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La encantadora ciudad de Canterbury, en Inglaterra, está llena de historia de la iglesia en cada esquina. En este episodio de 5 Minutos en la Historia de la Iglesia, Stephen Nichols nos habla de esta antigua ciudad catedralicia.
Transcripción
Bienvenidos a 5 Minutos en la Historia de la Iglesia, un podcast de los Ministerios Ligonier con Steve Nichols.
En este episodio hablaremos de una de las ciudades más famosas y encantadoras de Inglaterra, la ciudad de Canterbury. Esta antigua ciudad catedralicia ha desempeñado un papel muy destacado en la historia de la iglesia. Así que, vayamos de paseo a Canterbury.
Cuando los romanos llegaron a mediados del siglo I d. C., encontraron allí un pueblo próspero. Y empezaron a hacer lo que era su especialidad: construyeron allí una pequeña Roma, en un terreno elevado a lo largo del río Stour. Construyeron un foro, edificaron templos para sus dioses e incluso construyeron un teatro. Esta pequeña ciudad romana permaneció hasta el colapso del Imperio romano alrededor del año 410.
A raíz del colapso del imperio, el ejército romano abandonó Canterbury y regresaron a Roma. Esto dejó a la ciudad en un estado de abandono. Pero, alrededor de un siglo y medio después, aparece en escena Agustín. Ahora, este personaje no se trata de Agustín de Hipona, el autor de las Confesiones y de La Ciudad de Dios, sino otro Agustín, un misionero y monje benedictino. En realidad, ya había cristianos allí antes de la llegada de Agustín el misionero. Se encontraban pequeños grupos de cristianos en Inglaterra antes de la llegada de Agustín el misionero, pero debemos dar crédito a que fue Agustín quien los dirigió para organizarlos y los vio florecer.
Agustín fue enviado como misionero al reino de Kent, en el actual sureste de Inglaterra, donde se encuentra Canterbury. Etelberto era el rey de Kent, y aunque era pagano, la esposa de Etelberto, Berta, era cristiana. Ella apoyó mucho a Agustín y lo introdujo a su marido. Etelberto dio acogida a este misionero, y más tarde fue bautizado por él, y le otorgó una cantidad importante de tierras y recursos. En la tierra que recibió, Agustín construyó un monasterio y también se iniciaron las obras de lo que sería la famosa catedral de Canterbury. Y es en ese contexto histórico que Agustín fue el primer arzobispo de Canterbury. Para el año 597, el monasterio estaba prosperando y era básicamente una universidad.
Mucho más tarde, en el año 1066, Guillermo el Conquistador, dirigió la invasión normanda de Inglaterra. Junto con Guillermo llegó Lanfranc, quien había sido párroco del monasterio de Bec y a quien Guillermo nombró como arzobispo de Canterbury. Cuando Lanfranc murió, le sucedió Anselmo de Canterbury, quien nos dejó algunas obras excepcionales. Anselmo fue el que escribió Proslogion, en el cual tenemos el argumento ontológico de la existencia de Dios, y también Anselmo escribió el maravilloso libro Cur Deus Homo [¿Por qué el Dios hombre?] en el cual aborda el tema de la identidad de Cristo como el Dios-hombre. Así comenzó a enfocar la atención de la iglesia en la expiación sustitutiva de Jesucristo.
Después de Anselmo, otro famoso arzobispo de Canterbury fue Thomas Becket. Becket estaba en desacuerdo con el rey Enrique II, y para mantener la paz, Becket se autoexilió y abandonó Canterbury. Pero más tarde, Becket volvió a Canterbury, y cuando regresó, el rey envió a cuatro caballeros armados quienes lo asesinaron en la catedral.
A finales del año 1300, Geoffrey Chaucer escribió sus famosos Cuentos de Canterbury. En esta época, Canterbury era un lugar de peregrinación bastante importante. En el prólogo de su obra, Chaucer habla de las peregrinaciones que se llevaban a cabo en la primavera, y nos dice:
«La gente anhela hacer una peregrinación, y los peregrinos van en busca de senderos desconocidos, a santuarios lejanos bien conocidos en diversas tierras. Y especialmente desde todos los confines de Inglaterra iban a Canterbury».
[Así que tenemos esta encantadora ciudad con una rica historia, esta ciudad y su catedral de Canterbury. Soy Steve Nichols. Gracias por acompañarnos en 5 Minutos en la Historia de la Iglesia].