1740
27 junio, 2024La Declaración de Chicago
11 julio, 20241923
En 1923, prevalecían las controversias en la Iglesia estadounidense entre los movimientos fundamentalista y liberal. En este episodio de 5 Minutos en la Historia de la Iglesia, Stephen Nichols habla del impacto que J. Gresham Machen y sus escritos tuvieron durante este periodo.
Transcripción
Bienvenidos a 5 Minutos en la Historia de la Iglesia, un podcast de los Ministerios Ligonier con Steve Nichols.
En estos episodios he estado compartiendo mis cinco momentos favoritos de la historia de la iglesia, y ahora nos toca el quinto momento. Veremos el año 1923, un año crucial, tanto para la Iglesia estadounidense, como para la iglesia en general.
En 1923, la controversia fundamentalista-modernista llegó a su punto culminante. Era una disputa teológica en la Iglesia presbiteriana entre conservadores y liberales. Uno de los líderes de los fundamentalistas conservadores en un momento dijo: «Bueno, si hay que elegir entre ser fundamentalista o liberal, por supuesto que puedes llamarme fundamentalista». Pero creo que él prefería ser identificado como presbiteriano y teólogo conservador. Y evidentemente ese hombre era J. Gresham Machen.
Machen era un estudioso del Seminario Teológico de Princeton. Era profesor de Nuevo Testamento, y pocos años después de 1923 fue promovido a profesor de apologética. Esa promoción acabaría siendo rechazada por la asamblea general de la Iglesia presbiteriana. Y esto llevaría a Machen a abandonar el Seminario de Princeton, cruzar el río Delaware y fundar el Seminario Teológico de Westminster en Filadelfia. Pero todo eso aún no había ocurrido en 1923.
En 1921 Machen pronunció un discurso ante el presbiterio del condado de Chester, Pensilvania, titulado «Liberalismo y cristianismo». Él quería poner toda la atención en este debate, diciendo: «De lo que estamos hablando aquí no es simplemente de una versión aceptable del cristianismo». Cuando hablamos de cristianismo y liberalismo, «estamos hablando de dos cosas distintas».
Machen continuó afinando sus ideas. Mientras tanto, los liberales también publicaban libros y promovían sus ideas. Entonces, en 1923, Machen volvió a entrar en la discusión con su maravilloso texto clásico Cristianismo y liberalismo. Desde el inicio de este libro, Machen dice lo siguiente:
Inevitablemente surge la pregunta de si las opiniones de tales hombres pueden llegar a ser normativas para los hombres de hoy. En otras palabras, si la religión del primer siglo puede alguna vez coexistir con la ciencia del siglo XX. Esa es la pregunta. ¿Está el cristianismo pasado de moda? ¿Es una religión que pertenece a tiempos antiguos y a pueblos antiguos? Llevamos un par de siglos después de la Ilustración. Estamos en la era industrial del siglo XX. Tenemos la ciencia del siglo XX. Hemos descifrado el universo. Sabemos mucho más que las generaciones que nos han precedido. ¿Sigue la Escritura teniendo autoridad para nosotros? ¿Siguen siendo importantes para nosotros los principios y las doctrinas del cristianismo? ¿Tienen algún significado?
Machen continúa diciendo: «Sea cual sea la respuesta a esta pregunta, plantea un serio problema para la Iglesia moderna». Y ahora llegamos a la división entre los liberales y los fundamentalistas. Lo que los liberales querían hacer era simplemente acomodar el cristianismo a las presiones y a los gustos de la época. Simplemente traer, por así decirlo, el cristianismo al siglo XX. Machen quería ver algo un poco distinto. En lugar de acomodar la Escritura a las apremiantes cuestiones culturales de la época, Machen pensaba que debíamos someternos a la Escritura. Ella está por encima de nosotros, nos gobierna y nos guía, y no al revés.
Así que Machen se propuso exponer las diversas doctrinas que se presentan en la Escritura: la doctrina de Dios, la doctrina de la humanidad, la doctrina de Cristo, la doctrina de la Escritura, la doctrina de la salvación y la doctrina de la iglesia. «Hay dos maneras de ver esto», decía Machen. «Una es simplemente dejarse llevar por las presiones del momento. La otra es dejarse llevar por la Escritura».
Este libro fue oportuno. Fue escrito para una crisis existencial en 1923 y no ha pasado de moda. No está desactualizado. Es tan crucial hoy como lo fue entonces, y quizás aún más. Y por la gracia de Dios podemos aferrarnos a las preciosas verdades que Machen expuso en él.Soy Steve Nichols. Gracias por acompañarnos en 5 Minutos en la Historia de la Iglesia.