La resurrección de Cristo

Quinta parte de la serie de enseñanza del Dr. R.C. Sproul «Sorprendido por el sufrimiento».
Para dejar a un lado las meras especulaciones sobre la vida después de la muerte, debemos centrar nuestra atención en las palabras y las obras de Jesucristo. Jesús no solo hizo promesas sobre la vida por venir, sino que demostró que son reales mediante Su resurrección. En esta lección, el Dr. Sproul se enfoca en la resurrección como la segunda gran fuente de confianza en la vida después de la muerte observando 1 Corintios 15, la explicación bíblica más grandiosa de la importancia de la resurrección.

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Transcripción

Mi poeta favorito de todos los tiempos es Edgar Allan Poe, y la obra de Poe, como saben, es algo pesimista y en ocasiones macabra. Hace poco tiempo tuve la oportunidad de leer una serie de ensayos críticos que Poe había escrito. Él no solo escribió poesía, sino que también escribió literatura técnica sobre su oficio y sobre teorías generales de estética de la belleza y ese tipo de cosas. Pero en este ensayo, en particular, Poe plasmó sus ideas sobre cómo debería ser un poema ideal. Él vio que el poema estaba diseñado para provocar al alma, para tener una experiencia de belleza y dulzura, que era algo que trascendía la dimensión cognitiva intelectual de la vida. Entonces dijo, por ejemplo, que un poema debería poder escucharse en un solo lugar y, por lo tanto, descartó toda la poesía de Homero y la Épica porque era simplemente demasiado extensa para capturar el alma en esta experiencia de belleza. Luego pasó a ilustrar su idea de la poesía simplemente escribiendo en papel cómo es que compuso su poema más famoso y, por supuesto, ese poema, el más famoso, se llama «El cuervo».

Él analizó en primer lugar cuál creía que debería ser la longitud ideal de un poema y llegó a la conclusión de que debería estar en algún rango alrededor de 100 líneas, y «El Cuervo» está dentro de esa estructura. Luego él dijo que un poema es algo diseñado para hablar a la emoción y dijo cuál es la emoción más profunda que un ser humano puede experimentar. Él lo contempló y vio la alegría, el miedo y otras emociones de ese tipo, y finalmente llegó a la conclusión de que la emoción más profunda e intensa que experimenta un ser humano es la emoción del pesar. Bueno, cuando la pena se entromete, él dijo: ‘bueno, el dolor más profundo llega cada vez que experimentamos la pérdida de un ser querido’. La pena nos ataca cuando llega la muerte. Él dijo, ok, ¿cuál es la forma más profunda de dolor? ¿Es la pérdida de un hijo? ¿La pérdida de un padre? ¿La pérdida de un amigo?

Bueno, él pensó que el peor dolor era la pérdida de un ser amado, donde el amor aún no se había consumado. Y por eso decidió escribir un poema sobre un hombre que había perdido a su novia, una relación en la que había invertido tanta esperanza para su propia felicidad, y esa esperanza simplemente se esfumó. Él dijo, tengo que ponerle un nombre a la mujer y entonces buscó cómo aplicarlo para que suene musicalmente… o un lenguaje sonoro donde las palabras tenían un sonido que comunicaban un sentimiento o una idea, y entonces decidió usar palabras que tuvieran el sonido «or» para ellos, y puesto que hay algo desolador, incluso en la palabra desolador hay ese sonido «or» y también en la palabra dolor y él hace esto, verán; con frecuencia usa las «Ls» lúgubres, lúgubres, lúgubres, lúgubres en Ulalume y así por el estilo. Él toma este lenguaje, esas palabras que suenan como lo que significan. Él dijo: «ah, ya sé, llamaré a la joven que muere Leonora».

Y luego dijo que la parte más dolorosa del dolor es cuando el dolor se percibe como definitivo e irrecuperable. Y él dijo, entonces, que la peor expresión que podía pensar en el lenguaje humano para expresar este concepto de pérdida irremediable eran las palabras «nunca más». Él dijo, ahora, cuando una persona sufre dolor, la peor situación posible en la que se puede sufrir es en solitario. Al menos aquellos que pierden un hijo o algo pueden encontrar consuelo entre ellos. Se pueden consolar mutuamente. Pero el que una persona se separe de todos los amigos y compañeros y tenga que pasar por el proceso de duelo completamente sola es la peor experiencia imaginable de duelo que Poe podría imaginar. Y entonces tomó la decisión de poner a su personaje en un escenario donde estaba solo. Él dijo, pero tenemos que llegar a su corazón; tenemos que llegar a su alma.

Tenemos que entender lo que está pensando. Entonces tiene que haber alguna forma de expresión verbal y no podemos tener un soliloquio de cien versos. Y, sin embargo, si presentamos a otra persona en la escena, entonces el dolor de la soledad se romperá y, por lo tanto, necesitaba un contraste para que su héroe mantuviera una conversación, y se le ocurrió la idea de un animal con el que el afligido pudiera hablar. Él dijo: Necesito un animal que pueda hablar, y lo creas o no, damas y caballeros, lo primero que le vino a la mente antes de escribir este poema con un animal parlante fue ¿qué? Un loro. ¿Se imaginan que el poema más grande de la historia de Estados Unidos se titule «El loro»? Hmm, quiero decir, dice el loro, «Nunca más». Simplemente esto no funcionaría. Él dijo que de los loros se tiene una especie de imagen frívola y colorida por ellos, y que necesitamos algo oscuro, sobrio y sombrío que capture el espíritu de este proceso de duelo, algo así como un cuervo que llega en la noche.

Entonces, lo que Poe hizo fue que compuso el último verso y luego el primer verso y después completó la historia. Permítanme refrescarles la memoria, no vamos a leer todo el poema, sino solo el primer verso y el último par de versos, el primer par de versos y el último par de versos, y les ahorraré los otros noventa. Recuerdan cómo empieza. «Una vez, al filo de una lúgubre media noche…» ¿Oyen el lenguaje sonoro? «mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido, inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia, cabeceando, casi dormido, se oyó de súbito un leve golpe, como si suavemente tocaran, tocaran a la puerta de mi cuarto. ‘Es—dije musitando—un visitante tocando quedo a la puerta de mi cuarto. Eso es todo, y nada más.’ ¡Ah! Aquel lúcido recuerdo de un gélido diciembre; espectros de brasas moribundas reflejadas en el suelo; angustia del deseo del nuevo día; en vano encareciendo a mis libros dieran tregua a mi dolor. Dolor por la pérdida de Leonora, la única, virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada. Aquí ya sin nombre, para siempre».

Y ahora que él está solo, pensando en la pérdida de Leonora, escucha este golpeteo, este martilleo en la puerta y ya sabes lo que sucede. Se acerca y ve que se trata de este pájaro impío y maligno. El pájaro entra y tiene un vocabulario de dos palabras. Todas las preguntas que el héroe le hace a este pájaro que habla, reciben la misma respuesta monótona y penetrante: «Nunca más». Hasta que hay un in-crescendo de angustia que alcanzamos en el siguiente verso donde el hombre grita de frustración. «¡Profeta! ¡exclamé, cosa diabólica! ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio enviado por el Tentador, o arrojado por la tempestad a este refugio desolado e impávido, a esta desértica tierra encantada, a este hogar hechizado por el horror! … dime, en verdad te lo imploro, ¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad? ¡Dime, dime, te imploro!» Y el cuervo dijo: «Nunca más». «¡Profeta! Exclamé, ¡cosa diabólica! ¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio! ¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas, ese Dios que adoramos tú y yo, dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén tendrá en sus brazos a una santa doncella llamada por los ángeles Leonora, tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen llamada por los ángeles Leonora!».

Y el cuervo dijo: «Nunca más». ¿Escuchas lo que está preguntando? ¿La volveré a ver del otro lado? ¿Nos reuniremos? El cuervo dice: No. «¡Sea esa palabra nuestra señal de partida pájaro o espíritu maligno! Le grité presuntuoso. ¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica! No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira que profirió tu espíritu! Deja mi soledad intacta. Abandona el busto del dintel de mi puerta. Aparta tu pico de mi corazón y tu figura del dintel de mi puerta. Y el Cuervo dijo: Nunca más. Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo. Aún sigue posado, aún sigue posado en el pálido busto de Palas en el dintel de la puerta de mi cuarto. Y sus ojos tienen la apariencia de los de un demonio que está soñando. Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama tiende en el suelo su sombra. Y mi alma, del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo, no podrá liberarse, no podrá liberarse. ¡Nunca más!» Es una experiencia estética, pero tiene un mensaje racional. Es el mensaje de la desesperación total.

Un hombre que mira en el pozo de la muerte y llega a la conclusión de que no hay nada al otro lado. Y no trata de cubrirlo con cosméticos, pero su conclusión es de desesperación total. Debo contarles de mi propia investigación filosófica, damas y caballeros, que solo hay dos cosmovisiones básicas que creo que tienen algún significado para ellos. Una es el judeocristianismo completo o, por otro lado, sencillamente un nihilismo. Siento desdén intelectual por aquellos que quieren jugar en ambos extremos contra el punto medio, aquellos que no tienen las agallas para ver que estamos jugando un juego cuyas apuestas son finales aquí. Pablo, el apóstol, lo entendió cuando tuvo que ministrar a la gente de la iglesia que él había empezado en Corinto.

Entendemos que Pablo, el judío Saúl, era con toda probabilidad el hombre más educado en Palestina. Tenía el equivalente a dos doctorados en la escuela rabínica de Jerusalén cuando tenía 21 años. Era un pensador brillante. Y ahora, a medida que su vida cambia debido a su experiencia personal del Cristo resucitado, tiene que enfrentar un problema que surge en una de sus iglesias, una iglesia que había sido acosada por el escepticismo que era parte de la cultura de la época. La gente en Corinto estaba planteando la pregunta de si era simplemente un asunto de credulidad colocar la fe y la esperanza en la vida después de la muerte. Te das cuenta, ¿no es cierto? que a veces miramos hacia atrás, al primer siglo, y decimos: ‘bueno, por supuesto, esas personas del primer siglo podían abrazar fácilmente la mitología y creer en dioses moribundos y resucitados y en las resurrecciones de la muerte y todo eso, pero nosotros somos más sofisticados que ellos.

Estamos en el siglo XX; estamos en la era científica. Nadie cree en la vida después de la muerte en estos tiempos’. Una cosa es que estas personas ingenuas pre-científicas del primer siglo lo crean, y otra cosa es … pero déjenme decirles algo, damas y caballeros. En el primer siglo, cuando moría la gente, ellos permanecían muertos tan seguido y tan frecuente como lo es hoy. Y las resurrecciones no eran más comunes entonces de lo que son ahora. La muerte ha existido por mucho tiempo. Y la aparente finalidad de esto ha sido algo con lo que el espíritu humano ha tenido que lidiar mientras haya seres humanos que mueren. Por lo tanto, no debería sorprendernos que incluso en la congregación corintia surgieran personas que miraban dudosamente esta enseñanza central de la iglesia del Nuevo Testamento de que Jesús había resucitado de entre los muertos.

Por eso Pablo escribe esta epístola e intenta lidiar con estos problemas y leemos en el versículo 12 del capítulo 15 de I Corintios esta línea de razonamiento que me gustaría que sigas con cuidado. Él dijo: «Si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?» Él dijo: «Si no hay resurrección de muertos, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado». Ahora lo que vas a ver aquí es algo que no es del todo común en el Nuevo Testamento. Lo que vas a ver es una forma de razonamiento lógico muy estrecha y bien expresada que usa un método antiguo de razonamiento que involucra lo que se conoce como la estructura si/entonces de razonamiento condicional. Fue una que popularizó la filosofía del escéptico Zenón de Elea, cuando él tomó los argumentos de su oponente y los redujo a lo absurdo. Llevó los argumentos de la gente a su conclusión lógica y demostró que, si tú fueras lógico, si fueras consistente, si creyeras en «A», entonces la consecuencia de tu pensamiento te conduciría a un sinsentido despreciable.

Entonces, lo que él hace es que pasa por este proceso en una serie de declaraciones de razonamiento condicional. Y empieza simplemente diciendo: bueno, consideremos esto. Si no hay resurrección en absoluto, si … tenemos aquí un negativo universal. Los negativos universales no permiten afirmaciones particulares. Si no hay resurrecciones, entonces no puede haber una resurrección. No hay resurrección de entre los muertos, entonces, evidentemente Cristo no resucitó. Sigamos la línea de pensamiento, «si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación y vana también vuestra fe». Me gusta la forma en que Pablo habla aquí. Él dice, oye, no vengas a decirme eso de que la religión es buena para el alma. ¡Eso no! Si la religión se basa en una premisa falsa, si no hay una realidad correspondiente a la esperanza que se encuentra dentro de nosotros, seamos sinceros; nuestra predicación es un ejercicio fútil. Nada podría ser más irrelevante que lo que decimos desde los púlpitos de este país, y la fe que expresamos es inútil. Es inútil si Cristo no ha resucitado. Hablo de esto cada vez que tengo oportunidad porque estamos viviendo en un momento de la historia de la iglesia cristiana donde hemos visto todo tipo de intentos para darnos una versión sintetizada del cristianismo.

Dicen que ya nadie cree en lo sobrenatural. No creemos en lo milagroso; no creemos en los nacimientos virginales y las muertes expiatorias y las resurrecciones y las ascensiones y los ángeles y todo eso. Rudolf Bultmann, el estudioso alemán dice que no puedes usar la quimioterapia moderna, no puedes usar la electricidad, no puedes usar las comodidades de nuestra cultura y aún creer en los ángeles y los nacimientos virginales. Entonces, la iglesia se queda con un gran problema en sus manos. ¿Qué hacemos con estos miles de millones y miles de millones de dólares en inversiones que hemos realizado en estos edificios y la influencia que tenemos en la cultura y sin mencionar a un par de generaciones de hombres y mujeres que han sido ordenados en el clero que ahora no tiene otro lugar para trabajar? ¿Qué hacemos? ¿Cerramos nuestras puertas y decimos, perdón, nos equivocamos? Eso es lo que está sucediendo en Europa. ¿O tratamos de rescatar de esta religión anticuada algo que todavía tiene valor contemporáneo? – La ética, por ejemplo, de Jesús. Y por eso despojaremos los elementos sobrenaturales de la fe cristiana y preservaremos los elementos naturales de la prudencia y la percepción de este rabino judío e intentaremos continuar de esa manera.

Pablo el apóstol no tuvo tiempo para eso y pensó que era infantil; que al fin de cuentas era inmaduro. Es un tipo de religión establecida por personas que quieren el pastel y comérselo también. Él dijo: seamos sinceros. Saben, si Jesús está muerto, no hay razón para que yo le otorgue un significado permanente… [pausa] Si no hay resurrección, nuestra fe es vana. Pablo no tuvo tiempo para un cristianismo sin resurrección porque entendió que el corazón y el alma de la fe cristiana, lo que hizo de la fe cristiana la fe cristiana, fue el anuncio, no de que se supone que debemos amarnos unos a otros, sino el anuncio, «¡Él ha resucitado!» Eso es lo que llamó la atención de las personas en el primer siglo, esta increíble afirmación de que un hombre había muerto y había vuelto de la muerte a la vida. «Si Cristo no ha resucitado, vana es… nuestra predicación, …también vuestra fe». «Aún más, somos hallados testigos falsos de Dios, porque hemos testificado contra Dios que Él resucitó a Cristo».

Hay una organización religiosa en este país llamada Testigos de Jehová. Lo que Pablo defiende aquí es que el resto del cristianismo, una vez que abandona su confianza en la resurrección de Cristo, debería cambiar el nombre de su organización a los falsos testigos de Jehová, y decir y admitir al mundo que hemos estado mintiendo por siglos ya que no solo estábamos equivocados del hecho central de la resurrección, sino que dábamos falso testimonio contra Dios el Padre porque decimos que es Dios el Padre quien resucitó a Dios el Hijo de la muerte. Él no resucitó a Cristo «si en verdad los muertos no resucitan. Pues si los muertos no resucitan, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado; y si Cristo no ha resucitado, vuestra fe es falsa; todavía estáis en vuestros pecados. Entonces también los que han dormido en Cristo han perecido». Creo que podrían suponer que el apóstol Pablo era médico; habla de los que han dormido en Cristo. Él aquí recurre a un eufemismo. Es como mi dentista.

Cuando mi dentista me pone en la silla del dentista y saca esa aguja me dice: «Ahora esto podría causar un poco de incomodidad». Yo sé que va a doler. Pero él usa todos esos eufemismos. «Los que han dormido en Cristo». Eso es, todos ustedes que han tenido seres queridos que han muerto, que están muertos. Pablo está diciendo que no tienes motivos para esperar que los vuelvas a ver. Saben, cuando mi padre murió yo tenía 17 años, y los psiquiatras podrían haber hecho su agosto conmigo porque por 20 años tuve una pesadilla recurrente que me perseguía. Esa pesadilla era exactamente la misma. Era tan vívida e intensa cada vez que la tenía. Cada vez que tenía esta pesadilla, soñaba que mi padre estaba vivo otra vez, pero en este sueño, cuando lo veía, estaba en la misma condición desesperada, lamentable y demacrada que tenía antes de morir. Y a pesar de que me alegraba verlo en mi sueño con esta vivacidad e intensidad de imágenes, en el sueño volvía a experimentar una vez más la desesperación total sabiendo, en el sueño, que iba a morir de nuevo. Y creo que lo que mi inconsciente me estuvo diciendo durante 20 años es: ‘R.C. Sproul, lo que más quieres, por encima de todo, es poder verlo una vez más y hablar con él.

Me hicieron una pregunta no hace mucho: R.C. si pudieras ir al cielo y entrar en el cielo y tener una cita con San Pedro en la puerta para ver a tres personas que quisieras ver—podrías ver a Jeremías, podrías ver al Apóstol Pablo, podrías ver a Agustín, Aquino, Edwards, Lutero—¿a quién te gustaría ver? Dije, antes que nada, quiero ver a mi papá. Luego podríamos hablar de Lutero y los otros personajes. Quiero ver a mi padre. Bueno, Pablo estaba diciendo, y no lo digo solo yo, ¿verdad? Pablo dice que, si Cristo no resucitó, olvídate de ver a tus seres queridos difuntos; ya no están. «Si hemos esperado en Cristo para esta vida solamente, somos, de todos los hombres, los más dignos de lástima». Sé que en nuestra cultura se nos dice que somos … que la única dimensión significativa de la religión es lo que sucede aquí y ahora en este mundo, y que no hay nada peor que estas personas con castillos en el aire que siempre están hablando del cielo. Si no puedo tener mi castillo en el cielo, damas y caballeros, no lo quiero aquí, porque lo que dice el apóstol Pablo es que si todo lo que tenemos es una experiencia religiosa y una esperanza religiosa que está confinada y restringida a este mundo, entonces somos de todas las personas en este mundo, los más dignos de lástima. Hmm.

Les digo a las personas que no son cristianas, no sean hostiles hacia nosotros. No se enfaden. Tengan piedad, porque aquí estamos malgastando nuestras vidas con un engaño. Como Pablo continúa: ‘Si Cristo no resucitó, entonces comamos, bebamos y seamos felices porque mañana moriremos’. Seamos desenfrenados, hedonistas. No te rías de esta generación de muchachos que están haciendo todo lo posible para embriagar sus sentidos y encontrar algún medio de escapar de la sombría realidad del mundo que les mostramos todos los días. Eso no es tonto. Eso es sabiduría si no hay resurrección, comamos; bebamos; seamos felices. Vamos al carnaval. Festejemos hasta que quedemos borrachos hasta más no poder, hasta que muramos, porque mañana es el fin.

El filósofo alemán Emanuel Kant concibió uno de los argumentos más importantes para la vida después de la muerte en una forma intrincada y filosófica de razonamiento práctico en el que Kant… dice, en pocas palabras, que solo hay que creer en la vida después de la muerte porque si no lo haces, no hay una base definitiva para la justicia y si no hay base definitiva para la justicia, no hay base definitiva para la ética y si no hay base definitiva para la ética, toda la vida se convierte en un asunto de preferencias y la sociedad se vuelve inevitablemente imposible. Porque en última instancia, es la preferencia de aquel que tiene más poder el que controlará tu destino. Y luego Kant afirma que, como una necesidad práctica, nosotros simplemente tenemos que creer en Dios y solo tenemos que creer en la vida después de la muerte porque sin esa vida nada tiene sentido.

Dostoyevsky lo dijo de esta manera: «Si no hay Dios, todas las cosas están permitidas, y si todas las cosas están permitidas, entonces no existe lo correcto o lo incorrecto. Entonces la vida es una broma cósmica». Quiero que entiendan que cuando Dostoyevsky habla así y Emanuel Kant habla de esa manera, lo que están haciendo es esto; están diciendo, hey, propósitos prácticos, es mejor que creas en Cristo porque si no lo haces, las opciones son tan sombrías que la vida se vuelve intolerable. Pero un filósofo sobrio miraría ese argumento y diría, oye, espera un minuto, como Nietzsche lo hizo; ese es el problema, estamos convencidos de que la vida no tiene sentido. No vivimos como Alicia en el país de las maravillas, donde simplemente podemos proyectar nuestros deseos y decir que la realidad es como nos gustaría que fuera. Vamos a creer en la resurrección porque si no creyéramos en la resurrección la vida sería intolerable.

Señoras y señores, Pablo nos muestra la severidad de la alternativa de la resurrección de Cristo, pero no basa su caso en eso. Él no nos dice, «cree que Cristo resucitó de los muertos porque si no crees, la vida es intolerable». Eso no es lo que él argumenta. Escucha lo que dice. Él dice al principio: «Ahora os hago saber, hermanos, el evangelio que os prediqué, el cual también recibisteis, en el cual también estáis firmes». Él dijo: «Porque yo os entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras: que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras». Para un judío, esa frase, «según las Escrituras», significaba mucho. Porque si podían demostrar que esto era algo que los libros antiguos predijeron, para la mayoría de esas personas eso resolvía el problema ya que tenían mucha confianza en la precisión trascendente de la escritura sagrada.

Pablo podría haber terminado el argumento allí mismo con el judío: que esto estaba de acuerdo con las Escrituras. Pero se traslada del terreno de lo bíblico a lo empírico y dice que Él se le apareció a Pedro y luego a los doce; y después de eso, se apareció a no más de 500 … de los hermanos al mismo tiempo, a más de 500 de los hermanos al mismo tiempo, la mayoría de los cuales todavía viven, sé sus nombres y direcciones; vayan y compruébenlo, «la mayoría de los cuales viven aún, pero algunos ya duermen; después se apareció a Jacobo, luego a todos los apóstoles, y al último de todos, como uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí». No te escribo sobre especulaciones abstractas. Te estoy hablando de una resurrección que 500 personas presenciaron más de una vez. Y damas y caballeros, yo lo vi. Este es el testimonio universal de los escritores del Nuevo Testamento.

Los otros apóstoles dicen: ‘no les declaramos fábulas ingeniosamente inventadas, sino que les declaramos lo que hemos visto con nuestros ojos y escuchado con nuestros oídos’. Y lo que cada uno de los discípulos vio, palpó, escuchó y dio su vida era por la victoria de un Hombre sobre la muerte, la cual el Nuevo Testamento declara que no fue un incidente aislado, sino que esto fue el pago inicial por la raza humana, que este es el primogénito de muchos hermanos, que esto representa una victoria cósmica sobre el enemigo supremo de nuestra humanidad. De modo que la conclusión a la que llega el apóstol en el capítulo 15 es fantástica. Él dice: «Por tanto», y usted sabe lo que esa palabra ‘por tanto’ indica, que se acerca una conclusión. «Por lo tanto, mis amados hermanos, estad firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano». Es la resurrección de Cristo y lo que esto significa es que ninguna cantidad de sufrimiento, ninguna cantidad de dolor, ninguna cantidad de tristeza, ninguna cantidad de soledad, ninguna cantidad de aparente desesperanza puede ser el fin, porque Cristo ha resucitado. Entonces mi sufrimiento no es en vano. [pausa larga]

Una de las preguntas de concurso que escuchamos con frecuencia es la pregunta: «¿Cuál es el versículo más corto de la Biblia?» Estoy seguro de que algunos saben que la respuesta a esa pregunta está en el Evangelio de Juan. El versículo que es el versículo más corto de la Biblia es un versículo que solo tiene dos palabras: «Jesús lloró». Ahora la pregunta que tengo es esta. ¿Cuál fue la circunstancia que provocó el llanto de Jesús? ¿Por qué dice la Biblia que Jesús lloró? Si miras ese texto en el Nuevo Testamento, verás que la razón de las lágrimas de Jesús fue la muerte de su querido amigo Lázaro. Fue cuando Jesús regresó a Betania y llegó a la casa de María y Marta, las hermanas de Lázaro. Jesús supo del fallecimiento de su hermano. Ustedes recuerdan cómo las hermanas estaban tan angustiadas y molestas y que se acercaron a Jesús y le dijeron: ‘si hubieras llegado antes, podrías haber evitado esto’. Y luego Jesús continúa con esta maravillosa enseñanza sobre la resurrección diciendo: «Yo soy la resurrección y la vida». Y luego procede a caminar y va a resucitar a Lázaro de la muerte.

Ahora, dada la visión de Jesús de la vida después de la muerte, dado el poder de Jesús sobre la muerte en todo su espíritu de triunfo, ¿cómo entendemos el hecho de que Él realmente pudo llorar por la muerte de Lázaro? Cito ese pasaje por una razón. Una de las cosas que me aflige en la comunidad cristiana es que, de alguna manera, esta idea se ha infiltrado, de que está mal que los cristianos lloren; que está mal que los cristianos se duelan. Y que cuando vamos a un funeral cristiano deberíamos ver a las personas que están allí, que acaban de perder a un ser querido regocijándose, sonriendo y celebrando la gloria de Dios porque su hijo, su esposo o su esposa ahora simplemente han pasado a la gloria; y, ¿no es algo maravilloso salir de este mundo e ir al cielo? Bueno, sí, es maravilloso salir de este mundo e ir al cielo. Pero cuando Jesús fue al funeral de Lázaro lloró, porque se adentró en el dolor de una situación que viene de la separación. Sí, puedo alegrarme de que mis seres queridos hayan ido a un lugar mejor y a una situación mejor de la que disfrutaron en este mundo. Pero aún así, yo, y aquellos que quedan atrás, tenemos que enfrentar la enorme carga de vivir sin la presencia aquí de alguien a quien amamos. Y esa es una ocasión para el dolor. Esa es una ocasión para el luto.

Tenemos que aprender a llorar y permitir que las personas expresen su dolor. Simplemente no es saludable fingir que no tenemos dolor cuando, de hecho, el dolor está carcomiendo nuestra alma. A veces creo que nos confundimos acerca de varias emociones. Si observan detenidamente el Nuevo Testamento, verán que hay ciertas emociones que tenemos la capacidad de expresar, pero vemos la desaprobación de Dios, Dios no las mira con agrado. Por ejemplo: la amargura es una emoción destructiva. La autocompasión es una emoción destructiva. Podemos dañar nuestras almas y nuestras personalidades si nos rendimos a la amargura o la autocompasión. Ahora, tanto la amargura como la autocompasión a menudo están estrechamente relacionadas con el dolor. Pero el dolor real, el luto real, el llanto y la expresión de un profundo dolor por la pérdida de algo que apreciamos es perfectamente legítimo.

No hay nada en la Palabra de Dios que desapruebe la expresión de duelo o dolor. Solo cuando ese dolor se convierte en amargura o lo alimentamos hasta tal punto que se convierte en oportunidad para la autocompasión, nuestro proceso de dolor se vuelve destructivo. Pero el dolor en sí no es malo. El luto en sí no es malo. Y por eso les digo que, si experimentan la pérdida de un ser querido, no se avergüencen de llorar. No se avergüencen de ir a la casa de luto. Y me gustaría dejarte con esta instrucción. Quisiera que, si están en un grupo, se sienten y hablen entre ustedes y abran sus corazones al respecto. ¿Has pasado por situaciones en las que has sentido que no te permitían llorar, que no te permitían estar de luto? Hazte esta pregunta. ¿Cómo te sientes cuando están otras personas en una situación de duelo? ¿Quieres que se contengan o quieres que se expresen? ¿Qué esperas de ellos y por qué? Y luego, pongan las respuestas juntas, si pueden con un análisis a la luz de la enseñanza bíblica sobre el luto y el dolor.