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Thomas Olivers quedó asombrado cuando escuchó una hermosa canción judía sobre la majestad de Dios. En este epsiodio de 5 Minutos en la Historia de la Iglesia, Stephen Nichols cuenta la historia de cómo Olivers transformó esta canción en un himno cristiano.
Transcripción
Bienvenidos a 5 Minutos en la Historia de la Iglesia, un podcast de los Ministerios Ligonier con Steve Nichols.
Quedó huérfano a los cuatro años. Después de pasar de pariente en pariente por años, se convirtió en aprendiz de un zapatero. El zapatero era un hombre temeroso de Dios, pero este joven aprendiz no estaba interesado en nada de eso. Y finalmente este joven se descarrió.
Al final de la década de 1740, oyó al gran evangelista George Whitefield predicar un sermón sobre Zacarías 3:2, que decía: «¿No es este un tizón arrebatado del fuego?». Y habiendo escuchado ese sermón, Thomas Olivers se convirtió en una nueva criatura. Este huérfano era ahora un hijo de Dios.
En pocos años, Thomas Olivers se unió a los hermanos Wesley. Y tuvo su primer ministerio. Y aunque no tanto como John y Charles Wesley, Thomas Olivers también escribió himnos. Durante su estadía en Londres en 1770, Thomas Olivers fue a escuchar a un renombrado cantor judío llamado Myer Lyon, en la Gran Sinagoga de Londres. Myer Lyon también era cantante de ópera bajo el nombre de Max Leoni. Probablemente, Olivers había oído a Leoni cantar ópera en el teatro Covent Garden, y ahora quería escucharle cantar música sacra en la Sinagoga.
Aquella noche, Leoni cantó el Yigdal, una canción que data del siglo XV. Es una oración que habla de la majestad de Dios. Olivers estaba tan conmovido por la canción, que esperó después del servicio para reunirse con Lyon. En los días siguientes, Olivers habló de transformar esta oración judía en hebreo en un himno cristiano en inglés. Trabajó con Lyon en la melodía. La colaboración resultó en un himno de doce estrofas que conocemos como «Al Dios de Abraham loor». Olivers atribuyó la melodía a Lyon, al titularla «Leoni». Escuchen cómo dice la primera estrofa de este himno como quedó registrada en los himnarios en español:
¡Al Dios de Abraham loor! Su nombre celebrad;
¡Al que era, y es, y aún será, magnificad!
Es solo eterno Dios, de todo es Creador,
Al Único Supremo Ser cantad loor.
Ahora, recordemos que Olivers partió de una pieza musical de oración litúrgica judía que no incluía estrofas que hablaran del Mesías Hijo de Dios ni de Su Espíritu. El aporte de Olivers consiste en que, a medida que las estrofas se van desarrollando, el himno «Al Dios de Abraham loor» nos recuerda que Dios es un Dios trinitario al agregar estrofas sobre Cristo y el Espíritu Santo. De hecho, la letra de las doxologías antiguas nos recuerdan la trinidad al cantar «A Dios el Padre celestial, al Hijo nuestro Redentor, y al eternal Consolador, unidos todos alabad, Amen».
Y en este himno de Thomas Olivers la profundidad de la riqueza que subyace en su letra nos ayuda a pensar en algo más allá de su mensaje aparente. Aunque es cierto que tenemos el resto de la Biblia para apreciar el carácter de Dios obrando en la vida de Su pueblo y en Su creación, no es menos cierto que la narrativa de Génesis 12 al 25 que protagoniza Abraham hasta su muerte muestra atributos de Dios en una manera especial.
Aprendemos que Dios es llamado en hebreo El Elyón, el Dios Altísimo. Aprendemos que Él es El Shaddai, el Dios Todopoderoso: Aprendemos que es El Jireh, el Señor que provee, como se nos relata en esa historia de Abraham e Isaac en Génesis 22. Aprendemos que Él es un Dios que hace promesas y cumple Su pacto. Aprendemos que Él juzgará a los pecadores, pero que también Él es misericordioso y compasivo. Y en el episodio de Agar en el desierto aprendemos que Dios es el Dios que ve y el Dios que oye. Al Dios de Abraham loor.
Al pensar en estos capítulos, encontramos una razón tras otra para dar loor a Dios, esto es, al Dios de Abraham y Dios nuestro.
Soy Steve Nichols. Gracias por acompañarnos en 5 Minutos en la Historia de la Iglesia.