiones y países más pobres de África, me sigue maravillando el alto porcentaje de personas con teléfono móvil. Por ejemplo, tras conocer recientemente a unos hermanos en Cristo que viven en el desierto del Sahara, en Mauritania, intercambiamos información de contacto desde nuestros teléfonos móviles a través de WhatsApp. Durante mi estancia en Nairobi (Kenia), un hermano que vivía en el barrio marginal más grande de África compartió su número de móvil después del servicio dominical. En Túnez, conocí a un hermano que había aprendido inglés viendo videos de Ligonier desde su dispositivo móvil en una zona rural de Gabón.
Esas anécdotas se corresponden con un estudio de la Asociación del Sistema Global de Comunicaciones Móviles de 2023. Se calcula que casi las tres cuartas partes de la población mundial —unos 6 300 millones de personas— estarán suscritas a un servicio de teléfono móvil en 2030. En comparación con 2022, supone un aumento de casi mil millones, de los que aproximadamente la mitad se espera que procedan de la India y el África subsahariana. Además, más de 5 500 millones de ellos tendrán acceso a Internet. Y con el acceso a la Internet viene el acceso a la web3. Es posible que la web3 y la tecnología de cadena de bloques o blockchain permitan a estas personas disponer de cuentas bancarias estables y documentación personal inmutable en países donde ahora es difícil o imposible conseguir estas cosas. Esto permitirá a muchas personas acceder a recursos y plataformas que antes no estaban a su alcance. Es más, la conectividad que permite la web3 abrirá probablemente nuevas oportunidades para la educación teológica en línea en los próximos años.
El 45 % de todos los que profesan ser cristianos se identificarán como protestantes o evangélicos en 2050. El Centro para el Estudio del Cristianismo Global estima que los protestantes y evangélicos pasarán de 1 000 millones en 2023 a 1 500 millones de almas en 2050. Este aumento del crecimiento de casi el 50 % procederá principalmente del sur global, donde se calcula que vivirá el 77 % de todos los que profesan ser cristianos. Providencialmente, es aquí donde los recursos teológicos y las oportunidades de formación son más escasos. Los más tendrán menos. Los misiólogos se han referido a esta tendencia por años, pero las implicaciones de este cambio de varias décadas siguen manifestándose con oportunidades y desafíos generacionales para la educación teológica y las misiones. En este contexto, existen oportunidades para fortalecer a los creyentes protestantes, pastores y congregaciones en el sur global, proporcionando recursos de discipulado bíblicamente fieles en sus propios idiomas.
Estas observaciones y otras deben servir a la iglesia de Cristo en los años por venir. Sin embargo, el análisis final le pertenece en última instancia a Dios. Como explicó el apóstol Pablo a los atenienses, Dios ha determinado sus tiempos y las fronteras de los lugares donde viven (Hch 17:26). La certeza intemporal de la soberanía de Dios debería resonar en nuestras observaciones y planes. Debemos confiarle nuestros planes, y es Él quien debe dirigirlos, así como nuestros pasos (Pr 16:3, 9). Sigamos observando el mundo que nos rodea, en pos del avance de la gran comisión. Sigamos proclamando con valentía el evangelio hasta el fin del mundo (Hch 1:8). Jesús está edificando Su iglesia hasta que Él regrese.