1517
20 junio, 20241923
4 julio, 20241740
En Inglaterra y en las colonias británicas de América, el Gran Despertar de 1740 fue una época de gran avivamiento. En este episodio de 5 Minutos en la Historia de la Iglesia, Stephen Nichols nos presenta a varias figuras destacadas de este periodo.
Transcripción
Bienvenidos a 5 Minutos en la Historia de la Iglesia, un podcast de los Ministerios Ligonier con Steve Nichols.
En estos episodios he querido compartirles mis cinco momentos favoritos de la historia de la iglesia, y mencioné el año 325 en el Concilio de Nicea, el año 1245 con Tomás de Aquino, el 1517 cuando Lutero publica las 95 tesis, y ahora nos toca el cuarto momento.
Mi cuarto momento favorito en la historia de la iglesia es el año 1740. Esta fecha es importante porque marca lo que los historiadores llaman el «Gran Despertar». Este Gran Avivamiento fue un fenómeno generalizado, aunque a veces se ve como limitado a Nueva Inglaterra. Sin embargo, fue mucho más grande que eso. Fue un acontecimiento que no solo abarcó todas las colonias americanas, desde Nueva Inglaterra hasta el Sur, sino que también fue un fenómeno trasatlántico. Así que debemos verlo como un acontecimiento que, aparte de America en Nueva Inglaterra, también cruzó el Atlántico impactando la vieja Inglaterra europea.
En Inglaterra, las principales figuras del Gran Despertar fueron George Whitefield y los hermanos Wesley, John y Charles. Pero también hubo una figura en las colonias americanas: Jonathan Edwards. Hubo también un gran número de personajes secundarios, pero estos cuatro son suficientes para el día hoy.
Whitefield había causado revuelo en Inglaterra con su sermón «El casi convertido» o «El casi cristiano». Lo predicaba en las iglesias anglicanas y hablaba de alguien que era «casi cristiano», pero que en realidad no lo era. Alguien que, como diríamos, era un «cristiano nominal», que simplemente se conformaba. Asistía a la iglesia. Fue bautizado en la infancia. Estaba en la lista de miembros de una iglesia. Pero Whitefield les recordaba que estas cosas no les convertían necesariamente en cristianos.
Tanto Whitefield como John Wesley predicaban sobre el mismo tema, y mientras predicaban este tipo de sermón se encontraron con que no los invitaban a predicar en algunos púlpitos. De hecho, tanto Whitefield como Wesley fueron expulsados de las iglesias. Entonces decidieron salir a predicar en los campos abiertos. Allí, Whitefield, Wesley y el hermano de John Wesley, Charles, predicaban a multitudes de decenas de miles de personas. Fue una época de gran avivamiento en Inglaterra.
También en Nueva Inglaterra hubo una época de gran avivamiento. Unos años antes, en la década de 1730, hubo un avivamiento a lo largo del valle del río Connecticut. Pero en 1740 el Espíritu de Dios parecía estarse moviendo por todas las colonias. Y Jonathan Edwards fue una figura importante en este avivamiento. Fue en esa época que predicó su famoso sermón «Pecadores en las manos de un Dios airado».
Ese sermón tiene recordatorios muy sombríos del destino de los pecadores bajo la ira de Dios, pero también está lleno de promesas del evangelio. Pero a menudo eso queda opacado por frases como: «El arco de la ira de Dios está tensado». Edwards ofrece algunas imágenes estremecedoras. Dice que todos somos como una araña que está colgando de una tela precaria sobre el abismo del infierno, sostenidos solo por una telaraña. En cualquier momento la telaraña podría romperse y encontraríamos nuestro fin.
Ese es el tipo de frases que acaparan toda la atención, pero mi frase favorita del sermón está casi al final y tiene que ver con la esperanza del evangelio. Edwards dice: «Cristo tiene la puerta de Su misericordia abierta de par en par, diciendo a los pecadores “Venid a mí”».
Es un sermón que no solo nos recuerda la ira de Dios, sino que también nos recuerda la preciosa promesa del evangelio: que en Cristo nuestros pecados han sido expiados, nuestros pecados han sido pagados y, en Él, nuestros pecados pueden ser perdonados y podemos ser reconciliados con un Dios santo. Nosotros, que somos pecadores y que una vez estuvimos lejos de Dios, podemos ser reconciliados con Él.
Ese fue el mensaje de Edwards; ese fue el mensaje del Gran Despertar. Tuvo un impacto significativo no solo en la iglesia, sino también en la cultura, para la gloria de Dios.
Soy Steve Nichols. Gracias por acompañarnos en 5 Minutos en la Historia de la Iglesia.