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17 agosto, 2023La conversión de Robinson Crusoe

Luego de haber naufragado y hallándose solo en una isla, Robinson Crusoe clamó a Dios y comenzó a leer su Biblia. En este episodio de 5 Minutos en la Historia de la Iglesia, Stephen Nichols relata la historia de conversión del protagonista de la clásica novela de aventuras de Daniel Defoe.
Transcripción
Bienvenidos a 5 Minutos en la Historia de la Iglesia, un podcast de los Ministerios Ligonier con Steve Nichols.
En el episodio de hoy quisiera hablar de la conversión de un personaje de la ficción que aparece en una fascinante novela que trata del diario relatado por un hombre náufrago, aislado, y hasta amenazado por caníbales y piratas. Esta es la historia de Robinson Crusoe, una de las más fascinantes historias de aventuras. El autor es Daniel Defoe y fue publicado en 1719.
Primero que todo, hablemos un poco sobre Daniel Defoe. Está enterrado en Bunhill Fields, que es un cementerio en Londres para los puritanos. Es el cementerio de los no conformistas. En realidad, la parte donde enterraron a Defoe fue bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial, y las tumbas de esa zona tuvieron que ser trasladadas. En el lugar donde estuvo la tumba de Defoe hay un obelisco en su honor.
En 1719 publicó su libro, que conocemos como Robinson Crusoe. Sin embargo, el título completo es un poco más informativo: La vida e increíbles aventuras de Robinson Crusoe, de York, marinero, quien vivió veintiocho años completamente solo en una isla deshabitada en las costas de América, cerca de la desembocadura del gran río Orinoco; habiendo sido arrastrado a la orilla tras un naufragio, en el cual todos los hombres murieron menos él. Con una explicación de cómo al final fue insólitamente liberado por piratas.Y eso es solo la portada.
En el libro, Robinson Crusoe zarpa de Hull, Inglaterra, en 1651. Naufraga y llega a una isla, donde pasa veintiocho años. Algunos lectores encontraron tan increíble el nivel de detalle de la trama, que estaban convencidos de que se trataba de una historia real, y que Defoe simplemente había encontrado un diario y relatado su narración.
Una parte fascinante de la historia es el relato de la conversión de Crusoe. Al principio de su estancia en la isla, empezamos a ver algunos destellos de su conocimiento de Dios. Venía de una familia religiosa, pero le dio la espalda a todo eso cuando partió para convertirse en marinero. Sin embargo, hace referencias a la providencia y otras alusiones generales a Dios. Luego de estar unos años en la isla, las cosas iban bien en un sentido, pero en otros no tan bien. En un momento dado, simplemente se detiene y clama a Dios en oración: «Señor, ten piedad». En la página siguiente de la novela, descubrimos que está hablando de Dios como creador. Y entonces recuerda que tiene una Biblia.
Así que, de nuevo en la página siguiente, empieza a leer su Biblia. Mientras lo hace, decide que leerá del Nuevo Testamento. En un momento dado, Crusoe escribe en su diario:
Por la mañana tomé la Biblia y, comenzando por el Nuevo Testamento, empecé a leerla seriamente, y me propuse leer un rato cada mañana y cada noche, sin limitarme por el número de capítulos, sino tanto como me permitieran mis pensamientos. No mucho tiempo después de que me dispuse seriamente a esta tarea, me di cuenta que mi corazón estaba más profunda y sinceramente afectado por la maldad de mi vida pasada. Reviví la impresión que me había causado el sueño y solamente estas palabras pasaban por mis pensamientos: «Todas estas cosas no te han llevado al arrepentimiento». Estaba rogando fervientemente a Dios que me concediera el arrepentimiento, cuando de manera providencial sucedió, el mismo día, que, leyendo la Escritura, llegué a estas palabras: «A Él Dios lo exaltó a Su diestra como Príncipe y Salvador, para dar arrepentimiento…y perdón». Arrojé el libro, y con el corazón y las manos levantadas al cielo, en una especie de éxtasis de gozo, grité en voz alta: «¡Jesús, Hijo de David! ¡Jesús, exaltado Príncipe y Salvador! ¡Dame el arrepentimiento!».
Bueno, puedes leer el resto de la historia por ti mismo. Robinson Crusoe pasó muchos años más en su isla antes de que lo rescataran. Pero a pesar de todo, confió en el Salvador que conoció en la isla, el Señor Jesucristo.
Soy Steve Nichols. Gracias por acompañarnos en 5 Minutos en la Historia de la Iglesia.