Salir del estancamiento
18 octubre, 2023Cooperar con Dios
18 octubre, 2023Ser conformados a la imagen de Cristo
La obvia realidad de que todos pecamos puede crear una atmósfera de seguridad falsa entre nosotros, llevándonos a aceptar con facilidad la idea de que el pecado es tan común que no deberíamos molestarnos demasiado por él para no entregar nuestra salud mental a una neurosis autodespreciativa. Sin embargo, en nuestro deseo de consolarnos y de mantener una buena autoimagen, podemos dejar a un lado el mandato de Dios: «Sed santos, porque Yo soy santo».
Los cristianos evangélicos son más vulnerables a caer en esta distorsión. Tergiversamos el hecho de que nuestra justificación es solo por fe e insistimos en que nuestra justificación se encuentra solo en Cristo. Aunque estas afirmaciones son ciertas, es igualmente cierto que la fe por la que somos justificados es una fe que da fruto en nuestras vidas. El eslogan de la Reforma era que somos justificados solo por la fe, pero no por una fe que está sola.
El proceso de la santificación comienza en el instante en que la fe verdadera está presente en el corazón del creyente. El cambio inicia inmediatamente. El cristiano comienza a ser conformado a la imagen de Cristo. Estamos siendo santificados. Si no estamos siendo santificados, entonces Cristo no está en nosotros y nuestra profesión de fe es vana.
Coram Deo: vivir delante del rostro de Dios
Reflexiona en la declaración final de esta lectura: «Estamos siendo santificados. Si no estamos siendo santificados, entonces Cristo no está en nosotros y nuestra profesión de fe es vana».
Para estudiar más a fondo
1 Pedro 1:15-16
1 Timoteo 2:8